Capítulo 8: Secuestro

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Sentía sus párpados pesados, su cabeza daba vueltas y no entendía que pasaba. Todo estaba osucuro y a penas había una pequeña luz que iluminaba la habitación, de vez en cuando la lámpara parpadeaba.

Giró su cabeza viendo alrdedor, no reconocía el lugar y lo peor de todo es que estaba amarrado a una silla, sus manos estaban atadas por detrás del respaldo y sus pies a la parte baja de la silla. —¿Dónde estoy? —se confundió. —Muy bien, Robert, calmate... De seguro es una broma... No es un secuestro ni nada de eso. —se puso nervioso.

El sonido de la puerta abriéndose lo hizo mirar hacia allá, “Todo estará bien, todo estará bien” se dijo, sabía que no era un juego, el ambiente se lo decía.

—Así que... —comenzó el hombre de estatura alta. —¿Que tenemos aquí?

—... —se quedó callado Robert, tragó saliva y se animó a hablar. —Bueno, tu sabes quien soy...

—Sí, de eso no tengo duda. —habló cortante. —Sería pecado no saber quién eres.

Downey no identificó la voz de ese hombre y mucho menos su rostro, ¿Qué es lo que estaba pasando? —¿Qué quieres? —se aventuró a preguntar pero vio al hombre sonreír de manera superior. En efecto, estaba en problemas.

—Cuando llegue el momento lo sabrás. —habló el hombre cortante.

—¿Dinero? —cuestionó Robert. —Y si no sé trata de eso puedo ir disfrazado de Iron Man a los eventos de tus hijos... —los nervios comenzaban a apoderarse de él.

—¿Quieres cerrar tu estúpida boca famosa? —se enojó el hombre de estatura alta. —Comienzas a fastidiarme y cuando lo hagas por completo entonces tú y yo nos divertiremos. —dijo sombrío.

—Okay, me callo... —por mucho que lo disimulara, el pánico comenzaba a apoderarse de sí, “Relajate... Respira... Puedo salir de esta”, era hora de usar sus habilidades de actor.

—Eso espero, yo solo estoy cumpliendo con mi trabajo. —bajó la mirada para ver a Robert. —¿Sabes? Encontrar la oportunidad perfecta para secuestrarte fue difícil, pero finalmente el que busca encuentra. —sonrió.

—Bueno, si tienes en cuenta que estoy en pleno rodaje para una próxima película debes de saber que notarán mi ausencia en un dos por tres. —Robert habló un poco más calmado.

—Creí haberte dicho que guardes silencio. —el hombre se acercó al castaño y lo vio de manera feroz. —Hazme un favor, y cállate.

—...

—Es mejor que obedezcas... —le acarició la cabeza y eso solo hizo que RDJ se estremeciera. —Pero si quieres podemos divertirnos.

“¿Qué?”, Downey sabía el tono especial de voz que escuchó provenir del contrario y no le gustó para nada, comprendía a qué se refería. —Está bien... —por el momento era mejor obedecer ya que no podía moverse.

Pasaron las horas hasta que un par de chicas castañas de estatura promedio entraron a la habitación. Observaron a Robert amarrado en la silla y sonrieron, el plan iba por buen curso.

“¿Acaso, son fanáticas obsesionadas?” pensó el castaño, si era así existía la posibilidad de que las convenciera y que lo dejaran libre. —¿Señoritas? —saludó.

—Te dije que guardaras silencio. —el hombre le dijo enojado.

—Deja de actuar al tipo malo, no es divertido, ¿Qué no ves que lo estás asustando? —habló la castaña de cabello corto un poco fastidiada.

—Perdón... Era divertido hacerlo. —se rio el hombre rascándose la nuca.

—No le hagas caso. —la castaña que habló tenía el cabello más largo. —Solo estaba jugando...

—Y ya me disculpé... —el hombre se cruzó de brazos haciendo un puchero.

—Lamentamos tenerte amarrado pero si no lo hacíamos estarías inquieto y tendríamos que usar otras medidas. —suspiró la castaña de cabello corto.

—¿Entonces... Qué están buscando? —Robert se relajó un poco más, que sus secuestradores lo trataran así significaba que no eran violentos ¿o si?

—¿Alguien tiene noticias de Robert? —preguntó Anthony a todo el set.

—No hay nada, llamamos a su ex esposa y dijo que no sabía nada, su representante está muy preocupado porque no ha dado con él y a todos los demás a los que les preguntamos están igual, no saben dónde está... —habló un trabajador del set.

Todos quedaron en silencio y comenzaron a preocuparse por el actor, en especial cierto rubio intérprete del Capitán América.

—¿Dónde estás, Robert? —se preguntó a sí mismo, se moría por dentro de tan solo saber que el amor de su vida estaba desaparecido y pensar que su última conversación fue no hablarse hasta que RDJ estuviera listo para hablar del tema.

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