Capítulo 27

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— ¡¿Es encerio?!

—Viejo, calmate, maldita sea y apresurate a alistarte.

— ¡Joder es que porque no te lo dijo desde un principio! Ni siquiera sé si tengo putos calzones limpios. Incluso camisetas, ¿qué demonios me llevo?

Saul rueda los ojos, antes de cerrar su maleta, terminando asi con su equipaje.

—Entonces  llévate las camisas y calzones sucios y alla rentamos un departamento para que los laves, ¿listo? —dice irritado, pero yo chisteo molesto.

Hoy es sábado, y resulta que, los planes de irnos el domingo con el idiota de Michelle o Michael, como se llame, cambiaron.

Pues resulta que, de Los Ángeles a New York en auto, se hacen dos dias completos. Dos días. Y eso se lo dijo apenas hoy, que le hablo Saul para confirmarle que nos íbamos con él.

Y estoy molesto porque, precisamente, no tengo ropa limpia que empacar, -no la he lavado- y ahora estamos corriendo contra el reloj, porque debemos salir a emprender el viaje lo mas pronto posible si es que aquel chico quiere llegar a tiempo a su evento de no sé qué.

Ahora mismo me encuentro empacando todo lo que puedo, empezando por lo poco que tengo limpio claro, y algunos accesorios personales que sé que voy a necesitar.

Sinceramente no tengo idea por cuanto tiempo nos quedaremos alla, ni siquiera sé por donde vamos a empezar a buscar, pero supongo que estando ahí se nos ocurrirá algo.

— ¿Cómo le hiciste para conseguir permiso de faltar al bar? —pregunto a Saul, cuando el pensamiento pasa por mi cabeza en ese instante.

Ambos trabajamos en un bar llamado Seven Grand, de aquí mismo en Los Ángeles. Este tiene un horario de las tres de la tarde hasta las dos de la mañana, y a decir verdad, me gusta el empleo. Llevamos más de un año trabajado en él y no hemos tenido ninguna clase de vacaciones anteriormente, aunque si hemos faltado algunas veces -yo sobre todo-, y me sorprende que no me hayan despedido todavía, porque de verdad la paga es muy buena. Es por eso que debido a ella, hemos ahorrado bastante dinero por todo este tiempo, asi que puedo decir, que no he tenido problemas económicos desde entonces.

Saul y yo somos los barritas del lugar, osea que nos encargamos de repartir todas las bebidas y de también, charlar con los clientes para hacerlos sentir más cómodos, sobre todos con los que son primerizos y no saben que rayos pedir una vez ahí.

—Bueno, nos pedí unas vacaciones —responde Saul, mientras se coloca sus lentes oscuros observándose frente al espejo de mi habitación.

— ¿Encerio? ¿Y te las dieron así porque si? —la incredulidad se presencia en mi voz, porque la verdad dudo mucho que nos las hayan autorizado sin recibir una clase de acuerdo a cambio.

—Al principio no querían ceder, pero luego les recordé que núnca se las hemos pedido antes, asi que la pensaron —musita, girando la vista para mirarme— nos dieron dos semanas, pero una vez regresando, no volveremos a pedir hasta dentro de otro año supongo, y por el momento conseguíran nuestros remplazos.

—Vaya, dos semanas es demasiado —contesto, una vez que termino de guardar lo último limpio de mi ropa sobre la maleta.

—Lo és —Saul concuerda conmigo —, y espero que sea sl tiempo suficiente para que encuentres a Erin y le confieses tu amor por ella.

Mi vista se alza se golpe hacia él. ¿Qué dijo?

— ¿Cómo? —la confusión invade mi voz, pero Saul sonríe con incredulidad.

En Otra Vida | Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora