Te vas aburrir.

245 17 0
                                    


-¿Debes tener hambre?-entre a la oficina sentándome frente a ella.
-Bastante, la comida de los aviones es nefasta.
-Muy bien, dame solo 5 minutos, mando unos archivos y nos vamos almorzar-ella asintió sonriendo.

Fuimos a un lugar cercano, comimos algo, y como nos sobró tiempo, nos tomamos un café para seguir platicando. Era una chica muy buena onda, además cabe recalcar que muy bonita.

-¿Y cuánto llevan tú y Jürgen?-preguntó curiosa.
-No, no-reí un poco-Es mi mejor amigo.
-¿En serio? Lo poco que vi pensé otra cosa, se ve una chispa entre ustedes; el se nota muy enamorado.
-Pues-hice una pausa-hay una historia sin terminar, ni empezar. Pero yo ahora estoy casada-le mostré mi anillo.
-¿Qué ?-se atragantó con el café-A ver, a ver, tienes que contarme esta historia.
-Te vas aburrir-baje la mirada y sonreí.
-No, dale.

-No, dale

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



{...}

-¿Entonces terminaste casada con el mejor amigo?.
-Así es-asentí elevando los hombros-ahora estoy bien, sé que aún me quiere, yo hablé con él y entendió que no tengo nada que ofrecerle, si lo quiero bastante, pero hasta ahí.
-¡Wow! Debe quererte demasiado para seguir siendo tu amigo.
-En esas cosas no puedo mandar; este así decidió-señalé mi corazón-y ya no pude hacer nada más.
-Aún falta conocer al esposo, y ver si valió más que te quedarás ahí o te arriesgarás.
-Veras un día lo conocerás-mire el reloj-no puede ser, ya es muy tarde.

Pagamos la cuenta y salimos al coche nuevamente en dirección al estadio, al llegar, los chicos ya se encontraban listos.

-¿Y ustedes? ¿De donde vienen?-preguntó riendo Jürgen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


-¿Y ustedes? ¿De donde vienen?-preguntó riendo Jürgen.
-De seguro, ya se chismearon toda su vida-agregó Eduardo.
-Fuimos a desayunar, y hacernos amigas-contesó ella, cruzando su brazo con el mío, solo asentí sonriendo.
-Cuidado, porque van a ser un peligro juntas-dijo su esposo a lo que Daniela dio un leve golpe y subimos al coche riendo.

Nos pusimos en camino, y procedimos a dejarlos en su casa.

-¿En la noche podemos invitarlos a cenar?-comentó Daniela.
-Si claro, pasamos por ustedes-contestó Jürgen.

Hat•trickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora