Capítulo 6

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MARATÓN 2/3

Cuando me desperté, me quedé mirando fijamente el techo un momento. Estaba sudando y tenía el corazón acelerado.

No acababa de soñar lo que acababa de soñar, ¿verdad?

Era imposible.

Me llevé las manos a la cara y solté una palabrota en voz baja. No acababa de soñar eso. No lo había hecho.

No acababa de soñar que lo hacía con Ross.

Lo miré de reojo. Estaba durmiendo plácidamente, como si nunca hubiera roto un plato. En ese momento, suspiró y se acomodó en la almohada.

No podía haber soñado que lo hacía con él. Era imposible. Si a mí Ross no me gustaba. ¿Por qué lo había soñado? ¿Se me estaba yendo la cabeza por haber dormido con él una noche? Me moví un poco hacia el lado contrario, suspirando.

Lo único que estaba claro era que tenía que irme de esa cama. Me puse mi ropa de deporte, me até el pelo y salí de su casa. Todo el mundo dormía plácidamente, así que me ahorré muchas explicaciones de mi cara roja como un tomate.

Lo peor no era que hubiera soñado eso, sino que en el sueño él... era muy bueno.

Mucho mejor que Monty.

Me entraron ganas de golpearme a mí misma.

Ese día estuve mucho más tiempo que los otros. Una hora y media. Quería agotarme para dormir sin soñar. Cuando terminé, estaba tan cansada que me dolían las piernas. Me detuve un momento en la puerta del edifico de Ross, sujetándome las costillas, jadeando.

Fue en ese momento cuando mi hermana me llamó.

—Hola, Shanon —la saludé, intentando recuperar la respiración.

—¿Has salido a correr?

—¿Cómo lo has adivinado? —pregunté irónicamente.

—Spencer estaría orgulloso —me dijo, divertida—. Desde que da clases de gimnasia, está obsesionado con que la gente haga deporte. Como si eso fuera sano.

—Técnicamente, es sano.

—No para mí. Si salgo a correr, me canso. Eso no puede ser sano.

—Tu vida es un drama, Shanon —sonreí.

—Bueno, ¿qué tal todo? Mamá me dijo que volvías a casa.

—En realidad, eso es lo que quiere ella, pero no lo voy a hacer.

—Creo que no le gusta que en casa solo estén los chicos.

—¿Eso crees? —me reí—. Yo creo que incluso ellos son conscientes de eso.

—¡Owen! —gritó mi hermana a su hijo, apartándose del móvil—. ¡Deja de lamer ese juguete! Bien —volvió a acercarse—. ¿De qué estábamos hablando?

—De mis problemas financieros.

—Ah, sí. ¿Has encontrado trabajo?

—No he tenido tiempo. Pero un amigo me ha dejado quedarme a vivir con él una temporada.

—¿Un amigo? Mhm...

Puse los ojos en blanco.

—Shanon —advertí.

—¿Amigo hasta qué punto?

—Sigo teniendo novio, ¿recuerdas?

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora