-Vamos a casarnos en Las Vegas-soltó de golpe, haciendo que regresara el bocado de comida que recién había introducido en mi boca, acción que provocó que todos rieran. -¿Qué?-dije limpiando el desastre que recién acababa de hacer. -Si, no estamos tan lejos-decía emocionado-están las personas más cercanas a nosotros, hagámoslo. -Siiii, por favor-repitieron todos al unísono. -Pero no hay nada listo, tú traje, mi vestido-me dirigí a ellos-su ropa, los permisos. -Eso se arregla, tú no te apures-comentó Ale. -Nosotras nos encargamos de arreglarte-indicó Lucia señalando a Ale y a ella misma. -Y nosotros, preparamos al novio-agregó Uriel. -Hasta despedida le hacemos-opinó Antonio. -No, estás loco, cual despedida, ni que tus narices-lo regañó Ale. -Solo será una salida de amigos-le suplicó Antonio. -Ale, hay que dejarlos, luego lo terminarán haciendo a escondidas-le asegure. -Nunca-me interrumpió Rodolfo tomando mi mano entre las suyas-yo no haría nada que tú no quisieras que hiciera. -Mandilón-entre dientes dijo Uriel. -¿Entonces tú no eres?-lo miro retadora Lucia. -Si mi amor, soy todo lo que tú digas-todos nos reímos a carcajadas.
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-¿Ya puedo ver?-decía mientras impaciente movía las manos. -No amiga, no seas curiosa-le respondió Lucia. -Por favor-suplique. -Que no chingado-la regañó Ale. -Esta bien, pero no tenías que hablarme así-hizo puchero bajando el tono de su voz. -Perdón, perdón-sintió como la abrazaba-Pero es que eres bien impaciente, y me pones de nervios.
Llegaron a un gran parque, cada quien enfundado en su ropa para esa ocasión, por su parte Rodolfo con los ojos vendados y ella con una mascada para evitar arruinar el maquillaje. Se encontraron en el punto acordado por los amigos, colocaron a Rodolfo, al frente del juez, aún con los ojos cubiertos. Por su parte ella esperaba ansiosa su turno.
-Listo-destaparon su rostro. -¿Dónde estamos?-preguntó curiosa. -En tu boda de ensueño-sonrío emocionada-por favor, te lo suplico, no hagas más preguntas, y en cuanto escuches la música sales por esas escaleras-asintió sonriendo y se acomodo el vestido. -Te ves hermosa-Ale le dio un abrazo y entregó el pequeño arreglo de flores.
Los chicos y chicas se acomodaron en posición, la músico comenzó a sonar, esa era su señal, así que comenzó a bajar por las escaleras, en dirección hacia Rodolfo, a quien se acercó Uriel, le destapó los ojos, pero no le permitió voltear.
Ella se acercó abrazándolo por la espalda, haciendo que él se girara, ocasionando que de sus ojos brotaran una que otra lágrima por ver a su hermosa prometida, vestida de novia.
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La felicidad se podía ver y sentir a miles de kilómetros, ambos no se podían quitar los ojos de encima el uno del otro y sonreían enormemente.
-Estás preciosa, hermosa, eres toda una princesa-la tomo de la mano, acercándola a su lado, le dio un beso en su frente y la ceremonia tomó su rumbo.
