¡Feliz Navidad! - Extra

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Albus Potter se encontraba contemplando aquel anillo que había pertenecido a la madre de Scorpius Malfoy, lo giraba entre sus dedos y se quedaba absorto con los destellos que emitía aquel zafiro a la luz del sol de la tarde. Habían pasado seis meses desde que regresaron a la escuela para cursar su último año, y a todos les empezaba a invadir cierta nostalgia, porque las cosas no serían las mismas una vez que se graduaran y salieran al mundo real. Habían pasado tantas cosas en esos años que las paredes estaban cargadas de recuerdos, realmente, extrañaría Hogwarts, pero, a pesar de la ansiedad o los temores que pudiera sentir, Albus Potter quería saber que sucedería en el futuro, si bien era difícil conocer lo que pasaría en cinco minutos, mucho peor en cinco años. Albus respiró profundamente, las cosas con Scorpius estaban yendo de maravillas, ellos habían tenido algunas discusiones y celos tontos, pero su relación había sido apoyada por muchos de sus amigos de la escuela, y por sus padres. Aquel anillo que Albus tenía en sus manos significaba un compromiso real, el joven sabía que no podían casarse como una pareja hetero, pero su amor era tan fuerte que deseaba estar con Scorpius para siempre. Además, el rubio le había hablado muchas veces que en unos años tendrían una ceremonia a toda regla, y para Albus, aún se tratase de una unión simbólica, tenía tanto peso e importancia como un matrimonio entre hombre y mujer. Sus mejillas se tiñeron de un lindo color carmesí al recordar sus palabras, y más porque se lo dijo en susurros en un momento que tuvieron a solas, mientras lo aferraba entre sus brazos y besaba su cuello, haciendo que perdiera la noción del tiempo y de la realidad poco a poco, como siempre solía ocurrir cuando estaba junto a él. Albus se obligó a volver a la realidad y se colocó el anillo, en esos momentos se encontraba en la habitación de su casa, esperando que sus padres y su hermana, terminasen de prepararse para asistir a la cena de Navidad en la mansión Malfoy. Eran las vacaciones de Navidad, y la primera reunión que tendrían ambas familias para apoyar la unión de sus hijos. Albus estaba nervioso, Draco Malfoy había sido muy amable con él en esos seis meses, enviándole cosas por medio de las lechuzas, sabía que lo hacía por gratitud, por haberle salvado la vida a su hijo, pero, el joven deseaba poder agradarle por ser como era, que lo pudiera conocer y lo aceptara de corazón como la pareja de Scorpius. Sabía que Draco no estaba convencido del todo de aquella relación, pero estaba dispuesto a aceptarlo en su familia porque el hecho de haberse arriesgado tanto por Scorpius, hasta su propia vida, era de hecho un acto de amor verdadero. Albus respiró profundamente y en esos instantes vio a Lily en su puerta, a sus dieciséis años era la viva imagen de su madre en su juventud.


- ¿Ya estás listo? Papá dice que saldremos en quince minutos – dijo Lily sentándose sobre la cama, a su lado, y mirando aquel anillo con cierta envidia.


- Sé lo que estás pensando – dijo Albus sonriéndole – no te preocupes, ya conocerás a alguien que realmente valga la pena y te haga muy feliz, sé que tu relación con ese chico no funcionó, pero no te desanimes. ¿Sabes? Vi las fotos de mamá cuando estaba en la escuela y te pareces mucho a ella, eres la segunda pelirroja de la familia. Mamá me contó que estuvo enamorada de nuestro padre desde el primer momento en que lo vio, y que tuvo que pasar mucho tiempo para que él le correspondiera. Y míralos ahora, no pueden estar separados ni un día.


- Gracias hermanito – dijo Lily abrazándolo de repente – perdóname, la verdad es que sí tengo algo de envidia por tu relación con Scorpius.


- Hemos pasado por muchas cosas, tanto malas como buenas, y eso no quiere decir que todo vaya a ser miel de ahora en adelante, sé que tendremos que enfrentarnos a otros problemas en el futuro, pero, a pesar de todo, sé que podremos solucionarlo juntos.

Dos claveles y una rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora