-¿Estás bien?-pregunto Jürgen al entrar al que por ahora era mi cuarto.
-Si, no te preocupes-sonreí de lado.
-Discúlpame por lo de ayer.
-No tienes que pedir disculpas, no hiciste más que defenderme, y agradezco todo lo que estás haciendo por mi.
-Y aún hay algo más-se levanto y se dirigió a la puerta, confundida lo seguí con la mirada-hay alguien que quiere hablar contigo-dicho esto, abrió la puerta dejando pasar a un Rodolfo cabizbajo, se puso frente a Jürgen, le agradeció y se disculpó nuevamente, el solamente sonrió y palmeó su espalda-cualquier cosa, estoy abajo-dijo saliendo de la habitación.-¿Qué haces aquí?-pregunté molesta.
-Perdóname, soy un idiota, no debí haber causado esa escena anoche-se colocó a un lado mío-Pero me hirvió la sangre al pensar que Jürgen hablaba pestes mías, y más que dormías con el.
-¿Y porque debía hacerlo?
-Él sigue enamorado de ti, yo lo sé.
-¿Él te lo ha dicho?
-No, pero es obvio lo conozco bien.
-Ay Rodolfo, el no ha hecho otra cosa que hablar bien de ti, te da la oportunidad de que hables conmigo y tú sigues pensando en eso?.
-Lo sé -resopló-¿soy un idiota sabías?-asentí y él sonrió-Pero este idiota te ama con toda su vida, y sería incapaz de hacerte daño.Paulina es solo una chava con la que salí una vez, es amiga de un conocido de Diego, yo no sabía que ella estaría ahí, no le tomo importancia a las cosas que hace o dice. Esta ardida porque le dije que no me gustaba, me insistió tanto después de esa salida que tuve que ser sincero y decirle que no me gustaba para novia, ni para nada. Desde entonces se volvió así, ella es de la capital, pero vino hasta acá, solo porque la fiesta era en mi casa. Diego me dijo que su plan era drogarme, para acostarse conmigo y quedar embarazada, así yo estuviera con ella. Pero no contaba con que tú estarías ahí, y arruinarías su plan. Por eso se puso así, quería sacarte de mi vida. Y continuar con su plan, pero no lo logró.
-Esta bien, creo en esa historia, Diego y todos tus amigos han abogado por ti, y las historias coinciden-sonreí y tome su mano-Pero aún así, no creo que podamos continuar con esto.
-¿Qué? ¿Por qué no?-se aventó sobre mi, abrazándome con fuerza-yo te amo, dame una oportunidad.
-Por favor Rodolfo-lo separé de mi y me levanté de la cama-No hagas las cosas más difíciles.
-No me hagas esto-se levantó tras de mi, me tomó de la mano haciéndome girar para quedar frente a él, pude aspirar su deliciosa loción, el ver su rostro tan cerca al mío, el sentir sus manos sobre mi cintura, hacían temblar a mis piernas-por favor, dame una oportunidad más -susurró sobre mis labios, y sentí mi piel erizarse. Necesitaba besarlo, quería besarlo.-Necesito que por favor te vayas-hablé tartamudeando, intentó besarme y lo esquivé.
-Dime qué no me amas y te dejaré en paz-me miro retadoramente.
-Yo, ya, ya no te amo-susurré bajando la mirada.
-¿Estás segura de lo que está diciendo?-preguntó con los ojos llenos de lágrimas-Que poco te duro el amor.
Asentí, y salió de la habitación, pude escuchar luego de unos minutos como su coche arrancaba a toda velocidad y se alejaba.-¿Está todo bien?-entró Jürgen casi corriendo a la habitación.
-Si, no te preocupes-le contesté tratando de que no se diera cuenta que estaba a punto de comenzar a llorar, mientras observaba cómo Rodolfo se alejaba.
-Voltea a verme entonces-giré obedeciéndolo, ya que me encontraba viendo hacia la ventana.
-¿Puedo ayudarte en algo?-me miraba preocupado.
-Es solo que-suspiré y sentí mi voz cortarse-necesitó algo más de tiempo para digerir todo esto-él camino hacia mi, y me abrazo fuertemente, en ese momento me quebré, comencé a llorar, dejé caer todo lo que venia cargando en ese abrazo, Jürgen me ayudo a recostarme, sentándose a un lado mío, coloqué mi cabeza en su pecho y él solo acariciaba mi cabello, mientras yo seguía llorando.
-¿Si sabes que él te ama no?
-Lo se, pero esto no es algo sencillo de digerir.
-Entiendo, y estoy seguro que el amor que te tiene, hará el trabajo de darle paciencia y esperar por el tiempo que tu necesites.
-Gracias, eres un tesoro-le sonreí-por cierto, ¿cuando pensabas decirme que te cambiarás de dirección?.
-No se, quería que fuera sorpresa-sonrío mirándome.
-Pues ahora resultó ser una sorpresa muy agradable-tomé su mano-tener un amigo como tú, en Monterrey me hará mucho bien.Pasaron tres días, y yo no sabía de Rodolfo, creo que al fin había entendido que necesitaba mi tiempo.
Estaba a dos días de irme de nuevo a Monterrey, ya había tenido suficiente espacio, para pensar todo lo que sucedió y poder tomar la decisión que más fuera correcta.Toque dos veces y nadie abrió, sabía que él estaba en su habitación, así me lo hizo saber Uriel, por lo que opté por abrir la puerta.
Mi corazón se destrozó al ver esa escena, nunca pensé encontrar de esa manera a Rodolfo..