Capítulo 17

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—Sabes Blaise, creo que yo me voy a quedar un poco más —sonrió divertido Zato.

Ambos estaban viajando en autobús, hacia el asentamiento. Y al parecer, no llegarían a horario como les habían dicho.

—¿Un poco más de tiempo? ¿A dónde?

—Aquí, volveré a la isla en un mes.

—Sabes que debemos volver en una semana.

—No, tú debes volver en una semana, porque recién has salido. Pero yo que ya llevo tiempo afuera, tengo permitido quedarme más tiempo fuera de la isla.

—¿Y por qué quieres quedarte aquí?

—Me gustó Fleur, ella es tan cálida, y graciosa.

—Zato, la conociste hoy.

—¿Y qué con eso? Yo sólo quiero divertirme un rato, y ella también. Nadie busca nada serio.

—¿Y Nubkia?

—¿Qué pasa con ella?

—¿Ya no te interesa?

—Nubkia sabe bien que yo no buscaba nada serio.

—Pero ella fue ingenua, y sabes que siente algo por ti.

—No es culpa mía. Yo fui claro y ella estuvo de acuerdo.

—No será buena idea —le advirtió Blaise—. Ni siquiera conoces a esta mujer, y recuerda que es humana.

***

—¡Fleur! Has quedado como una ofrecida ¿Cómo se te ocurre decirle que vaya a tu departamento?

—¿Pero que tiene de malo? Ambos somos adultos, y... Y bueno, es innegable que existe cierta atracción entre nosotros.

—Que no lo conoces, tonta. Hoy lo conociste, hace un par de horas, y ya quieres llevártelo a la cama.

—No pienso en eso, sólo qué quizás no vuelva a verlo, Cori. ¿Tienes idea idea de cuánto tiempo se quedarán aquí? Una semana.

—¿Sólo una semanas?

—Ajá, y dudo mucho que vuelva a conocer a un Kanatita como él, tan agradable. ¿Además viste su sonrisa? ¡Es hermosa! —exclamó con ensoñación, echándose hacia atrás en el puff de oso*—. Ya quiero que me tome de las caderas y me la-

—¡Fleur! —chilló, haciéndola reír.

—Pero es verdad, ya quiero hacerlo con él ¿Tú estuviste con Blaise?

—N-No.

—¿Por qué?

—Porque tuve miedo... Ellos son grandes en todo sentido.

—Oh Dios —chilló la pelirroja, cubriéndose el rostro—. ¡Ya quiero hacerlo con Zato!

—Ya basta, Fleur —le dijo golpeándola con una almohada—. Pareces una maldita perra en celo.

—¿Crees que si le aullo le excite? No, no lo creo, es como un felino —pronunció pensativa—. ¿Y viste sus orejitas? ¡Morí de amor!

—Son tiernas.

—¿Verdad que sí? Y super suavecitas.

—Fleur, yo... Sólo no quiero que te ilusiones con él —le dijo en un tono incómodo.

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora