Intento removerme pero es imposible, no puedo ni girar y tengo calor. Poco a poco tomo conciencia de la incómoda posición en la que estoy.
Mi cabeza descansa en uno de los brazos de Christian y su otro brazo pasa por debajo del mío, ambos se unen en mi pecho. Ojos grises sigue dormido, pegado a mi espalda y su suave respiración me cosquillea en el oído.
Mi mano izquierda sostiene las de él, pero mi brazo derecho se apoya en su pierna derecha que está montada en mi cintura. Vaya manera de morir asfixiada.
— ¿Christian?
Él gruñe algo ininteligible y aprieta el agarre de sus brazos. Intento empujar su pierna de encima y soltar sus brazos pero es inútil, no logro moverlo ni un centímetro.
— ¡Christian! – le grito – ¡Sueltame ya!
— ¿Por qué? – balbucea adormilado.
— Tengo hambre.
Se ríe bajito mientras me libera, pero no alcanzo a moverme porque se coloca sobre mi y sonríe.
— Buenos días Amor.
— Buenos días – me sonrojo.
— ¿Qué quieres desayunar?
Pregunta pero comienza a besar mi cuello muy despacio, haciendo que mi piel se erice por la presión de sus labios. Un escalofrío me recorre cuando sus besos bajan por la clavícula hasta mis senos.
— ¿Christian?
— Hmm...
— Condones – jadeo con los ojos cerrados.
— Mierda – susurra bajito para si mismo – No te muevas, no te levantes.
Me da un beso rápido en los labios y se levanta de la cama. Toma los boxers y el pantalón del piso para empezar a vestirse con rapidez.
— Es en serio, no te muevas – me señala.
— ¡Pero quiero tomar café!
— ¡No! No me tardo.
Me dejo caer de nuevo en la cama, obediente. Lo escucho moverse por la sala, luego el sonido de las llaves y finalmente la puerta.
Me levanto rápido de la cama para ir al baño, lavarme los dientes y peinarme un poco. Luego vuelvo a acostarme para pretender que así despierto yo en las mañanas, aunque él lo sabe porque ha dormido conmigo muchas veces.
Me enderezo en la cama para verlo entrar al departamento. Lanza las llaves a la barra mientras se quita los tenis y la camiseta que llevaba. Entra a la habitación dando pequeños saltos mientras se quita el pantalón.
— ¿Tienes prisa? – me burlo.
— Si, mucha – sonríe cuando se desliza de nuevo junto a mi.
— Hola de nuevo.
— Hola.
Ahora soy yo quien se lanza sobre él para besarlo y hacer un camino de besos hasta su cuello. Me siento tan extraña haciendo ésto, y a la vez muy feliz.
Sus manos acarician mi espalda mientras sigo besando su pecho, hasta que mi estómago gruñe en protesta por la falta de alimento. Mierda.
— ¡Bien! – gruñe – Primero desayuno y luego motivación.
— ¿Así le llamas ahora? – me río.
— Si, anda ven a ayudarme amor.
Se levanta de nuevo, llevando solo sus boxers. Considero seriamente envolverme en la sábana, pero es poco práctico así que la dejo y tomo del clóset una camiseta limpia de Christian.
Lo sigo hasta la cocina donde ya tiene encendida la cafetera y pica sobre la tabla unos pimientos. Volteo a la sala buscando alguna maleta o mochila para su viaje de esta noche.
— ¿Ya tienes todo listo para ir a Detroit?
Voltea a verme rápidamente mientras pone los pimientos en el sartén y los mezcla.
— Creo que no debería ir.
— ¿Estás loco? ¡No puedes abandonar ahora que están a punto de irse!
— ¿Quieres que me vaya?
— ¡Por supuesto!
— Eres mala – se ríe.
— No, me refiero a que los chicos están contando contigo, tienen todo listo – me sirvo un poco de café en mi taza – además, ya tienes la motivación para volver.
Sonríe divertido mientras vacía el contenido del sartén en dos platos. Yo sirvo otra taza de café para él y las llevo hasta la mesa del comedor.
Después de nuestro desayuno casi almuerzo, voy a tomar una ducha para que él organice su ropa y lo que sea que necesite para su viaje de regreso a casa.
Qué extraño, pensé que estaría feliz de volver con su familia unos días pero realmente no se ve muy animado. Salgo del baño con su camiseta puesta.
— ¿Christian? – lo encuentro sentado en la cama – ¿como dijiste que se llama tu ex novia?
Voltea para mirarme con los ojos entrecerrados, una sonrisa se extiende en sus labios.
— Savannah.
— ¿Ella vive en Detroit?
— La última vez que supe de ella, si. ¿Por qué?
— Curiosidad – miento.
— ¿Estás celosa?
— No, claro que no. ¿Por qué habría de estar celosa de tu ex novia?
— Tienes razón, ella ya no significa nada para mí. Aunque deberías preocuparte por Elena, ella ha estado enamorada de mi desde que tenía 15 años.
— ¿Y quién rayos es ella?
— Una amiga – sonríe divertido.
— ¡Olvídalo! ¡Olvida que pregunté! Has lo que te dé la jodida gana con Elena, con Savannah o con cualquier otra.
— ¿Por qué estás molesta conmigo? No he hecho nada.
— ¡No estoy molesta!
Termino de secarme el cabello con la toalla y la lanzo al piso. Bueno, si, ¡estoy celosa! Imaginarme a Christian con otra hace que la sangre me hierva.
— No te enojes – él se acerca y me abraza por la espalda – yo te quiero a ti, Ana.
— Lo siento – recargo mi cabeza sobre su hombro – todo esto es muy reciente y aún no sé cómo manejarlo.
— Con mucha, mucha motivación.
Comienza a besar mi cuello lentamente mientras nos acerca a la cama. Me recuesto pero me giro para sujetarlo y atraerlo para volver a besarlo.
Se aparta para quitarme su camisa y me cubro el pecho con las manos, haciéndolo reír. Se deshace de su boxer pero mantengo mi vista fija en sus preciosos ojos grises.
Igual que ayer, deslizo mis manos por su pecho, su abdomen y luego hacia su espalda. Lo beso, muerdo sus labios y su cuello para dejar una pequeña marca.
Paso el borde de mis uñas por sus costados y veo como su piel se eriza con el tacto. Revuelvo su cabello cobrizo y lo sujeto con mis manos para volver a atraerlo a mis labios.
Canción en Multimedia:
Safetysuit – Find A Way
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Someone Like You (Versión Fanfic)
FanfictionAna es una chica resentida con la vida, con falta de esperanza y suerte. Aprendió que todo se logra a base de esfuerzo y que aquello que "fácil llega, fácil se va". Hasta que conoce a un chico demasiado irritante, según ella... ~ • ~ Me encantan las...