Pasaron dos semanas desde el inicio de las clases en Hogwarts, dos semanas que habían parecido una eternidad. Albus había armado un horario y una rutina estricta que cumplía todos los días. Se levantaba muy temprano, era uno de los primeros en desayunar y solía abandonar el gran comedor antes que llegaran más personas, en especial aquellas que deseaba evitar a toda costa. Albus se sentía solo a pesar de estar rodeado de alumnos que iban y venían, detestaba la manera en como las cosas habían cambiado, pero se había obligado a limitar las charlas y encuentros con Scorpius. No era descortés con él, pero se mantenía apartado lo más que pudiese, pensaba que así que le hacía un favor y las cosas serían más fáciles de llevar después de su último encuentro. Albus no podía comprender el comportamiento de su amigo, y conociendo sus propios sentimientos, no quería salir lastimado al final, sabía que Malfoy estaba enamorado de Rose y realmente, aquellas semanas habían sido un constante dolor de cabeza. Scorpius intentó muchas veces entablar una conversación acerca de lo sucedido aquella noche en los dormitorios, pero Albus solo le sonreía robóticamente y se disculpaba diciendo que tenía muchas tareas, que requerían que pasara la tarde en la biblioteca. Scorpius no insistía y lo dejaba marchar, pero no desaprovechaba las pocas oportunidades que tenía para acercarse a él, aun Albus saliera con otra excusa para no verlo. No obstante, las clases cada vez eran más complicadas y los ratos libres las pasaba con Rose, quien al haber heredado la inteligencia de su madre, mantenía su primer puesto en las clases y tenía tiempo para ayudar a su novio con sus deberes.
Pero, Scorpius ni Albus eran los únicos extraños en aquellos días, Rose tenía sus propios dilemas y conflictos emocionales. La joven empezaba a cuestionar ciertos comportamientos de su novio, el paseo a Hogsmeade sería a fin de mes y tenía muchos planes para ese día, todo lo había preparado desde las vacaciones. Rose sentía que las cosas no iban tan bien como lo quería hacer ver Scorpius, su novio se quedaba en silencio muchas veces, era menos divertido y estaba más distraído que de costumbre. Algunas veces, sentía que se aburría con su charla, a pesar que Scorpius le dijera que le gustaba pasar tiempo con ella. Rose quería atribuirlo a su alejamiento de Albus, sabía que esto era un cambio para todos, pero lo correcto era que Scorpius saliera con ella y le prestara más atención, aun así, sentía como si estuviera entrometiéndose en aquella amistad de años, y lo más seguro es que fuera cierto.
- No pienses eso Rose, Scorpius te ama, pero ya sabes cómo son los Malfoy de serios y reservados. Su padre Draco, me da miedo a veces, tiene una mirada muy intimidante – dijo Lily una tarde en que ambas compartían un pastelillo en la sala común de Griffindor, a esperas de la última clase del día.
- Si tan solo perteneciera también a Griffindor, nos podríamos ver más y el vínculo se haría más fuerte – dijo una desanimada Rose.
- Eso no tiene nada que ver, escuché que Al y Scorpius ya no pasan tiempo juntos como antes y eso que duermen en el mismo dormitorio, las clases y los horarios los tienen locos. Mi hermano está en la misma situación que tú, solo que tú eres su novia y Scorpius tiene que pasar tiempo contigo sí o sí.
- Yo también estoy en sexto año y aun así...
- Pero Rose, tú eres muy inteligente, no como esos chicos tontos.
- Bueno, sé que Scorpius y yo somos pareja, pero, no sé si deba tener más derecho que Albus para verlo, ellos han sido amigos hace tanto tiempo... me siento una entrometida. Siento como si estuviera haciendo algo malo.
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Dos claveles y una rosa
FanfictionScorpius y Albus han sido amigos desde el primer año en Hogwarts, y ahora se preparan para su sexto año. Sin embargo, Albus se siente confundido respecto a su relación con su amigo. Todos esos años, su amistad se a fortalecido, tanto que cualquiera...