Capítulo 8: Recuerdos con R

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-Ahora sólo queda esperar-musité, con esperanzas de que Sofía no tardara en responder. Era la única forma de que Alex volviera a ver a su familia.

Pasaron horas y horas, pero Sofía no aceptaba mi solicitud. Me dormí esperando a que me respondiera.

Al día siguiente se acababa el feriado. Estoy con ciente de lo difícil que es ir a la escuela los lunes, pero con el viaje de ayer, la ida fue mucho más pesada.

Al llegar a mi salón busqué un asiento cerca de mis amigos y nos pusimos a conversar hasta que llegara el profesor de educación física, el cual nos pidió que nos pusiéramos el uniforme adecuado y saliéramos a la cancha para iniciar con el trote de la mañana.

Nos colocó en dos filas, una de varones y otra de mijeres. Los chicos y yo nos acomodamos cerca uno del otro para no cortar la conversación.

-¿Y cómo está Alex?-pregunté a Max.

El profesor tocó su silbato, indicando que debíamos empezar a trotar, por lo que nosotros seguimos la orden.

-Está con mi padre ahora, está algo menso pero de ahí no pasa-soltó.

-¡Max!-reprendió Valentina mientras trataba de no perder el aire.

Mi boca calló por unos segundos, permitiendole hablar a mis pensamientos, los cuales me decían que tenía que saber cómo había llegado Alex a un convento lejos de la ciudad, por Muchas explicaciones que haya dado Alejandro me parecía muy extraño, pues hasta le habían cambiado el nombre. Por otro lado me intrigaba lo que había pasado con mi vecina Rosario. Quería hallar las respuestas con mis propias manos y por eso me maldecía a mí misma, en serio quería no pensar en eso, Alejandro ya estaba aquí y eso era lo que importaba, mas mi cabeza no me permitía disfrutar ese hecho.

-Oigan, chicos...-intentaba decirles que me gustaría que volviéramos a investigar, que la intriga seguía haciéndome su presa, que requería de su ayuda, pero mis labios se sellaron.

-¿Qué?-Ricky moría de la curiosidad.

-Nada-respondí después de tanto pensarlo. Es mejor que no se metieran en esas cosas, la anterior vez salieron lastimados, no quería que pasaran por lo mismo una segunda vez. Estaban tan bien teniendo una vida normal, no podía arruinarlos así.

-Bah-Olivia bufó junto con los demás.

Cuando tocó el timbre de receso nos cambiamos para luego sentarnos a descansar en una banca. Después de no hacer ejercicio como solía acostumbrar por tanto tiempo, mi cuerpo no resistía como antes, así que en cada clase sentía que mi corazón se escapaba por mi garganta.

-Fue un día hermoso el sábado, ¿no?-comentó Valentina.

-Si, como digas-dijo sarcástico Max.

-¿Qué te pasa?-preguntó Vale.

-Yo no la pasé bien, estuviste todo el tiempo con tu amiguito que viene mágicamente desde Canadá.

-En realidad es de Inglaterra-corrigió Vale.

-¡Ay! ¡De donde sea! La pasé mal ese día-cruzó los brazos.

-Rivera, no quiero una escena de celos ahora.

-Vamos, no se van a poner a pelear por pequeñeces-Olivia apasiguó a la pareja-. Todo estuvo maravilloso.
-Hola-dijo una voz masculina. Era Justin, quien traía una camisa crema y un pantalón negro. Siempre tan formal, hasta para pretender ser casual.

-¿Qué haces aquí?

-Estudiando-sonrió.

-¿Vas a estudiar conmigo?

¿Odiarte? ¡Imposible! [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora