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El sábado, Jongdae estaba caminando por su casa como loco buscando, quizás, una excusa para no ir a una cita con Minseok. Él odiaba a Minseok – por supuesto que sí, ¿acaso lo dudaba alguien? –, y se suponía que el odio era mutuo, pero no. Jongdae no era capaz de entender porque diablos Minseok quería una cita con él, si solo quería meterlo en su cama – a pesar de haberle dicho que no – o una verdadera relación, pero vamos, que solo tendría que pedirlo ¿No? No era tan difícil ir y decir '' te quiero en mi cama, luego como si nada ''.

Claro que igualmente no aceptaría, no le caía bien Minseok y punto.

Siendo las cuatro de la tarde, sabía que tenía una hora para prepararse. Para empezar, le costó horrores descubrir en que parte de la ciudad estaba ese maldito bar '' Two Moons '' que nombró Minseok, pero gracias a Kyungsoo sabía localizarlo; para continuar, no tenía ni idea de que ponerse para una cita con alguien como Minseok que siempre vestía de negro, rojo o púrpura, poco más y, por último pero no menos importante, no tenía ni idea de qué tipo de cita tendría con Minseok.

¿Quizás solo pelearían de nuevo? Prefería eso mil veces.

Con un largo suspiro, abrió su armario y comenzó a sacar todas las prendas de ropa de colores oscuros que tenía. Jongdae, si tenía algo que parecía sobrarle, era su exceso de orgullo, por lo que si perdió aquella pelea tenía que aceptar la cita aunque lo odiara con toda su alma, así que pensaba tomárselo en serio – bueno, no demasiado, pero si un poco de seriedad no estaría mal –.

Al final, después de tener su cama llena de prendas oscuras, se decantó por un pantalón rojo ajustado, una polera oscura con un extraño dibujo azul que jamás supo identificar qué diablos era, unas zapatillas de deporte oscuras y chaqueta – hacía frío, estaban en diciembre después de todo –.

Se vistió con rapidez y fue al baño a peinarse, se puso algo de perfume, que pocas veces usaba y que tenía casi abandonado en un rincón del baño de su habitación, y se miró al espejo; no estaba nada mal. Miró el reloj del móvil, viendo que eran las cuatro y media y tenía treinta minutos para ir a la cita con Minseok, por lo que tenía que darse prisa. Salió del baño, cogió dinero y salió de casa ignorando la mirada de su padre juzgándole, quizás intuyendo que se encontraría con un hombre.

Poco le importaba a Jongdae, a esas alturas de su vida con veintidós años de edad, lo que su padre opinara de su sexualidad.

A un paso intermedio, sin ir demasiado rápido pero tampoco lento, llegó al bar nombrado anteriormente, encontrándose con que Minseok ya estaba ahí, totalmente vestido, maquillado y esperándole. Extrañado, miró la hora y vio que faltaban cinco minutos para que fueran las cinco, por lo que o Minseok salió mucho antes de su casa o vivía cerca del bar. Encogiéndose de hombros quitándole importancia a ese hecho, caminó hasta él.

-Llegaste –Dijo Minseok.

-Sí, y no llegué tarde, estabas antes de la hora. –Recalcó.

Minseok alzó una ceja.

-Lo sé, mi casa está cerca del bar. –Explicó –Por algo lo elegí, suelo ir aquí todas las mañanas antes de ir a la universidad, me tomo un café para no quedarme dormido en las clases y me voy a la universidad.

-Oh... Supongo que eso explica porque nunca te duermes o pareces tener sueño –Dijo Jongdae –El café es la clave del asunto.

Minseok rió.

-Lo es, el café es la clave de todo.

Entraron en la cafetería y Minseok lo guió hasta la mesa donde siempre solía sentarse, al final del pasillo de la cafetería, medio oculta. Sin darle importancia a ese detalle, Jongdae tomó asiento y esperó a que la camarera viniera para preguntar que querían. Poco después, llegó una chica demasiado parecida a Minseok para su propio gusto que, con el ceño fruncido, fue hacia ellos.

The Last Fight - XiuChen/ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora