¿Odiarte? ¡Imposible! [#2]

Capítulo 6: Celos

—¡Justin!—Valentina corrió a encontrarlo—Cuanto tiempo—comentó abrazandolo.

—No podía perderme el cumpleaños de mi mejor amiga—dijo amable.

—¿Qué acaba de decir?—pregunté fingiendo serenidad cuando me encontraba más emocional que nunca.

Es que vamos, si alguien es mejor amiga de Valentina esa soy yo. Yo he estado apoyandola todo este tiempo y viceversa, pero no recuerdo haberlo visto a él en alguno de nuestros muchos viajes emocionales. Es más, no tiene idea de que prefiere el helado derretido en lugar del normal, sólo yo sé que su sueño a los doce años era tener un hotel para perros como en cierta película que vimos una vez en mi casa.

Miré al recién llegado, esperando decirle con el pensamiento que se fuera; más Rivera se lo pidió verbalmente.

—Me vas a perdonar, pero nadie te invitó a esta celebración, así que te me vas por donde entraste—dijo empujandolo hasta la salida.

—Oye, tranquilo—Valentina lo detuvo—. Yo lo conozco desde kinder—lo trajo nuevamente hacia nosotros—Justin, ellos son mis amigos: Ricky, Olivia, Star...

—No tienes que decirlo en inglés, de hecho, Estrella suena mejor que Star—comentó.

—Es que ese es su apodo—aclaró la cumpleañera.

—Mi nombre es Rose Anne—expliqué.

—Oh, un gusto, Roxana—sonrió.

—Rose Anne—corregí nuevamente, ocultando mi enojo con una falsa sonrisa.

—... Y ese chico de allá es Max—terminó su presentación, mientras el mismo estaba consumiendose por los celos.

—Oye, Justin ¿Cómo es que conoces a Vale?—Olivia trataba de romper la tensión.

—Estaba en Inglaterra—explicó—, pero le prometí a ésta chica tan especial que volvería cuando cumpliera dieciséis.

—Ay, Jus—sonrió Valentina—. Todavía lo recuerdas.

—¿Por qué?—cuestionó Max.

—Cuando eramos niños soñábamos con tener esta edad—respondió Valentina—, juramos que estaríamos juntos ese día.

—Que ternura—comentó Olivia.

—Es lo más ridículo que he escuchado—carcajeó Ricky.

—¿Verdad que sí? ¡Yo estuve presente cuatro años!—exclamó Max.

—¿Qué le ocurre?—preguntó el joven desconcertado.

—Está celoso—susurró Vale.

—¿Celoso yo? Nada más paso tiempo de calidad con mi novia—tomó del hombro a Valentina y la acercó a su pecho—¿Escuchaste, Justino?

—¡Max!

—¿Si, novia mía?

—Justin—Don Mateo se acercó a saludarlo—¿cuanto tiempo, muchacho?

—Gusto en verlo, Señor Román.

—El gusto es mío, niño—dió un par de palmadas a la espalda del muchacho.

Max quedó perplejo de la hospitalidad con la que la familia de Valentina trataba al recién llegado. Los celos lo carcomían y no les voy a mentir, yo también, pero tenía otro problema en frente mío:

Ricky se encontraba embelesado por Olivia.

—Te ves muy hermosa con ese vestido—dijo sin parar de mirarla.