EXTRA. Reencuentro

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YA HABÍA pasado un mes. Parecía mentira que el tiempo hubiese pasado tan rápido. Parecía la semana pasada cuando fui a visitar mi antigua casa.

No sé cómo sería antes de que yo llegase, pero lo que había cambiado con fuerza fue la relación que tenían Mía y mi hermana. Incluso a estas alturas se me hacía raro llamar a Dana hermana. Estaban todo el día dándose besitos, abracitos, diciéndose ñoñerías... todo demasiado pasteloso para mí gusto, me revolvía el estómago las cosas tan romanticónas.

Luego también estaban los de la manda Dingo, eran algo pesados pero en el fondo buena gente. Eso sí, no le restaba que yo les hiciera bromas y obligarles a cabrearse conmigo hasta casi pegarme, eso me divertía muchísimo. Incluso hubo una vez que Lucy casi me mata (lo peor es que lo digo literalmente).

Cada día salía de caza para la comida de la manada y para la mía propia, y de hecho ahora estaba haciendo una de mis rutas y estaba apunto de saltar sobre un animal bastante grande, mis favoritos. Porque a pesar de ya no comer humanos (y licántropos), secretamente aún tenía ganas de matar, solo que tenía que hacerlo con animales obviamente.

-Te tengo...- Ataqué rápidamente abriendo mi mandíbula y sacando mis uñas. Vi como una sombra clara se movía rápidamente esquivando me. -¿Eh?

Alcé mi vista y me encontré con la mirada de una linda (muy linda) loba Omega con sus ojos azules. Estaba algo asustada por mí culpa.

Era hora de sacar a relucir mi sexapil.

-Oh perdona, pensaba que eras un animalito, porque eres una monada.

-¿Eh, que?...

-Seguramente alguien con tan lindo rostro tiene un lindo nombre, yo me llamo Terry, ¿y tú eres?...

-Camila imbécil.- Mi asombro (y algo de vergüenza) subió desde las almohadillas de las patas.

-¿¡Que!? ¿¡Que coño haces aquí!?

-Utiliza tus dos únicas neuronas para conectarlas y pensar un poco. Me han adoptado y estoy de paseo.

-Al final te fuiste a una perrera parece ser.

-Desde luego sigues igual de subnormal... mis padres son de nuestra raza. Y ahora yo tengo una pregunta para tí.- Sonrío de forma maliciosa arqueando una ceja.- ¿Tan malo es tu olfato para no haberme reconocido y haber ligado conmigo?

Mi olfato no era malo, solo que no tenía memoría a tan largo plazo, además sí, intenté ligarmela, ¿y? Ni que me gustase.

-Mi olfato es de profesional. ¿Y qué pasa si "supuestamente" he ligado contigo? Seguramente he sido la primer persona viva que te tira los tejos. Además estás fuera de mi alcance.

-Lo que tú digas Mister Autoestima. Y lo de "mona" y "linda" supongo que no eran piropos.- Dijo ella de forma muy sarcástica.

-Lo de mona lo he dicho porque pareces un macaco de culo rojo. Y lo de linda era simplemente sarcasmo.- Ella se puso a reír de tal manera que parecía que iba a morirse.-¿Tan infantil eres para que te haga gracia?

-¿Tan pervertido eres para mirarme el culo?- No le había mirado nunca el culo, al menos en su forma de loba... Jeje.

-Soy un pícaro no un pervertido, pequeña camionera.- Pasé por su lado andando como todo un divo.

-En serio eres terrible.

-Terriblemente irresistible.- Le guiñé el ojo y como respuesta casi me araña. Luego ella me siguió por detrás.

Debía admitir que echaba de menos discutir con alguien de ese modo, todos se molestaban y nadie me seguía el rollo intentando ganarme, en cambio ella era la única que estaba a mi nivel de querer molestar a los demás.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora