Capítulo 41

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Han pasado dos días.

Jeffrey ya no me ha vuelto a sacar fuera, y también he notado que ahora evita más el estar cercas de mí. No sé a qué se deba, ahora solo se dedica a traerme el desayuno como todos los días, pero ni siquiera me dirije la mirada como antes, es muy extraño.

Debo admitir que su comportamiento me ha puesto demasiado nerviosa, aveces no lo entiendo en lo absoluto. Jeffrey Isbell es una persona muy difícil de leer, por mas que lo he intentado, no lo he conseguido, y eso es tan perturbador para mí porque no sé con que humor me saldra al día siguiente.

Aunque, dejando el tema de Jeffrey de lado, no he dejado de pensar en aquel chico que vi afuera del edificio, sinceramente es demasiado atractivo y trato de pensar en cómo demonios se pudo fijar en mí. No quiero hacerme menos, pero casi todo el tiempo soy una persona rara y hago toda clase de tonterías. Sin embargo él parace ser una persona madura, o no lo sé, no lo recuerdo aún del todo.

Solo sé que estoy demasiado confundida, y trato de descifrar el sentimiento que aparecio dentro de mi pecho mientras lo observaba.

Tal vez mi mente no lo recuerde, pero mi corazón no lo ha olvidado. Eso quiero pensar.

Esto es tan extraño...


De pronto, la puerta de la habitación se abre de golpe y brinco asustada. Rápidamente mi vista se vuelca hacia ella y mis nervios se disparan en cuanto me percato de que a esta persona nunca la he visto.

Nadie quién no sea Jeffrey ó el médico ha entrado en esta habitación durante todo el tiempo que he estado aquí. Así que por eso me siento completamente asustada.

Un hombre que parece tener un poco más de cincuenta años, me observa en el instante que pone un pie dentro de la estancia. Lleva puestos unos lentes oscuros en su totalidad, y un traje bien parecido. Sin decir nada en lo absoluto, continua avanzando hasta que se detiene en frente de la cama, que es donde me encuentro sentada en este momento y un escalofrío me recorre cuando una sonrisa extraña me dedica.

—Erin Everly, un gusto conocerte por fin —la amabilidad de su voz se siente errónea cuando la escucho, pero me limito a mirarlo detenidamente mientras continúa—: Tal vez te preguntes quién soy y que es lo que hago aquí, así que permíteme presentarme, mi nombre es Richard Clyde Isbell, y he venido a  platicar contigo.

Mis ojos se abren de golpe en un segundo, a medida que observo al hombre de pies a cabeza.

El gran parecido que logro encontrar en tan solo un par de segundos, me deja aterrorizada. No puedo creer lo que estoy viendo justo ahora.

Joder... es él padre de Jeffrey.

Miles de preguntas se agolpan sobre mi lengua en ese momento, pero no libero ninguna. Esta vez no me siento con la comodidad de hacerlas.

—No pensé que fueras tan bonita, Erin —el hombre habla, mientras observa el resto de la habitación—. Disculpa las condiciones del lugar, seguramente no la has pasado nada bien, ¿cierto?

Su vista se vuelve a clavar sobre mi, y trago saliva con incomodidad.

No respondo.

— ¿No hablas, linda?

Una vez más, me quedo en silencio.

—Esta bien, entiendo que no quieras hablar, tal vez sientes miedo, pero tranquila, todo pasará muy rápido, que ni siquiera te darás cuenta —una sonrisa siniestra tira de sus labios, y una alarma dentro de mi pecho se enciende, algo no va bien—. La verdad es que solo vine presentarme, no quería que te fueras sin que antes me conocieras primero. Todos tienen el placer de hacerlo y tú no iba a ser la excepción, linda.

En Otra Vida | Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora