Eddie Kaspbrak debía llegar a casa, estaba muy retrasado, y si no llegaba antes del almuerzo, su madre lo castigaría para todas las vacaciones. Oh, sí, la mamá de Eddie lo protegía mucho, desde que murió su esposo su hijo ha sido su único centro de atención. Estaba atenta a todo lo que hacía, tanto así, que cada vez que salía a jugar con sus amigos, lo obligaba a que llevara un pequeño bolso con medicamentos; eso era objeto de burla para Richie, haciendo tantos chistes como: Oye, Eddie, ¿ya te vas de compras, corazón? No olvides comprar los esmaltes para tus uñas, cariño.
- Demonios, faltan pocos minutos, no creo que pueda llegar... A menos...
Eddie tuvo una brillante idea, si le decía a su mamá que tuvo una diarrea terrible, puede que se le olvidara el castigo y viera cómo cuidarlo; pero antes.
- Debo deshacerme de las pastillas para la diarrea. – Eddie revisó su pequeño bolso, habían muchas pastillas, pero con tranquilidad y silbando una vieja canción, llegó a ellas. – Muy bien.
Se fijó que no hubiera alguien observándolo. Sin moros en la costa, arrojó la pastilla roja lo más lejos que pudo, y caminó silbando la misma canción.
Luego de una larga marcha, Eddie andaba frente a una vieja casa, se veía muy sucia y horrenda, parecía que había estado abandonada por muchos siglos, pero al pasar por ahí sentías como si alguien te observara por la ventana. El muchacho sintió muchos escalofríos, y caminó deprisa. Unos pasos se oían tras él.
- Tranquilo, Eddie, no pasa nada. Solo sigue caminando.
Esos pasos parecían arrastrarse, como si fuera una enorme caja pesada. Eddie no quiso voltear, no quería voltear, pero lo hizo.
- Hey, Eddie. ¿Crees que esta pastillita me ayude?
- ¡OH, MIERDA!
Eddie tropezó y cayó. El hombre era muy delgado, su piel parecía podrida, muchas heridas en el cuerpo y le faltaba un pedazo de la nariz; Eddie se arrastró tratando de levantarse, pero este monstruo cada vez estaba más cerca, a pesar de arrastrar sus huesudas piernas, avanzaba muy rápido. Eddie gritaba del horror, su peor miedo, las enfermedades, había tomado forma. Cerró los ojos creyendo que eso era un sueño, y cuando los abrió, ese hombre ya no estaba.
- ¿Qué?... Ya no está, ya no está, tranquilo... ya no está. – Dijo agitado y con el corazón latiendo a toda prisa.- Era mi imaginación, je,je. No más películas de terror.
Se levantó a toda prisa, y corrió tanto como pudo; por desgracia tropezó con algo, creyó que era una rama.
- Hey, Eddie, ¿Me llevas con tu madre? – un payaso, con mechones rojos, botones naranjas y un traje azul abolsado salía del sótano de una casa, lo atrapó del pie, tenía la cara con la piel podrida, y los huesos podían notarse.
- ¡AUXILIO! ¡AUXILIO!
El payaso se marchó, se escapó tan rápido como un conejo en su madriguera. Eddie se levantó a toda prisa,notó que los vecinos habían salido de sus casas, lo vieron y se regresaron, sin intención de ayudarlo, como si no hubieran visto nada.
- Nadie va ayudarte, Eddie. Aquí en Derry nadie va ayudarte... ja,ja,ja .- Esa risa... era una risa muy malévola.
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IT (MHC)
HorrorCada 27 años en el pueblo de Derry despierta un ser con unas ansias de alimentarse, y su plato favorito son los miedos que nacen en nosotros. El Club de los Perdedores son quienes se van a encargar de acabar con Eso, pero para lograrlo deberán ser m...