Todoroki siente una calidez recorrerlo, sabe que es poco probable que se deba a su quirk, o al chocolate caliente que Mina se encargó de entregarle a todos.
Y está seguro de que nadie le mira, al menos no de manera directa, aunque puede afirmar que siente las miradas de los demás sobre él.
O sobre ellos.
Bakugo está inclinado sobre su hombro izquierdo, es suave pero firme. Y Todoroki siente que su posición estaría mejor si pudiera girarse un poquito, de modo que la cabeza llena de hebras rubias se acomode sobre su pecho, donde sus brazos puedan rodearlo.
Están los amigos de Bakugo ahí, desde Kirishima que se encarga de sostener al tembloroso Kaminari, porque Sero ha decidido contar historias de terror que nadie le pidió, Mina se apoltronó sobre un tronco y parece disfrutar de la desgracia de Denki. Y Midoriya está del otro lado de Bakugo, con su atención puesta en el narrador.
Es una acampada improvisada en un sábado demasiado frío. El cielo es un manto negruzco perforado por puntitos blancos. La idea principal fue de Kirishima, que deseaba ver una lluvia de estrellas. Así que movidos por su extraña amistad están todos ahí reunidos, con las casas de campaña montadas, una fogata al centro y bombones con chocolate caliente.
Es casi como una experiencia normal. O eso cree Todoroki, tampoco es como que él sepa demasiado sobre salidas con amigos, hacer locuras como coger sus cosas una mañana y juntarse en las orillas de la ciudad por la tarde. Por supuesto, el reducido grupo de personas que Todoroki considera como sus amigos se límita a Midoriya, Yaomomo e Iida. Sobretodo Midoriya. Pero ellos no hacen esa clase de locuras, las escasas veces en que ha salido — de manera clandestina — en la noche con ellos ha terminado siendo perseguido por villanos potencialmente letales; fungiendo como escolta para el Bello Durmiente que tiene en su hombro o rescatando a ese chico que no pudo proteger.
Quizás también tenga que ver con su maldición de ser un hand crusher.
Para variar, estar reunido con sus compañeros y con Bakugo le hace feliz.
—Tenemos que despertar a Katsubro.
—Pues si eso quieres, despiértalo tú.
—Quizás debimos darle café en lugar de chocolate.
—A Kacchan no le gusta el café, le hace daño.
—¿Cómo puede estar dormido si es tan temprano?
—Es porque usualmente Kacchan tiene un horario para dormir.
Todoroki presta atención a medias a la conversación. Teme que al moverse el rubio despierte y se aleje, ni siquiera sabe como terminó sobre él, pero no piensa desaprovechar la oportunidad de estar junto al blondo.
Sin embargo se remueve ante el comentario de Midoriya. Sabe que ambos chicos son amigos de la infancia, que tuvieron opiniones encontradas y que tenían cierta tensión que resolvieron mediante los golpes. De modo que en el momento dorado de su amistad con Bakugo no tomaba cafeína. Ese detalle tiene que ser algo que el pecoso descubrió recientemente.
Es algo que él no habría podido descubrir únicamente con su escasa convivencia.
Y la molestia cobra fuerza dentro de él.
Sin embargo Bakugo busca su calor y se acomoda sobre él. Y por primera vez Todoroki se siente verdaderamente afortunado de tener el quirk de fuego.
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Este al igual que el capitulo pasado están en el presente. Mientras que los primeros solo son pensamientos aleatorios.Gracias por leer, votar y comentar. :D
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Delicado
FanfictionTodoroki no se da cuenta, de hecho Bakugo tampoco lo hace, sin embargo están ahí; juntos. De una manera que no llega a ser íntima, mas han avanzado tanto que, por otra parte, no pueden llamarse simplemente compañeros de clase. -Bakugo es delicado. ...