Capítulo 20

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Antes que nada, quería avisaros (aunque algunxs ya lo sepan) de que me he abierto un canal de youtube y tenéis el link en mi perfil por si queréis echarle un vistazo al primer vídeo. Menciono cosas de este libro, si no recuerdo mal.

Y creo que tenía que decir algo más, pero se me ha olvidado :D

Pues nada, a leer.


—Entonces, ¿no has sabido nada de él desde ayer?

Negué con la cabeza y Jane me sonrió, contrastando bastante con mi humor, cuando me agarró un dedo con la manita. Estaba tumbada en mis piernas y se reía cada vez que le ponía una mueca. No recordaba que los niños se me dieran tan bien.

Y menos estando de un humor tan bajo.

—No —murmuré.

Naya, a mi lado, estaba preparando un biberón para la niña. La miré de reojo.

—¿Has considerado que el bebé te...? —me señalé el pecho.

—¿Has visto alguna vez un pezón después de eso? No, gracias. Por ahora, eso solo lo hará Will.

—Demasiada información —murmuró Sue, leyendo un libro en el sillón.

—Como sea —Naya recogió a la niña y la colocó para empezar a dárselo. Ella agarró el biberón con ambas manitas y empezó a beber felizmente—. Ya conoces a Ross. Es incapaz de guardar rencor. En dos días volverá a estar aquí.

Ojalá yo hubiera tenido esa seguridad.

Cada vez que lo llamaba y no me respondía, sentía que mis esperanzas se iban haciendo más y más pequeñas. Y no ayudaba que Mike hubiera desaparecido también. Aunque por un motivo muy diferente. Y Mike no me preocupaba tanto. Él volvería cuando se calmaran las cosas, como siempre. Jack era distinto. No volvería hasta que se le pasara el cabreo.

Y no era solo conmigo. E ahí el problema. También con Will. Y... bueno, creo que con todos. Casi hubiera preferido que fuera solo conmigo.

Aproveché que Naya hablaba en voz baja con la niña para mandarle otro mensaje. Ya había unos quince sin respuesta. Suspiré y vi que no se había conectado desde anoche. Seguro que ni había mirado el móvil.

—Bueno, ¿y no vamos a hablar de eso? —Naya señaló mi mano con la cabeza.

Miré el anillo y casi me entraron ganas de llorar.

—¿Ahora? ¿En serio? —Sue le enarcó una ceja.

—A ver, es para distraerla.

—Has hecho un gran trabajo, Naya.

—Gracias —sonrió ella, obviando la ironía del comentario—. Bueno, ¿has pensado ya cómo quieres que sea o no?

—Pues... no. Y mucho menos hoy.

—¿Por qué no?

—Naya, mi prometido no me habla.

—Ya se le pasará.

—¡O no!

—Claro que sí. A ver, supongo que yo seré tu dama de honor, ¿no?

Menos mal que Jane soltó un hipido en ese momento y la distrajo, porque sinceramente no estaba de humor para hablar del tema. Ni siquiera había dicho nada a mi familia. Bueno, técnicamente Shanon y mis padres ya lo sabían, pero los demás no.

Me pasé la tarde yendo de un lado a otro por la casa con la esperanza de que la puerta fuera a abrirse de un momento a otro. No sucedió. Y le mandé unos cuantos mensajes más. Ya desistí en intentar llamarlo. Total, no me iba a responder, ¿no?

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora