Capitulo dieciséis

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-¡Carajo!- se exaltó Paul.

-Estoy seguro de no podremos pasar en bicicleta por ahí- señalo Caleb con una mirada de  preocupación.

Enfrente nuestro se encontraba Las Vegas pero no como en aquellos catálogos, revistas o películas, mire extrañada y sorprendida, la mayoría de la ciudad estaba cubierta por una gran capa de arena, todo estaba desnivelado, era como si estuviéramos en un desierto, se lograba ver los techos de los comercios de un solo piso mientras que los edificios solo tenían bajo tierra la primera planta, si así se veía anocheciendo cuando la luz del sol no daba directamente no me quería imagínate en la mañana, todo estaba destruido.

-Esto es una completa locura- susurre mas para mi misma.

-lo es- afirmo Paul justo a mi lado- creo que deberíamos dejar las bicicletas por acá, escondidas en caso de que debamos usarlas en otro momento- lo mire y asentí.

Los tres dejamos nuestras bicicletas escondidas tras unos muros de aquella zona donde nos encontrábamos y comenzamos a caminar.

-Ahora bien ¿Donde se encuentra el lugar al que iríamos?- pregunto Caleb parando y cruzando los brazos, llevábamos bastante tiempo caminando y la anoche se hizo completamente presente.

-Ahí- apunte con el dedo un gran edificio que tenia un letrero con el nombre de University Medical Center.

-Eso fue fácil- me sonrió antes de seguir el camino.

-Esto es extraño- Paul frunció ambas cejas al hablar.

-¿Que cosa?- cuestione confundida.

-Desde que llegamos no hemos visto a ninguno de los otros, es como si no hubiera realmente nadie- y me di cuenta que era cierto, las calles ahora cubiertas de arena estaban en completo silencio, ni un susurro presente.

-Es mejor no detenernos- interrumpió Caleb tomándonos a ambos del brazo y jalándolos hacia dentro de aquel edificio.

El lugar por el que ingresamos era una ventana rota del segundo piso ya que al parecer el primero se encontraba bajo arena, el interior se encontraba completamente a oscuras y en ese momento maldecí no tener una linterna conmigo.

-Es una locura- susurro Paul a un lado.

-Guarda silencio, no sabemos si estamos solos, Caleb no de alejes- murmure lo suficiente alto para que ambos me escuchen.

Incluso estando en el segundo piso mis pies tocaban arena, tal vez solo unos centímetros de ella pues el piso aún se sentía recto bajo ella, moví mis piernas una tras otras y mi espalda se encontraba pegada a la pared, era lo único que impedía que cayera o me golpeara con algo.

-Caleb- llame esperando unos segundos -¿Dónde estas?

-Acá- sentí como su mano palpaba la pared hasta encontrar la mía.

-No me sueltes- ordene -Paul tu igual dame la mano- y como dije lo hizo. Me encontraba entre Paul y Caleb, el primero en la fila era Paul quien nos guiaba.

-Temo caer- susurre nerviosa.

-Ya somos dos- contesto Caleb apretando un poco mas mi mano.

De un momento a otro la mano de Paul soltó la mía y escuche un golpe sordo a unos metros de mi.

-Carajo, Jada, Caleb tengan cuidado, hay unas escale...- y silencio- ¡Suéltame!- escuche como se hacían forcejeos, divise la cara de Caleb para cubrir su boca y no realizara ni un solo ruido, pero en un segundo unas manos me tenían aprisionada y supuse que había pasado lo mismo con Caleb, no recuerdo nada mas que un pinchazo en mi brazo.

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