Capítulo 2

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Considerad esto un regalito extra :v


No volvió a casa en todo el fin de semana... y nadie parecía muy preocupado por ello.

Intenté convencerme a mí misma de que eso era normal porque Will y Naya no dejaban de asegurármelo. Y, aunque no querían decirme dónde había estado, ya podía imaginármelo. Se me revolvían las tripas solo de pensarlo.

El lunes era mi primer día de clase. No estaba tan nerviosa como la primera vez. De hecho, hablé con algunos alumnos que habían ido a clase conmigo el año pasado y habían repetido asignaturas. Entre ellos, estaba Curtis. No había hablado demasiado con él el año pasado porque cada uno estaba con su propio grupo de clase, pero ese año estábamos solos y, no sé cómo, terminamos sentándonos juntos en todas las asignaturas comunes.

Resultó ser bastante más simpático de lo que esperaba. Y lo que más me gustó fue nuesta aparente coincidencia en babear por Henry Cavill.

—¿Lo viste en La liga de la justicia? —suspiró, negando con la cabeza—. Y, bueno, Gal Galdot tampoco estaba nada mal. Las cosas como son...

Cuando vio cómo lo miraba, sonrió.

—¿Qué?

—¿Te gustan ambos?

—Sí. Soy bisexual —me dedicó una sonrisa deslumbrante—. ¿Para qué quedarse en una acera cuando puedes estar en medio de la carretera e ir pescando de ambos lados?

No pude evitar reírme. Me gustaba su forma de ver las cosas. Sin embargo, hablar de superhéroes me entristecía un poco porque me recordaba a Jack. No tardamos en cambiar de tema.

Me quedé charlando un rato con su grupo de amigos y, al final, me ofrecieron ir a comer con ellos alguna vez entre clases. La verdad era que me apetecía. Hacía tanto que no tenía vida social...

En mi pueblo ya nadie que no fuera de mi familia —literalmente— estaba interesado en hablar conmigo. Monty había estado contando por ahí que le había sido infiel incontables veces en la ciudad y ahora todo el mundo me miraba como si fuera... bueno, no quiero ni decirlo. 

No era cierto, claro, pero... ¿lo habrían juzgado a él igual de mal que a mí? Lo dudaba mucho. Además, ¿por qué lo creían sin pruebas?

Menos mal que Spencer no se lo había cruzado.

De todas formas, me despedí de Curtis y los demás para encaminarme hacia la residencia. Ya era por la tarde y tenía las botas empapadas de la pequeña capa de nieve que se había formado en mi ausencia cuando entré en el edificio. Era extraño ver que seguía exactamente igual, pero... no parecía el mismo.

Me había dado cuenta de que, cuando estás triste, el mundo parece haber adquirido un tono un poco más gris.

Chris estaba con el ceño fruncido en su móvil. No levantó la cabeza cuando escuchó la puerta.

—¡Dos movimientos! Tiene que ser una broma... —masculló—. ¡Límpiate la nieve en la alfombra o voy a tener que fregarlo y no...!

Se detuvo al levantar la cabeza y verme. Sonreí, divertida, cuando él también me sonrió.

—¿Qué tal, Chrissy?

—Ahora un poco peor —puso una mueca.

—Perdón. Chris.

Decidió pasarlo por alto y se puso de pie con una sonrisa.

—¡Mi inquilina favorita!

—¿Cómo estás? —le di un pequeño abrazo por encima del mostrador.

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora