Persuasión

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Caminan juntos por los pasillos exteriores que bordean el edificio que funge como dormitorio, lo hacen bajo la luz blanca de los focos, la nieve se acumula en las superficies como un manto frío, e incluso desde la distancia Todoroki es capaz de observar como el rostro de Bakugo no muestra irritación, enfado o desagrado. En cambio escucha lo que su interlocutor le dice, le presta atención y asiente de vez en cuando. No van tomados de la mano mas Bakugo se mantiene presionado contra el hombro de Midoriya. Como si fuesen cómplices. 

Un regusto amargo sube hasta su boca al observarlos. 

Kirishima, que esta junto a él se adelanta prácticamente pegando brinquitos nada varoniles cuando vislumbra al rubio. De los cuatro presentes bajo el cielo nocturno de invierno, el pelirrojo es quien menos parece afectado por las bajas temperaturas, sin embargo se apresura a pasarle un brazo amistosamente por los hombros a Bakugo. El blondo intenta sacudírselo sin mucho entusiasmo, en una silenciosa forma de aceptar el medio abrazo. 

Es algo de lo que Kirishima se enorgullece. Conoce más a este Bakugo de lo que Midoriya lo hace. Y por tanto sabe que la cercanía del blondo hacia el más bajito recae en su propia temperatura. Bakugo odia el frío. De modo que el abrazo de Kirishima se lo proporciona un poquito. 

—¿Qué diablos quieres, cabello de mierda? 

—Bro, planeamos hacer una salida de chicos al cine y solo faltan ustedes de confirmar —Kirishima mira primero a Bakugo y luego a Midoriya, quien repentinamente luce como un conejito frente a un lobo y Kirishima no entiende por qué. 

—¿En serio? ¡¡¡Eso es genial!!! — Midoriya se recompone tan pronto como se aleja un imperceptible paso de Bakugo, como si temiera que su amigo de la infancia fuera a arrojar al pelirrojo en un arranque de mal genio. 

—No sería una salida grupal si no vienes con nosotros, Bakugo.

El aludido finalmente centra su atención en Todoroki, y el mitad albino no puede evitar pensar en la risa que le dedicó hace un par de horas. En lo hermoso que fue el momento. Parece una mentira cuando ahora el rubio tiene a otros dos a su lado y a él lo mira con indiferencia. Es casi hiriente. 

—¿Crees que vas a estar entero mañana una vez que acabe contigo en el entrenamiento? 

—Soy capaz de manejar ambas situaciones, a diferencia tuya.

Tanto Midoriya como Kirishima miran atónitos a Todoroki, ¿se está burlando de Bakugo? Ninguno de los dos entiende cómo es que Todoroki le ha contestado de esa forma — tampoco entienden de qué entrenamiento hablan —, se imaginan lo peor. Que Bakugo le gritará (porque no puede explotarlo con ese frío) y los mandará al diablo a todos. 

—¿Seguro, mitad-mitad? Eso habrá que verlo. 

Y Todoroki intuye en esa sonrisa torcida, que va más con sus muecas usuales y su mal humor, que le espera un día de dolor y golpes auspiciados por Bakugo. No es que sea masoquista pero no le parece tan malo el panorama — la palabra clave es tan—. 

—¿Entonces, vendrás con nosotros? — insiste Kirishima.

—No me cuenten para sus estupideces. 

Bakugo se aleja finalmente de Kirishima, es detenido por Todoroki que se planta frente a él, sin embargo es el pelirrojo quien nuevamente se gana la atención del rubio. 

—Nuestra amistad no es una estupidez, Bro.

La expresión afable y jovial de Kirishima se desvanece, sus orbes se clavan primero en la cara de Bakugo y luego bajan al suelo, sin su característica sonrisa. Su cara se vuelve la representación gráfica de la tristeza. El desconsuelo. Patea la nieve que se va acumulando en el corredor y retrocede con su expresión herida de la dureza de las palabras de Bakugo. 

Midoriya mira de hito en hito a todos y finalmente hace el amago de acercarse para consolar al taheño. 

Bakugo se queda en su sitio, no obstante su rostro ha pasado al enfado y Todoroki, que siempre lo observa, se pregunta si el enfado es hacia Kirishima o hacia él mismo. 

—Mañana a las cuatro de la tarde, idiota — Bakugo no luce arrepentido, aunque sus ojos y su voz se han suavizado al hablarle a Kirishima —. Y tú, bastardo mitad-mitad, a las ocho. Deku, tú y yo a las nueve. 

El blondo se aleja sabiendo que el pelirrojo irá tras de él. Y en efecto así sucede, lo que Bakugo no ve es la gran sonrisa de triunfo que Kirishima les dedica únicamente a Midoriya y Todoroki. 

—¿Kirishima acaba de persuadir a Kacchan? 

Todoroki no responde, demasiado ensimismado en la técnica que utilizó Kirishima para hacer que Bakugo hiciera lo que deseaba. Se pregunta si debería intentarlo o sentir celos. 

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Hola a las nuevas lectoras, creo que va creciendo esto. :D

Dudas, quejas, sugerencias las leo.

Próxima actualización antes del sábado. 

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