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—¡Mirá demonio! No deberíamos molestar a ese señor.

—Esa palabra.. Ese señor tiene unos lujos y unos billetes.

—¿Y? —pregunte frunciendo el ceño. Hacía un frío leve en el balcón en la noche oscura, para nosotros no era oscura, para aquél vecino sí.

—Quiero algo Gucci de ahí. —mi mejor amigo decía en voz baja observando la mansión.

—Te recomendó no ir ahí. Ese señor es muy extraño. —era verdad.

—¿Lo has espiado? —obvio, ese señor es guapo, pero le mentí.

—No, no haría algo cómo eso. Además.. —sonreí molesta por la interrupción.

—Dejame terminar tu frase; “No quiero ninguna relación. Todos son iguales. Todos quieren satisfacerse.” —me observa detenidamente. —Atentamente la solterona. —dijo Juck rodeando sus ojos tan exageradamente.

Mí mejor amigo era uno de los mejores amigos que podían existir, me entendía, me apoyaba y podría contar con él para todo y todo el tiempo posible.

(•••)

Trabajaba desde casa, pensaba en las próximas páginas que escribiría de la novela, era mí proyecto nuevo.

—Agarrala bien. —Juck me extiende la taza con chocolate caliente. Una noche más estaría conmigo. Es que vivía conmigo.

—Gracias. —le agradecí con una sonrisa.

—No agradezcas. ¿Qué tienes hasta ahora escrito? —me pregunta con su sonrisa preciosa.

—Escribo, ósea analizó la parte en donde se narra, se describe el cuerpo del hombre. Por ejemplo; narro cómo eran sus manos y piernas. —le explique haciendo unos movimientos con las manos. —Recuerda, el hombre es muy dotado. Tiene un muy buen cuerpo. Tengo que saberlo describir muy bien. —suspiré.

—¡Hmg ya! —sonrié nuevamente. —¿Has comido? —suspira.

—Aún nada de hambre. —sonreí levemente.

—Debes comer. No dejes que.. —es interrumpido por un olor a hierbas. —Pero que asco, maldita sea. La pasada madrugada fue lo mismo pero como a la una de la madrugada. —dice Juck haciendo una mueca de asco.

—¿Quién anda drogándose? —guardé los materiales del proyecto y reí leve.

Directamente fuimos al balcón, no se veía nada extraño. Solo ese olor. Podía venir de cualquier lugar, cómo también podía ser de brujerias.

—¿No será ese señor de al lado? —señalo Juck.

—¡Mirá no señales, nos puede ver! —dije exaltada. —Descartemos eso, él no puede ser drogadicto, nah. —dije segura.

—Necesito saber de dónde proviene ese maldito olor.

—¡¿A dónde demonios vas?! —le seguí hasta la puerta.

—¿A donde tú crees? —sonrié malicioso con esa sonrisa preciosa. Era todo un chico encantador.

Juck salió por la puerta. No me permitió decir o preguntar algo más. Rápidamente la puerta se cerró por completo. Corrí por la sala pegandome en el dedo del pie, el pequeñito. Maldecía y maldecía en voz baja.

—Maldita seas.. —maldije en voz baja. Fuí al balcón, miré y Juck estaba tocando la puerta, o el timbre tal vez.., del señor extraño.

Continúe mirando, él había salido y se había rescostado del marco de la puerta. Le prestaba atención a mi mejor amigo. Hasta qué se había cruzado de brazos y posó una mirada profunda, nunca sonreía al parecer. Un semblante duro, daba miedo.

Mr. Rᥲmᥱ́ | KTH [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora