Era la milésima vez que Scorpius no podía dormir gran parte de la noche, después de forzarse a hacerlo se rindió y se levantó de la cama para sentarse sobre el alfeizar de la ventana. La oscuridad de la noche y el silencio aliviaban su ansiedad, a esa hora era la única vez que podía pensar claramente las cosas, sentía que vivía un completo estrés en el día y sus fuerzas habían disminuido considerablemente desde el comienzo del año escolar. Sus ojos se desviaron de la ventana hacia aquel bultito que dormía en una cama cercana, hace un día lo había tenido en sus brazos y ahora sentía como si un muro los separase, ¿hasta cuándo podría soportarlo? Scorpius deseaba acariciarle los cabellos y besarlo mientras dormía, pero si lo hacía estaba seguro que Albus sería capaz de fallarle a su hermano y mandar todo el plan al tacho solo para no tener que hablarle. El rubio se quedó hasta el amanecer sentado en aquel lugar a pesar del frío que hacía en esa estación, pronto las vacaciones de Navidad llegarían y en pocos meses terminarían su sexto año de escuela. Scorpius se frotó las piernas y los brazos al sentirlas entumecidas por haber permanecido en una sola posición, pronto se puso de pie y se fue a vestir dispuesto a asistir a la única clase que tendrían aquel día. Scorpius apresuró las cosas para bajar antes que Albus, después de acomodarse la túnica sobre la ropa más cómoda que pudo encontrar para el viaje a la ciudad, buscó dinero en una pequeña bolsa que tenía escondida en el baúl. Al ver que Albus empezaba a moverse, salió rápidamente hacia la sala común.
La clase de encantamientos pasó más lenta que de costumbre, Scorpius se había sentado al final de la fila y trataba de aprenderse un hechizo tan enredoso que terminó pronunciándolo mal frente a toda la clase, perdiendo diez puntos para Slytherin. En cambio, a Albus le fue muy bien y demostró que había aprovechado sus horas de estudio, lo que no sabía Scorpius era que el moreno solo podía olvidar sus problemas enfocándose en otra cosa, y como sufrir por cada rincón de la escuela no servía, había tenido largas horas de encierro tanto en la biblioteca como en la sala común repasando encantamientos y otras materias hasta largas horas de la noche. Scorpius empezaba a ponerse ansioso, su pie se movía con impaciencia mientras veía la hora en un viejo reloj, por momentos cerraba los ojos, pero no quería ganarse otro regaño, así que simuló estar atento hasta que al fin se terminó la clase. Apenas salieron sus compañeros detrás del maestro y vio que Albus se ponía de pie, apresuró el paso y lo espero en silencio en la entrada del salón. Albus salió sin decirle una palabra y el rubio lo siguió sintiendo cierto nudo en el estómago.
Ambos jóvenes se encontraron yendo hacia el bosque prohibido tratando que nadie los viese. En todo el camino Albus permaneció en silencio, pero eso no fue problema en esos momentos, pronto salieron de la vista de algunos maestros que rondaban por los alrededores e ingresaron al bosque sin perder más tiempo. Los chicos iban a paso ligero, Scorpius había logrado conseguir algo de dinero muggle gracias a un chico de segundo año que se lo intercambió por algunas monedas de oro, antes de salir de la sala común y Albus llevaba un mapa de las calles y de las estaciones de tren por si se veían obligados a regresar con otros medios. Se encontraron con James a cierta distancia de la entrada y vieron que estaba metiendo la capa de invisibilidad en una mochila, el mayor de los Potter tenía algo más de experiencia en el mundo muggle que Albus, su padre le había contado muchas cosas y llevado a más lugares, por lo que una expedición a la ciudad no le era nada fuera de lo común, en cambio Scorpius sentía ciertos nervios porque toda su vida había transcurrido en el mundo mágico, no obstante quería demostrar que podía ser útil y podía ser valiente cuando quería. Aunque con honestidad, esto era más para impresionar a Albus e intentar un acercamiento. James sacó de un escondite tres escobas que había tomado del equipo de Quidditch de la escuela y los repartió.
- ¿Estás seguro que nadie nos verá? – preguntó Albus viendo con desconfianza su vieja escoba.
- Si volamos a la altura de los árboles estaremos bien, luego tendremos que subir lo más que podamos hasta llegar a la ciudad, aterrizaremos en la terraza de un edificio abandonado y estaremos a una calle del Hospital San Mungo. No se preocupen, que esa zona esta resguardada por magos, aunque hay muchos muggles alrededor.
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Dos claveles y una rosa
FanfictionScorpius y Albus han sido amigos desde el primer año en Hogwarts, y ahora se preparan para su sexto año. Sin embargo, Albus se siente confundido respecto a su relación con su amigo. Todos esos años, su amistad se a fortalecido, tanto que cualquiera...