DEJAMOS QUE Dana se fuera sin hacer preguntas. Las demás tres estuvieron comentado lo poco que sabíamos, yo en cambio me mantuve callada. Desde el día anterior notaba el aroma de Dana un tanto distinto, y parecía ser que las demás no lo notaban. Además la expresión de su rostro al tan solo acercar el auricular a su oreja, no presté atención a la conversación ya que no quería ser una fisgona, pero ahora me arrepentía ya que tenía un nudo en el estómago.
Aunque por otra parte lo mas seguro era que me estuviera emparanoyando demasiado. Dejando eso un poco de lado, lo de haberle dicho que tuviera cuidado fue algo que salió de mí de forma protectora, mi cuerpo se movió solo y tan solo pude decir aquello. Pero, pensándolo mejor, no podía evitarlo, puesto a que era la chica que me gustaba, y obviamente quería protegerla de todo.
Cuando ya me quise dar cuenta ya estábamos de nuevo con la manada.
-¿Se puede saber porque llegáis tan tarde? Es peligroso ir por ahí solas.- Dijo David, el padre de las gemelas y Alfa de la manada.
-Papá somos tres Alfas y una Omega contra un crío.- Contraatacó Lucy.
-Un crío que es hijo de los mayores asesinos de nuestra especie.- Lucy se encogió sobre sí misma asumiendo que esta vez su padre le dio el jaque mate. Unas se gana y otras se pierde.
Sin mas broncas de por medio por haber llegado tarde comenzamos la barrida de alguna pista que nos llevase hasta él, un olor, un rastro, o incluso un sonido por si andaba cerca. Iba junto a Susan, María y Lucy, también algo mas apartados estaban mis padres buscando, éramos bastantes en la manada y no íbamos muy separados los unos de los otros por precaución.
De pronto un flash me vino a la cabeza acompañado de un gran pinchazo en el corazón, el impacto fue tal que mis piernas temblaron haciendo que cayera al suelo y viera todo dando vueltas. Mi cuerpo temblaba haciendo que no tardase en captar la atención de casi todos los allí presentes.
El flash, era... el flash era Dana siendo mordida en el cuello de forma que indudablemente aquel sujeto fue a matar.
-¡Mía! ¿Que te pasa?- Susan me agarró del pecho notando como mi corazón latía con fuerza.
-D-Dana... Está peleando con Terry.
-¿¡Como, dónde!?
-N-no lo sé...- Dije eso dándome cuenta de que no sabía dónde estaba exactamente, pero por alguna razón podía notar hacia donde tenía que ir.- Pero creo que sé dónde encontrarla...
-¿Entonces a que estás esperando? Guíanos hasta ella, y- María me agarró del hombro con una sonrisa.- tranquila, seguro que está bien.
Por un segundo me tranquilicé pero eso no duró mucho ya que comencé a correr por todo el bosque mientras media manada me seguía. Por muy emotivo que pareciese, la gran mayoría estaba ahí solo para capturar a Terry, mientras que Susan, Lucy, María y yo, solo estábamos ahí para ver que Dana estaba bien.
Cuando cruzamos la entrada del sendero y vimos la casa de Dana otro pinchazo fue instalado en mi pecho. Algo no andaba bien y tenía que darme prisa.
Por fin el tan ansiado olor que esperaba se hizo presente, y ya sin ninguna duda lo seguí hasta dar con la vieja nave de ingeniera industrial abandonada. Sin que yo dijera nada, David empujó la puerta con todas sus fuerzas hasta que ésta cedió abriéndonos el paso.
La imagen que nunca se me quitará de la cabeza era exactamente la que estaba viendo como si todo fuese una película a cámara lenta. Dana estaba tirada en el suelo con el cuello y las patas sangrando como si fuera un río, y Terry con arañazos por su cara que ya estaban cicatrizadas. Iba a acercarme a ella pero las demás me agarraron del brazo también visiblemente preocupadas, ya que quisiéramos o no estar junto a Terry en ese estado lleno de ira era muy peligroso.
Los Alfas más veteranos fueron los que le bloquearon, él ya estaba lo suficientemente débil como para no pelear, incluso tuvo que cambiar de forma por la falta de fuerza. Fue ahí dónde por fin le atraparon y tuvimos vía libre para acercarnos a ella.
Puesto a que él era el que estaba mas cerca nuestro no pude evitar sacar mi media transformación al pasar por al lado de él, preferí no hacer nada y simplemente ir a abrir los barrotes que tenían presos a Mike y Lily y así volver a mí forma totalmente humana de nuevo.
Sin perder mas tiempo fui corriendo hacia ella, que también por el cansancio se estaba transformando de nuevo en humana muy lentamente. No tuve otra idea que poner mi grande chaqueta por encima suyo para cubrirla. Su pequeño cuerpo estaba todo magullado aún con las heridas abiertas, la mas visible era la del cuello.
-Hey Dana, soy yo, Mía... Tranquila, te vas a poner bien...-Ella negó con la cabeza. Sequé mis lágrimas antes de que estas cayeran.
-...¿N-no has visto como estoy?...- Sus preciosos ojos azules fueron sustituidos por los suyos marrones de siempre.
-Cariño, no te va a pasar nada ¿vale? Recuerda cuando nos vamos a comer a la hamburguesería de siempre, cuando estés mejor iremos y podrás pedirte todo lo que quieras...- A Mike se le escaparon un par de lágrimas mientras decía eso, al igual que Lily.
-Dana lo has hecho estupendo, has peleado contra tu hermano todo lo que has podido y has estado muy bien...- Le apartó un mechón de pelo que tenía en la cara.
-...Me alegra que os hayáis quedado con esos tan buenos recuerdos de mí, podre irme sabiendo que me recordareis así...- Sonrió dejando que miles de lágrimas resbalasen por sus mejillas.
-No digas eso tonta, aún tenemos que dar mas vueltas por el bosque e ir a esquiar a la montaña con lo que te gusta la nieve...
-...Ja, me hubiera encantado... Mía, te quiero muchísimo... y a vosotros también, papá y mamá...- Lentamente fue cerrando esos dulces ojitos haciendo que mi corazón se quebrase.
-V-vamos tonta, despierta.- Cerré los ojos con fuerza abrazándola, pero ni siquiera así pude evitar que las lágrimas por fin salieran.- Por favor... Yo también te quiero...
Mis lágrimas cayeron liberando todo lo que tenía dentro, lo único que quería hacer en ese instante era estar a su lado.
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Querida Alfa [COMPLETO] {1}
WerewolfUna pequeña loba de ojos azules como el más bello de los mares huía despavorida con una pata herida por las afueras de la ciudad sin llegar a creer lo que acababa de sucederle. Una niña de ojos oscuros y pelo negro como el carbón yacía dormida en su...