Guerra de bandas. [LoganG]

CAPÍTULO 76.

Alejandra's POV.

Eran las diez de la mañana y me encontraba con mi hermano en la terraza de mi habitación. No habíamos pegado ojo en toda la noche, unos diez minutos como máximo quizás. Ambos estábamos con un café ardiendo en nuestra mano derecha y el quinto cigarro de la mañana en la izquierda.

Él estaba aún más destrozado que yo ya que el vinculo que mantenía Allen con mi madre era muchísimo más fuerte que el mío con ella. Yo por otro lado, aunque no nos hablásemos después de que ella misma me sacase de su vida, seguía siendo mi madre y aún no me podía creer que ya no la fuese a volver a ver.

Mis ojeras eran tan grades que estaba segura que ni cincuenta capas de maquillaje las taparían en ese momento, tenía los ojos rojos y escocían por la cantidad de lágrimas que habían caído por ellos en apenas cinco horas.

- ¿Quieres desayunar algo más? -pregunté rompiendo el silencio devastador que nos invadía. Se encogió de hombros y me levanté para ir a la cocina- Cogeré algunas galletas y más café, ahora vuelvo.

Le revolví el pelo cuando pase por su lado y después le abracé. Cogí las tazas ya vacías de café de la mesita y baje a la cocina. Allí estaban las chicas sentadas en la mesa, cuando hice un poco de ruido todas me miraron dejando ver su clara tristeza por mi situación.

- Alejandra... -habló Ángela.

- Estoy bien. -la interrumpí cortante antes de que pudiese decir nada.

- Alejandra, somos tus mejores amigas. Está claro que no estás bien, tu madre se acaba de morir y tus ojos hinchados de llorar nos dejan ver que estás horrible. Deja de intentar hacerte la dura, con nosotras no funciona. -habló brusca Nicole.

Suspiré y me giré a mirarlas, apoyé las manos en la encima y deje descansar mi peso ahí - ¿Lo siento vale? No estoy bien, pero esto ya es muy duro para mi como para tener a gente constantemente dándome su compasión... Os agradezco mil millones que os preocupéis por mi, cualquier cosa os lo diré, ¿vale?

Ellas asintieron esta vez más aliviadas tras mis palabras y entonces me acerqué al armario donde guardábamos la comida y de ahí saqué las galletas que le había dicho a mi hermano, después rellené los cafés y volví hacía arriba.

Cuando estaba cerrando la puerta de mi habitación oí el timbre y después los pasos de alguna de las chicas hacía la puerta para abrirla, sabiendo que ya habían abierto cerré del todo y salí de nuevo a la terraza sin preocuparme quien era.

- Gracias. -me sonrió Allen tras darle la taza de café llena de nuevo.

- Aún no me puedo creer que no vaya a volver a verla... -dije mirando hacía el cielo completamente lleno de nubes una vez sentada.

- Aunque seguramente no me creas, te echaba de menos...

- Pues claro que no te creo. -reí intentando evitar el pinchazo que note sobre mi corazón- Me odiaba...

- A ti no, a tu estilo de vida.

- Y tampoco me creo que me ocultaseis que tenía cáncer, como no pensaste en decírmelo Allen joder, habría ido a veros y ayudaros o algo.

- Me hizo prometérselo. -le miré incrédula y el se encogió de hombros- Yo ya la dije que eras su hija y que tenías que saberlo, que seguro que nos ayudabas en algo, pero ella se encasilló en que no harías nada y prefería que no lo supieses. Intenté llamarte pero al final no pude, porque sabía que si te llamaba irías a vernos como tu misma has dicho, y mamá se enfadaría conmigo.

No le culpé ni dije nada más respecto al tema, entendía sus razones y como nuestra situación familiar siempre había sido muy delicada simplemente lo deje pasar. Me quede mirándole un rato y de un momento para otro me eché a llorar.