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Recibía una llamada de la señora Kwan; madre. La relación no era muy buena con ella, puede que hablaba o no hablaba de ella o simplemente pensar que se olvidó de su hija o llegaba a pensar aveces que estaba muerta. No argumentaba del tema, podría decirle a cualquiera qué no te tenía familiares, estaba mintiendo, tenía familiares. Era extraño ver su llamaba. Con problemas o no pasados aún así la amaba y le contesté la llamada;

-¿Dime? -respondí aún así con tono de molestia, todas aquellas discusiones no se podían olvidar tan fácil, tanto que me protegían, sí ambos, padre y madre.

-Hija. -se escuchaba su voz temblorosa.

-Sin rodeos diga. -le dije así no más.

-Necesito tú ayuda.

Adivinaría, y quise decir; -¿Dejaste vencer la renta de la casa donde estás viviendo?

-Exscto. Lo siento mucho, tan pronto consiga dinero me voy de tú casa. Si no es molestia.

Suspiré y miré los alrededores de la casa, estaba en el balcón. Eche una mirada a la recidencia del vecino, ningún signo de vida a las cuatro y media de la mañana. Estaba despierta a esa hora por algunas razones, no quería dormir, no tenía sueño. -¿Por qué llamas a está hora? Podías esperar a más tarde.

-A las siete me sacan.

-Tampoco tengo tanto dinero para buscarte o algo así. Juck me ayuda con los gastos, es mí mejor amigo.

-No te preocupes, ayudaré en la casa, haré de todo. Pero, no quiero quedarme en la calle.

-Te espero. -colgué la llamada suspirando. Comenzaba a hacer frío, tome más de la taza de chocolate. Inmí estaba echada en el balcón durmiendo profundamente. Comencé a ver el amanecer.

[. . .]

Dentro de la casa recibí a Kwan. Agradecí que Juck se había retirado ese día con sus amigos. Ella veía toda la casa con detenimiento después de dejar sus cosas -recalcar que no era como las señoras que andaban con la casa encima, ella tenía pocas cosas- agradeciendo que eran pocas.

-Quiero que hagamos las pases. Que estemos bien. Que no discutamos.

Suspiré dándole un poco de limonada -qué preparo Taehyung, la que arregló de azúcar, limón y agua- miré como tomaba de la bebida.

-Está bien. Pero tienes que saber que no trabajo y hay gastos. -miré su expresión al tragar. No podía decirle que me dedicaba a redactar historias eróticas o algo así, a ella nunca le gusto que hiciera y pensará en esas cosas. -¿Muy buena la limonada?

Suspiró; -Está muy buena. Antes le añadias demasiada azúcar, ya no. -sonríe leve. -Quiero cambiar.

-Cambia por tú bien, no por el mío.

-Trabajo en ello. Y dime, ¿alguna pareja actualmente?

-No.

-¿Enamorado?

-¿Por qué preguntas tanto?

-Es obvio, quiero hacer las pases contigo. ¿Por qué eres así de altanera?

Suspiré dejándome caer levemente en el sillón de cuero. -Soy así y es por algo.

-Pero soy tu madre.

Mr. Rᥲmᥱ́ | KTH [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora