Manchitas

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Lo cierto es que Todoroki fue incapaz de prestar atención a la película elegida por el grupo, a su historia de amor entre un ladrón con una lámpara mágica y una princesa.

No sabe qué clase de penitencia está cumpliendo, y no está del todo seguro de si es una penitencia para empezar.

Por razones que escapaban de su entendimiento término sentado del lado derecho de Bakugo, a la izquierda del blondo terminaban los asientos. De modo que eran ellos dos en una esquina oscura... Y el resto de sus compañeros acomodados en hilera a la derecha de Todoroki.

Con un bote de palomitas y cada uno con sus refrescos esperaron en silencio a que la película terminase. Al menos Todoroki puesto que Bakugo a media función se había apoltronado en su asiento como un gato y se había puesto a dormir.

—Esto es una mierda.

Balbuceó el blondo antes de dormirse recargado en Todoroki. Y él había tenido que hacer un esfuerzo titánico por no dejarse llevar por sus emociones y congelar media sala del cine.

De cualquier forma, el acto de Bakugo no borraba que había asistido únicamente porque Kirishima se lo pidió. Incluso cuando él parecía no disfrutar en absoluto del filme. Lo hacía por Kirishima. Para borrar su gesto abatido.

Todoroki solo podía sentir celos hacia esa relación.

Bakugo no era así de amable ni siquiera con Midoriya. Claro, amable en términos Katsukianos.

Después de la función pasearon entre las tiendas buscando postres y té para compartir con las chicas, todo a petición de Iida. Momento en que fue desplazado por la presencia de Kirishima, Kaminari y Sero. Aquel trío tenía el privilegio de molestar al blondo y recibir un par de insultos que no buscaban realmente ofenderlos o herirlos.

Y al regresar a casa fue eclipsado por Midoriya. A quien Bakugo pidió expresamente se sentara junto a él. El pequeño pecoso acató la orden sin su timidez de antaño, disfrutando de una secreta y renovada camaradería.

Al final eso contribuyó a su falta de concentración y a que Bakugo barriera el piso con él.

Recibió tantos derribes que comenzaba a creer que el suelo de madera no era tan duro. Que era hasta cómodo como para quedarse ahí tirado mientras Bakugo le gritaba que se pusiera en pie.

Tras una hora de entrenamiento en la que Bakugo puso de manifiesto una vez más que pese a sus buenos reflejos su cuerpo no era lo suficientemente ágil para obedecerlo.

—Creo recordar que habías dicho que podías manejar más de una situación, mitad-mitad.

Bakugo se encontraba sentado a medio metro de Todoroki. Con las piernas extendidas, enfundadas en un pantalón de chándal negro, ignorando el frío del exterior portaba una musculosa del mismo color que se le pegaba en los pectorales e insinuaba de manera sugerente sus abdominales. Todoroki lo miraba de reojo, apenas reincorporándose para sentarse. Sus ojos fijos en las pecas adorables del blondo.

—Haz sido más duro hoy porque querías hacer que me arrepintiera de mis palabras.

—Correcto, mitad-mitad.

—¿Podrías dejar de llamarme así?

—No. Es lo que eres.

—Tengo un nombre. Podrías demostrar que puedes aprenderlo, por algo estás en el top tres de calificaciones del grupo. No es muy difícil, Todoroki Shoto.

Bakugo pateó a Todoroki ante su burla y volvió a negar.

—Si te empeñas en negarte a decir mi nombre, tendré que ponerte un apodo.

—Inténtalo bastardo. Nadie puede ponerme un puto apodo.

—Excepto Midoriya.

—Deku es... La puta excepción. Las cosas con ese nerd son diferentes.

—No veo la diferencia — entonces Todoroki, movido por la adrenalina y el cansancio del entrenamiento se había acercado a Bakugo lo suficiente para tocar con la punta de sus dedos la piel que los tirantes de la musculosa no cubría, justo en las pecas que el blondo ocultaba —. Manchitas.

Como casi siempre, Bakugo demostró tener un punto válido: sus reflejos eran buenos pero su cuerpo no tanto.

Y quedó demostrado cuando el blondo lo explotó tan rápido que fue incapaz de defenderse con su quirk de hielo.

Lo último que recuerda es la voz de Bakugo gritando improperios mientras se alejaba.

Si sus reflejos fuesen más que buenos habría podido ver el sonrojo que cubrió las mejillas del rubio ante el mote.

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Disculpen la tardanza, no tengo internet desde la semana pasada.

El apodo surgió tras leer un comentario en el capítulo donde Todoroki ve por primera vez las pecas de Bakugo.

Gracias a quienes leen, votan y comentan.

Próxima actualización espero que antes del domingo.

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