Todoroki intenta distraer su mente del cuerpo de Bakugo aferrado a él. Sabe que no lo está haciendo con otros propósitos que no incluyan demostrar que es un debilucho. Si Bakugo ha decidido colgarse de la espalda de Todoroki es para recalcar su punto.
Y Todoroki lo sabe. Lo entiende. Sus músculos ardiendo se lo gritan, el mareo que amenaza con tumbarlo se lo recuerda zumbando entre las paredes de su cráneo. El asqueroso sudor que le mancha la playera le dice que esa es la más grande prueba de testosterona que ha hecho en su vida.
Pero cierta parte de su cuerpo no lo entiende. Incluso en su estado agotado su cerebro es capaz de enviar sangre a zonas no útiles en ese momento. Siente los muslos de Bakugo rodeando su cintura. El pecho formado del rubio frotándose contra su espalda sudada y el acto en sí solo hace que llegue más sangre a su abdomen bajo. El aliento es cálido en su cuello. El aroma a caramelo lo envuelve. Bakugo es suave y firme. Quema su presencia y agota su oxígeno.
—Vamos Todoroki-kun, ¡tú puedes!
Le anima Midoriya, Kaminari hace lo propio, llamando la atención de los demás como si no hubieran dejado de hacer sus ejercicios solo para verlos. Kirishima está sentado en el suelo, secándose el sudor con su camiseta. Parece la escultura censurada de algún dios griego. O eso quiere imaginar Todoroki. Lo que sea con tal de distraerse de la sublime presencia de Bakugo.
Todoroki separa ligeramente las piernas y baja. Le tiemblan mientras vuelve a subir a su posición original. Bakugo se ríe, vibra en su espalda y eriza los vellos de su nuca. La risa burlona de Bakugo es ácida, el centro de atención es su rostro, en cambio su risa divertida es estentórea, Todoroki no puede ver su rostro pero no le hace falta, imagina sus orbes rubíes ocultos tras sus párpados y finas arrugas en la comisura de sus ojos.
Bakugo rebota en su espalda. Se la debe estar pasando bomba con su sufrimiento. Kirishima le sonríe al chico en su espalda y toda la molestia que sintió al llegar al gimnasio regresa a él.
Sabe lo que es pero no desea ponerle un nombre al sentimiento. No quiere saber en qué caos se está sumergiendo.
Un caos rubio de motas rubíes. Ardiente. Explosivo. Y tan delicado que contrasta con todo lo demás.
Al final es su orgullo — y tiene que conjurar la imagen de su padre para sacar fuerza de la debilidad — el que hace que logre dar las diez sentadillas.
Pero es todo lo que consigue. Al llegar a la última finalmente siente su cuerpo ceder. Teme caer de espaldas y aplastar a Bakugo, de modo que se inclina hacia el frente con sus rodillas impactando contra el suelo. Cae en el regazo de Kirishima. Y se alegra por los reflejos del blondo quien se encuentra de pie.
—Hombre, eso ha sido muy masculino.
—Invierano eso fue brutal. Tenemos que hacer esto de nuevo.
—Todoroki-kun ¿puedes levantarte?
—Eres un jodido cabrón — dice Bakugo. Se inclina hasta su altura entre las piernas de Kirishima y le palmea el hombro con rudeza.
—Te he ganado.
—Es solo el primer round, bastardo.
Todoroki quiere mirarlo y sonreír. Decirle que puede pelear más batallas y ganar la guerra. Que quiere verse envuelto en él. Pero está tan cansado que simplemente le mira.
—Venga, a las duchas porque eres un asco.
Para su sorpresa es Bakugo quien lo levanta. Midoriya le ayuda a acomodarlo en su espalda. El blondo refunfuña que lo hace porque se lo ha ganado por esta vez y que no espere esa amabilidad de nuevo. A Todoroki no le importa, se acurruca contra Bakugo y suspira.
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Gracias a quienes votan y comentan.P.D no puedo evitar hablar bonito de Kirishima porque es mi tipo ideal aunque mi personaje favorito es Bakugo. ¿Cuál es su favorito?
Actualización antes del jueves.
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Delicado
FanficTodoroki no se da cuenta, de hecho Bakugo tampoco lo hace, sin embargo están ahí; juntos. De una manera que no llega a ser íntima, mas han avanzado tanto que, por otra parte, no pueden llamarse simplemente compañeros de clase. -Bakugo es delicado. ...