23. Querida Alfa

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FUE COMO si despertase. Mi memoria era una maraña de sensaciones y recuerdos que no encajaban y que poco a poco se iban borrando. Lo que más recordaba era lo menos reciente sorprendentemente.

Decidir irme a mí antigua casa ya que nadie iba a ir por ahí y así no dañar a nadie, pero encontrándome con Terry y mis amigas. Después huir, y luego... Nada. El más absoluto vacío entre el pasado y el presente.

Me costaron, lo que para mí fueron segundos, darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor.

Mis mejillas estaban calientes y en mi boca había un pequeño cosquilleo, o más concretamente en los labios. Por unos segundos me asusté.

Enfoqué mi vista y me encontré con los ojos de Mía cerrados, cosa que hizo que mis ojos se abrieron con más fuerza.

En ese momento todo iba a cámara lenta. Mi corazón dió un bote para después latir con agitación.

Al separarnos mi mirada incrédula estaba sobre ella, y en mí la de todos los demás.

-¿Dana...?- Me preguntó Mía algo sonrojada.

-Y-yo...- No tenía ni palabras para decir. Sentí como unos brazos me rodeaban.

-Has vuelto...

-¡Dana!- María se unió, y así con todas las demás. No pude evitar sonreír al ver como todas me abrazaban.

-Perdonárme, no estaba siendo yo...-Me moría de vergüenza por haber actuado de ese modo a pesar de saber que lo comprendían.

-Lo sabemos, lo sabemos, no pasa nada tranqui.- Dijo Susan de forma tranquilizadora.

-Que tonta eres, si me han perdonado hasta a mí. Sería una tontería que a tí no.- Dijo Terry desde atrás. A pesar de todo aún me caía algo mal.

-Ja, ja.- Le reí de forma sarcástica, en cambió él me sonrío.

-Hey hija.- Mike estába atrás del todo con Lily. Abrió los brazos para recibirme.

Rápidamente fui en dirección a ellos y los abracé. No quería intentar recordar todo lo que les había dicho, prefería no torturarme más por haberles hecho sufrir. Ellos eran nuevos en todo este mundo y podría entender perfectamente que siguieran enfadados.

-Mamá papá, lo siento...- Hundí la cabeza en el abrazo.

-Sabemos que no eras tú Dana, no te preocupes. Nos lo han explicado todo y lo entendemos, todo está olvidado.- Mike me revolvió el pelo.- Ahora ves con Mía, creo que necesitáis hablar un par de cosas.

Sonrío y me dejó ir del abrazo. Unos minutos después todos se habían ido y nos habían dejado a Mía y a mí a solas. Ella se me acercó primero ya que vio que a mí me daba algo más de corte.

-No pensé realmente que el beso funcionaría, la verdad.- Me sonrío.

-B-bueno, y-yo... Te lo agradezco...- Me daba demasiada vergüenza mirarla a la cara y mucho más decir que me gustó que me besara dejando todo a parte.

-Dana... necesito decirte algo, si no creo que voy a explotar.- Mi corazón dio un bote, podía olerme lo que iba a decir perfectamente viendo las circunstancias.-  Me gustas mucho, muchísimo...

Todo ese tiempo fui tonta por creer que no le gustaba cuando ambas habíamos estado a punto de besarnos en varias ocasiones, pero parece que ambas pensamos que solo se trataba de mal entendidos.

No pensé, solo seguí mi cuerpo que me pedía de nuevo probar esos labios. Puse mis manos en sus hombros y la besé suavemente para luego agachar la cabeza y susurrar.

-T-tu también me gustas Alfa...

Sentí como unos brazos me rodeaban suavemente y como depositaban otro ligero beso en mí está vez en mis mejillas.

Mía era mi Alfa, mi querida Alfa.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora