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El viaje de vuelta estaba siendo más normal de lo que me esperaba. Después de ducharse volvió a convertirse en el mismo Dani de siempre. Su despertar fue muy ameno porque, según él, no presentaba síntomas de resaca.

Me ofrecí a llevar el coche pero cualquiera, que no fuera él, cogía su nuevo seat rojo; así que,siendo muy cabezota, se convirtió de nuevo en el conductor.

—¿Qué ocurre con tu trabajo?—pregunte.

Dani trabajaba en un instituto. Después de terminar la carrera decidió entrar en unas oposiciones para ser profesor de instituto e impartir matemáticas. Le fue muy fácil teniendo en cuenta que su tío paterno era director del centro y tenía enchufe, solo tenía que aprobar las oposiciones para estar dentro.

—He llamado para decir que estaba malo y me era imposible ir—me miró rápidamente sabiendo que le iba a poner mala cara—se que es mentira, no me mates, pero no iba a llegar de ninguna de las maneras y por una mentira piadosa tampoco ocurre nada ¿no?

Me mostró una sonrisa tierna y sonreí con él sin saber el motivo, lo cierto era que tenía razón y ya nada podía remediar perderse el día de trabajo.

—¿Y tú? Creo recordar que tenías que entregar un artículo ¿no?.

Me sentí demasiado bien al saber que se acordaba de ese tipo de cosas, en todas mis anteriores relaciones de amistad, con chicos, los temas tribales pasaban desapercibidos.

—Tengo hasta las doce de esta noche y a decir verdad lo tengo casi todo preparado para solo tener que mandarlo —dije cambiando de emisoras—¡No me gusta ninguna! Las canciones de hoy en día no valen nada —volví a hablar frustrada.

—Eres demasiado exigente—dijo.

Dándoles a unos botones incorporados al volante comenzó a cambiar él las emisoras hasta que dio con una canción de Cyndi Lauper, sonreí victoriosa al escuchar notas muy reconocidas.

—Bueno—interrumpió mi tarareo —viendo que ambos tenemos de nuevo el día libre podríamos hacer algo.

Sus palabras me sorprendieron.

—¿Todavía no te has cansado de mi?—lo miré incrédula— yo que tú mantendría distancias, tus otras chicas se pondrán celosas.

—Ja ja — dijo burlón — eres muy graciosa Clara, a veces intento pensar de donde viene tanto sentido del humor—sonrió— pero tranquila—me guiñó—tu eres la única.

Mi corazón dio un respingón al asimilar esa última frase. Sus palabras de anoche llegaron hasta a mi como un recuerdo lejano, y por un momento dude de si la broma se estaba convirtiendo en realidad. La idea era imposible.

—Ya lo imaginaba, ninguna otra te aguanta —miré por la ventanilla para intentar desvanecer mi nerviosismo.

—Tienes razón—rió—¿Entonces que me dices? ¿Hacemos algo?

Ninguno mencionó el tema de anoche, ni sus palabras, ni a terceras personas y creo que era lo mejor. Había que dejarlo así.

Iba a contestar que,aunque estuviera harta de verle el careto, me parecía bien pasar más horas juntos pero el teléfono de él interrumpió esas palabras que jamás salieron.

Volvió a darle a un botón de su volante y enseguida la voz de su madre retumbó en el coche.

—Hola mamá—saludó.

—¿No has ido a trabajar? Tu tío se lo ha dicho a tu padre—sonó una voz autoritaria pero a la vez preocupada—¿Estás malo?

—Mama estoy bien solo que ayer tuve un problema.— dijo nervioso.

—No seas holgazán y dime...

—Fui a Frigiliana con una amiga y empezó a diluviar así que no pude coger el coche y, en fin, es solo que..

—¿Qué amiga? Por cierto me encanta Frigiliana, tu padre me llevó y justamente allí te concebimos , que casualidad ¿no?

Dani me miró muerto de la vergüenza, negó con la cabeza mientras procesaba las palabras de su madre y yo estaba riéndome por la situación.

—¡Mama por dios! Estoy conduciendo con Clara y el manos libres, te ha escuchado y ya sabe esa vergonzosa anécdota ¿Podrías no dejarme en evidencia?

Su voz no sonaba para nada a enfado, al contrario, comprendí que el carácter de Dani provenía de su madre.

—¿Y como iba a saber yo que esa muchacha iba a escuchar mis palabras? No puedes poner el manos libres y no avisar.. ¡Ay este niño!—soltó

—Tu madre tiene razón—hablé mas para nosotros dos que para ella, pero me escuchó.

—¿Ves? Hasta ella me da la razón ¿Por qué no venís a almorzar? Así la conocemos. Seguro que es encantadora porque para soportarte a tí, ha de serlo.

—Mama no seas pesada..

—No seas borde con tu madre—le di un golpecito en el brazo—si nos ha invitado a almorzar hay que ir—dije no muy segura.

—¡Eso es! Os esperamos aquí, conduce con cuidado ¿Vale? Te quiero.

—Sii mama —y con eso colgó.—¿Estas segura de que quieres ir?—me preguntó

—¿Por qué no? —alcé mis hombros—¿Se pensará cosas que no son?

—Ambos sabemos que ya lo piensa así que qué más da—me sonrió—¿Te preocupa eso?

—No ¿y a ti?

—Tampoco.

Pero lo que ambos no sabían es que se mintieron entre sí porque ambos si estaban preocupados, y no solo por lo que pensara la madre de Dani, sino por lo que ambos estaban comenzando a pensar entre sí.

***

N/A: Hola mis lectores ¿Sabéis qué? el día aquí es buenísimo, la temperatura ideal y la gente va paseando por el paseo marítimo pero yo he preferido quedarme en casa para actualizar la historia y seguir escribiendo (una historia que tengo en mente para después de terminar ésta) <3

Otra cosa sobre mi es que tengo dos hermanos pero no tengo que soportarlos porque cada uno tiene su vida y nos llevamos muchos años ¿Y vosotros?¿Tenéis hermanxs?

Espero que esteis disfrutando conmigo y con Dani y Clara. Si os gusta votad y dejadme un comentario, se agradece un mundo. Os quiero <3.

Corazones cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora