8. Mentirosa compulsiva

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Debido al tremendo frío enfermé el último día de curso. Tenía fiebre y sentía que la cabeza me explotaría en cualquier momento. También Lily y Mike ese mes trabajaban casi el doble para así ir por Navidades a algún sitio y llegaban a las tantas. Estando en la cama mi móvil vibró.

Mía: Hola, como te encuentras?

Como una mierda

Mía: Bueno al menos no mientes
Mía: No te has perdido gran cosa, solo a Javier y Daniel haciendo mezclas raras con patatas y Coca-Cola en el picapica

Que asco lol

Mía: Ya, bueno también Andrea ha movido la botella de fanta y se la ha dado a la profesora de física y química para que la abriera

😂😂😂

Mía: Ya😂
Mía: Lo mejor es que luego le ha preguntado que proceso químico hacía la fanta para que explotarse de esa manera

🤣🤣

Mía: Y tu qué te cuentas?

Estoy sola en casa, los dos están trabajando y solo me queda una pastilla para dos que me
tengo que tomar :D

Mía: Quieres que vaya a comprar pastillas y voy a dartelas?

Okay

Mía: Estoy allí en una hora ;)

Mi corazón se aceleró. Argh, como me molestaba eso... Aún faltaba un buen rato así que probaría a ver si me podía dormir y así calmar el dolor y el frío.

El molesto timbre de la puerta sonó arrancándome de los brazos de Morfeo. Con la envuelta como si fuera una oruga fui a la entrada a abrir la puerta, no me hizo falta preguntar quien era ya que podía notar sus latidos.

-¿Que tal está la enferma?-Llevaba consigo una pequeña bolsa de plástico donde estaba el logo de una farmacia cercana.

- Medio muerta.- Me fui directamente al comedor a literalmente tirarme al sofá.- Dime que traes algo fuerte...

-Sí,- Abrió la bolsa con el pequeño jarabe.- no tenían en pastillas pero es lo mismo.

Puse una cara de asco. No soportaba los jarabes, tenía un cincuenta por ciento de posibilidades de vomitarlo y no me apetecía tomar ese riesgo. Me tapé la boca e hice un gesto negativo con la cabeza.

-Oh vamos, no seas bebé.- Puso el contenido del bote en una cuchara sopera que rebuscó anteriormente por uno de los cajones de la cocina.- Además sabe a fresa.

-No es por el sabor, es que me hacen vomitar...- Mis brazos colgaban del sofá sin la mas minima intención de ponerme recta.

-Di "A".- Se había acercado silenciosamente con la cuchara.

Me negué. Puso la cuchara encima de la mesita sin derramar su contenido y se tumbó sobre mí aplastando mi cuerpo mientras se movía para molestarme. Tenía la cara casi incrustada en el cojín así que no vio como me sonrojaba, pero apuesto cualquier cosa a que sí escuchó mi corazón acelerarse.

-Para.- Ordené cortante. Ya tenía suficiente con la constante sensación de migraña, no me apetecía lidiar también con la espalda. Se bajó inmediatamente.

-Perdón. Pero tómate la medicina.- De nuevo agarró la cuchara. Me senté a regañadientes.

-Si vomito te obligare a cuidarme para el resto de mis días.- Si lo pensaba bien eso tampoco era tan mala idea. Abrí la boca y sentí la fría cuchara metalizada junto con un amargo sabor a fresa.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora