Capitulo 15

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Brian estaba solo en casa. Habían pasado dos días y no había podido despegarse ni un solo segundo de sus padres. Su madre le había obligado a probarse de nuevo su traje de bodas para rematar las últimas puntadas de lo que estuviese mínimamente imperfecto, había ensayado delante de ella sus votos y preparado con su padre algunos trámites de la misma.

No iba a engañar, lo hizo más obligado que de costumbre y con muchísimas menos ganas. Pero obviamente tuvo que hacerlo. Por suerte ese día sus padres habían marchado a casa de los padres de Elizabeth para una pequeña reunión sobre la boda sin ellos. No sé... cosas de padres.

Rápidamente tomó su chaqueta y una caja de cartón nuevamente repleta de libros para ir a darles una sorpresa a Roger y Freddie. Y Dios... dos días eran demasiados y tenía muchísimas ganas de ver a Roger. Estaba emocionado. Salió de su casa y como todas y cada una de las veces que iba a Smithfield caminó a paso apresurado para llegar lo antes posible. 

La caja que sostenía en sus manos era pesada debido a la cantidad de libros gordos que habían en ella y porque esta vez era un poco más grande que la anterior. Por suerte era alto y de brazos largos y no le tapaba la vista. Pero eso no pudo evitar que se distrajese y que alguien chocase directamente contra su cuerpo haciendo que la caja cayese al suelo. Casi todos los libros salieron disparados de la misma y Brian casi cae al suelo del impacto, suerte que tenía equilibrio.

-¡Por Dios! No sabes cuanto lo siento -dijo la voz arrepentida de un chico. Cuando Brian miró a los ojos a su medio-agresor se encontró con un joven de más o menos su edad, pelirrojo y de ojos verdes que lo miraba con fingida preocupación.

-Tranquilo -intentó sonreír pero obviamente le había fastidiado aquello. Se agachó para recoger los libros que habían caído por toda la acera.

-Es que soy un despistado, lo siento -continuó y se agachó justo a él para ayudarle -. Deja que te ayude para compensarte.

-No tienes por qué.

-No hay problema, de verdad -aquel chico no parecía querer rendirse así que no le quedó más opción que no decir nada y aceptar su innecesaria ayuda. Pero Brian era un joven educado y no lo echaría de allí a patadas por intentar arreglar su propio error, a cualquiera podría pasarle aquello.

-Está bien -mientras metían los libros en la caja, el pelirrojo observaba a Brian de reojo y justo antes de hablar, mostró una sonrisa.

-Dylan Berry -alzó la mano en su dirección a la espera de que el otro la estrechara. Brian sonrió en respuesta y la tomó.

-Brian May -a ser posible, la sonrisa de Dylan creció con la mención de su nombre pero a eso Brian no le dio importancia. 

Una vez volvieron a estar todos los libros recogidos y ordenados dentro de la caja, Brian volvió a tomarla en sus manos y se puso en pie con ella. 

-Bueno... un placer pero debo seguir.

-Deja que te acompañe -insistió -, verás, acabo de mudarme a Londres y no me vendría mal conocer a alguien nuevo -aquello pareció ser lo suficientemente convincente para Brian que, aunque en un principio no le apetecía gastar tiempo con un desconocido que le tiró todo, no pudo evitar asentir con una sonrisa.

-De acuerdo.

Empezaron a caminar a un lado del otro. Durante unos minutos el silencio fue increíblemente incómodo para Brian que no tenía ni idea sobre qué sacar tema de conversación, algo que en cualquier otro caso no le costaría, como casi siempre le pasaba con Roger, pero en ese momento se sentía extraño.

Por suerte fue Dylan quien habló primero.

-Así que... Brian, no pareces de por aquí -el aludido soltó una leve risita. 

Intocable • maylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora