Rescate

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Lysander reaccionó al sentir un baldazo de agua fría sobre la cabeza, que lo empapó por completo. Abrió los ojos inmediatamente, pero las imágenes eran demasiado borrosas. Movió la cabeza de un lado al otro, en un afán de quitarse los mechones de cabello empapados y poder escuchar cualquier cosa a su alrededor, lo que sea para intentar saber que había sucedido y donde se encontraba. Por desgracia, solo captaba susurros y ninguna frase entera que tuviera lógica. Era obvio que estaban hablando en un idioma diferente o en código, para que nada los delatase. De lo único que estaba seguro era que se encontraba frente a más de dos personas. Lysander notó que sus manos ni sus pies estaban atados, pero sentía el cuerpo tan pesado y adolorido que supuso se trataba de alguna clase de hechizo o poción, por instinto, se pegó a la pared como pudo y abrazó sus rodillas en un intento por protegerse. No sabía si estaba temblando del frío, del dolor de sus pobres músculos o del temor que sentía en esos momentos, la claridad en sus ojos aún no había regresado y estaba expuesto a cualquier cosa. No sabía lo que estaba pasando, ni siquiera recordaba los acontecimientos de las últimas horas, quiso decir algo, pero sus labios quedaron entreabiertos sin emitir sonido alguno. Sus captores se habían asegurado que quedase completamente débil e inútil, de ese modo jamás podría gritar y pedir ayuda. Lysander sintió que algo muy malo iba a sucederle, si aquello era un secuestro real y no una estúpida broma entonces se habían equivocado de persona, era demasiado obvio, su familia era de clase media y no poseían la fortuna de los Malfoy ni de otros magos ricos que conociera por nombre. Decidió permanecer lo más calmado posible en un rincón mientras trataba de aclarar su mente, ni siquiera sabía si aún se encontraba en el castillo, esto hizo que un fuerte escalofrío corriera por su espalda, ojalá pudiese recuperar la visión. De repente, escuchó unos pasos que se acercaron a él, con la visión borrosa pudo distinguir un par de zapatos negros, luego un grito silencioso trató de escapar de su garganta al sentir como aquel desconocido lo sujetaba de los cabellos y lo obligaba a salir de su rincón, para dejarlo tirado en medio de lo que supondría sería una sala o habitación.

- ¿Estás seguro que con él será suficiente? – Preguntó una voz masculina - ¿No debimos traer al otro también? – Lysander se estremeció, la persona tenía un acento extranjero y su voz sonaba como la de un adolescente, pocos detalles, pero serían valiosos si lograba salir con vida.

- ¿Eres un idiota o qué? ¿Acaso no conoces a los Potter? Este chico servirá para que la escuela note nuestra presencia y tengan miedo de nosotros, a los Potter los dejaremos al último... además, este es el perro de James Potter ¿no has escuchado los rumores? Si matamos al juguete de alguno de ellos, será una buena forma de empezar con todo esto ¿no?

- ¿Qué piensas hacer con él? ¿Lo vas a dejar colgado en la torre más alta de la escuela o qué? – dijo una voz femenina a lo lejos, una voz suave pero totalmente fría.

- Tienes unas ideas macabras pero maravillosas, de todos modos, debemos ponernos de acuerdo que haremos con este tipo antes que alguien sospeche de nosotros. Solo debe ser una advertencia, todos deben saber que el legado de nuestro señor Voldemort no ha muerto, debemos aterrorizarlos.

- ¡Entonces mátalo ya! ¡Dejémoslo colgado del cuello en la torre de astronomía o desmembrado en la puerta de Hogwarts! Les daremos una advertencia y nos seguiremos camuflando entre todos estos idiotas, debemos prepararnos adecuadamente en las artes oscuras.

- Tranquilo Steve, no podemos actuar precipitadamente, después de todo aun somos estudiantes, debemos demostrar que somos capaces de hacer las cosas mejor que nuestros parientes muertos en la batalla de Hogwarts. Solo somos cuatro por el momento, pero Elena está convenciendo a más estudiantes...

- ¡No digas mi nombre delante de este tipo! – chilló la chica dando una patada al suelo.

- ¿Y qué más da? Él estará muerto dentro de poco.

Dos claveles y una rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora