- ¡Llegaron! - Se escuchaba el grito de la menor de las hermanas al ver a su padre junto a las tropas llegar a su hogar.
El cansancio se reflejaba en sus ojos, perdieron la cuenta de cuantas batallas habían peleado ya, todo por defender a su rey, al reino. Su esposa lo miraba con ojos de angustia y alivio, pues su esposo se veía decaído pero había llegado a salvo.
Su familia había sido la milicia especial del rey, personas capaces con cualidades fuertes, se decía que la familia Dal eran los humanos más fuertes de su reino y eran respetados por ello.
Su alteza era consciente que ellos necesitaban entrenar sus habilidades, por ende, los Dal tenían sus hogares a las afueras del reino, con el suficiente espacio para reclutar a más jóvenes y enseñarles el arte de la batalla.
Las mujeres de la familia eran las encargadas de alimentar a los soldados y los hombres en ser los maestros de la milicia, era el supuesto orden que debían seguir.
Dal Bam cabalgaba con su frente en alto, recorriendo su hogar hasta llegar al cuartel principal en el cual lo esperaban sus tres hijas y su esposa, así es, el general de las tropas solo había engendrado mujeres, esto era un gran problema para su rey, era bien sabido que el cargo de la milicia era pasado al varón, pero... ¿Qué pasaba si solo tenía mujeres?
Bam sabía que había decepcionado a su rey, pero no lo era para él, pues amaba a sus hijas y la mayor de ellas era fuerte, con los pies en la tierra, al ver la preocupación del rey y la de su hogar por no tener un heredero, tomo la decisión de ser tan fuerte como un hombre, era normal ver a la hija mayor de los Dal vistiendo ropa de hombre o la ropa de la milicia, al igual que los demás soldados, ella también entrenaba para convertirse en una gran guerrera, quería ser el orgullo de su honorable padre.
Por supuesto, esto no era del agrado para mucho, una mujer no puede ser más fuerte que los hombres, era un pensamiento que los irritaba el cual ella ignoraba con éxito, tenía su meta fija y nadie iba a quitársela.
- Bienvenido Padre - Se escuchó la voz firme y solo un poco gruesa de Star, la mayor de sus hijas.
- Hola Star - Devolvió el saludo bajando de su caballo y yendo a abrazar a cada una de sus hijas menores, su esposa y de último a Star.
¿Por qué un nombre así para una de sus hijas?
Se acuerda cuando era un joven guerrero, la pelea que había tenido ese día ha sido la peor de todas, la sangre, el sudor, el cansancio, las muchas personas que murieron ese día, ¿Cómo olvidarlo? Solo quedaron cuatro de ellos en el campo de batalla y el resto había muerto, tanto sus enemigos como aliados, pero esa batalla fue lo que le permitió expandir el reino y ser el más grande y fuertes de todos.
¿Cómo sobrevivieron? ¿Qué tan fuerte fue la pelea que sobrevivieron unos pocos? La luna y las estrellas fueron sus aliados, su familia estaba acostumbrada a ver a través de la noche gracias a ellas.
El rey Gidae era un guerrero, él vino con su ejército a conquistar el reino que Bam protegía, la batalla se dio en las afueras del reino, entre árboles gigantes, lo recuerda bien, como solo se escuchaba los gritos de los hombres y el choque de espadas, siendo él parte de ello.
No entendía como, pero un viento infernal se sintió en el lugar, está clase de clima nunca se había visto, cubrió su cara para evitar que tal viento lo lastimara, cerro sus ojos y logro escuchar a alguien cantar, ¿Quien en su sano juicio canta en la guerra?
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Primer Libro - SWFS - Reencarnación
Fanfiction- Es un peligro para la civilización, debemos mantenerlos controlados, mi rey - Decía el consejero a su majestad, sabía que tenía toda la razón, pero le resultaba increíble que cuatro personas, mejor dicho, cuatro mujeres generan tanto miedo. Ellas...