Capitulo tres

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Habían pasado ya tres meses desde que todo comenzó, las cosas habían cambiado, nos habían dividido por secciones, arriba de todo, los nova, era la gente que llego a destruirnos, son los que mas poder tienen entre todos nosotros, todavía desconocíamos su procedencia , en medio, nos encontrábamos los estudiantes humanos a partir de 10 años en adelante y parte de los que  vienen con ellos, sus guerreros, nos hacían llamar millenials,y por ultimo estaban las personas adultas humanas, era el nivel mas bajo, pues los novas creían que ya no había manera de adaptarlos a ellos,  estaban perdidos, los llamaban zeroz.

Nos habían obligado a volver a los institutos, la mayoría de los adultos ya no existían, solamente uno que otro con un alma realmente pura como para dejarlos seguir con vida, los cuerpos sin vida fueron retirados de las calles, los que no tenían familia fueron quemados en grupos por los estadios, al resto los llevaron a los cementerios, a mi mama  la enterramos atrás de casa con ayuda de Paul y Zack, limpie su cuarto y lo hice mío, ahora los chicos se estaban quedando en casa, ya no teníamos familia, solo éramos nosotros, el grupo de chicos que se encontraban enfrente de casa el día 8 se habían adueñado de una de las casas que quedaron sin habitantes, así fue como los nova y su gente se establecieron junto con nosotros.

En él instituto era raro ver cuantos compañeros míos habían muerto y mas extraño era ver a esta gente entre nosotros, vistiendo nuestras ropas, sentándose cerca nuestro, se podía notar el miedo en la cara de la mayoría de los humanos, incluyéndome, el grupo de Killian siempre estaba cerca, ya no usaban sus raros trajes, aun así intentaban no mezclarse con nosotros.

La manera de enseñanza fue un cambio completo, ahora ellos eran quienes estaban a cargo de nuestro aprendizaje.

Las muertes al fin habían parado, las noches se volvieron tranquilas , pero los días eran oscuros, una capa de niebla cubría Chicago a las alturas, no se lograba ver el final de los edificios, ni el sol, ni las nubes, ya no teníamos un cielo.

Las demás ciudades y países se encontraban en  la misma posición que nosotros.

Con los días aprendí a que su idioma natal no era el mismo que el nuestro, podían hablar perfectamente como nosotros , pero en cuanto estaban hablando entre ellos comenzaban con un idioma del cual jamas escuche.

También aprendí de ellos que su inteligencia sobrepasaba los niveles normales de cualquier ciudadano americano, controlaban una gran cantidad de habilidades, llevaban un dieta sana, no faltaban al respeto, eran todo lo que nosotros deberíamos haber sido pero no fuimos.

Ahora teníamos reglas que seguir.
-respetar.
-no faltar a ninguna clase o habrían consecuencias.
-el toque de queda era a las 8 de la noche.
-no se permitían los ruidos en exceso.

Básicamente nos habían sacado todo lo que a un adolescente le puede gustar hacer.

La campana que daba el comienzo de clases después del desayuno comenzó a sonar, pero no tenia ganas de ir a esa clase, decidí que el mejor lugar para esconderme y que nadie me descubra por esas "consecuencias" era bajo las gradas del que algún día fue el campo de fútbol americano de la institución.

Hace muchos días no lograba sentirme en paz conmigo misma, mucho menos teniendo ojos en todas partes, Paul y Zack eran lo mejor que me podría haber pasado en esos momentos, un poco desordenados si, pero quien no lo era a esa edad, y aunque pasar tiempo con ellos era lo mejor uno siempre necesitaba su propio espacio.

Al llegar a las gradas me metí bajo ellas y me senté en el césped que en estos momentos se encontraba en muy mal estado de lo largo que estaba, saque los auriculares de mi mochila y los conecte al celular, me recosté en el piso recargando mi cabeza en la mochila y cerré los ojos.

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