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—¿Que no es malo? Mamá es la peor noticia del mundo, no quiero que me dejes sola y mucho menos en un país extranjero.

—Patricia, cálmate hija. No vas a estar sola, tus primos y tíos estarán aquí.

—Lo sé pero, no es lo mismo. Ya me dolió dejar a mis amigos y familia y ahora ¿a ti?

—Sabes que debo arreglar estos trámites. Debo vender la casa de allá, mi trabajo, serán solo unos meses. Lo prometo.

Pensé detenidamente lo que me estaba diciendo mi madre. Tendría que pasar aproximadamente cinco meses sin ella en un país extranjero, mientras ella terminaba trámites en Venezuela.

No quería que se fuera pero era algo necesario.

—Esta bien, estoy de acuerdo con que te vayas. Solo promete que me llamarás cada mañana y me dirás que todo está bien ¿si?

—Si mi niña, todo va a estar bien. Vamos a volvernos a ver no te pasará nada malo.

—Se que a mí no, pero ¿Que hay de ti?

Río levemente —Estaremos en contacto.

—¿Cuando te irás de regreso?

—En dos días, quería traerte y asegurarme de que llegarás bien. Además de que te quiero acompañar a la inscripción universitaria.

—Okey, iré a darme una ducha.

—Patricia.

Me giré para darle mi completa atención a mi madre —¿Si?

—¿Le mostraste tus tatuajes a tus primos?

—No, ya quiero ver sus reacciones.

—Cuidado con decirles que te los hiciste sin permiso, sabes que confías en mí.

—Si mamá.

Fuí al baño y empecé a desvestirme, amarré mi cabello ya que no veía necesario lavarlo y me introduje a la ducha con todo mi cuerpo desnudo.

Lavé mi espalda rostro y piernas, además de mis partes íntimas tales como mi entrepierna y mis pechos.

Luego de eso salí del baño con una toalla y fuí a la habitación donde me vestí con una camiseta negra con imágenes subliminadas en ella.

Me solté el cabello y bajé las escaleras descalza.

Mientras iba terminando mi recorrido de las escaleras mi primo menor se me quedó mirando.

—¿Es real?— Dijo sin ningún tipo de acento.

—Si, es muy real— Dije agachándome quedando a su altura. —¿Oye, porque tu hermano tiene el acento más marcado que tú?

—Trata de no hablar español para impresionar a las americanas.

—Que tonto.

—¿Si verdad?— Asentí —Oye ¿Te dolieron los tatuajes?

—Pues es cuestión de aguantar, ya que éste— Señalé mi tatuaje de Moana —dolió más por el gran contraste de colores, mientras que éste— Señalé el tatuaje de Mulan —dolió menos ya que no tiene casi colores.

—A okey. Deberíamos ir a cenar.

—Vamos.

Bajamos las escaleras mientras charlabamos y nos burlabamos de mi primo.

Llegamos a la cocina y mis tíos y primo se me quedaron viendo.

—¿Cuando te hiciste eso?— Preguntó mi primo mayor tocando como un niño pequeño.

—Deja de tocar— Le pegué en el dorso de su mano.

—¿Tia, le diste permiso para eso?— Dijo dirigiéndose a mi madre.

—Si José, yo confío en ella y ella en mi.

—Papá...

—Ni lo pienses, te harás un tatuaje cuando cumplas veinticinco años, lo pagues tú mismo y vivas solo.

Empecé a reír debido al puchero que armaba José a consecuencia del regaño que recibió por parte de su padre.

—¿Que cenaremos?— Pregunté sentándome en las sillas que habían alrededor de la isla.

—Ya que vino más familia criolla...— Se dió la vuelta para buscar la cena que estaba tapada con un pequeño trapo. —Hice arepas rellenas con aguacate y mantequilla.

Salté de felicidad tenía hambre y ahora comería algo delicioso.

—Dame, quiero dos— Dije haciéndole señas a mi tío, quién me observó sorprendido.

—Si ella come como hombre— Dijo mi madre debido a la expresión de sorpresa de mis primos.

—Hago ejercicio, necesito grasa para poder quemarla— Dije empezando a comer mis hermosas arepas.

—Bien, espero te cuides mientras no estoy.

—Siempre sana nunca insana.

Mi madre me observó de una forma como si fuera dicho un mal chiste. Luego empezamos a comer.

Yo estaba simplemente deleitada con la deliciosa combinación entre el aguacate y la mantequilla junto con lo crujiente pero suave de la arepa.

Después de comer me ofrecí a fregar los platos.

Ya estaba terminando cuando mi primo mayor colocó su plato, vaso, cubierto y una taza.

—¿Me estás jodiendo?— Le dije mirándolo con cara de culo.

—Te toca lavar los trastes, lávalos.

Asentí desafiante —Cuando te toque fregar yo voy a cocinar, para que así friegues toda la vajilla incluidas las ollas.

El solo se encogió de hombros y subió a su habitación.

A regañadientes lave los últimos corotos que mi primo dejó en el lavaplatos.

Me sequé las manos y subí a mi habitación. Mi madre estaba en una aparte. Y me tumbé a la cama, ya se habían hecho la una de la mañana.

Me decidí por ir a dormir ya que mañana quería ir a hacer algo de ejercicio, a trotar por el vecindario y esas cosas. Además de ver un poco de California.

Estaba en mi cama, debajo de las sábanas con mi celular para responder algunos mensajes para luego irme a dormir.

Respondí varios mensajes de mis amigos, amigas y claramente los mensajes de desesperación de Fernando a causa del gris que le tenía aplicado.

Bloqueé mi celular, me acomodé en mi puesto y empecé a cerrar mis ojos y en eso mi celular vibró.

Coño pana uno no puede dormir tranquilo.

Vi en la pantalla de inicio de quién provenía el mensaje.

¿Alejandro? Si tú jura que te voy a responder después de que no me despidiras.

Volví a bloquear mi celular y volví a cerrar mis ojos para esta vez sí quedar dormida.

««««««»»»»»»
Se lo que se deben de estar preguntando ¿Y el chon pa cuando?

Ahora hagan sus suposiciones ¿Quién creen que es Alejandro? Para mí es el ladilloso compañero de clase :)) el que YO tengo bro.

Comenten mucho amo sus comentarios ;)

Si habían palabras que no entendieron comentenlas y se las aclaro :)

Disculpen los errores los editaré luego

Los amo!!

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She [SM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora