Habían pasado algunos días desde que Albus regresó a casa y en ese poco tiempo había creado una rutina que lo mantenía ocupado gran parte del día, todo para evitar pensar en Scorpius Malfoy y caer en la locura. Habían pasado meses desde que tuvo noticias suyas, nunca había estado tanto tiempo lejos de él y estaba seguro de que si no ocupaba su mente en todo lo que pudiese, aun fuese solo concentrarse en pelar papas para su madre en la cocina, encontraría el modo de escabullirse hasta la mansión Malfoy para buscar al rubio por todas las habitaciones, aunque eso significara empeorar las cosas. Pero, ¿qué más podría suceder?, ¿qué podría ser peor que estar separados a la fuerza? No, no podía retar al destino, Albus sacudió con fuerza la cabeza tratando de quitarse la imprudencia de encima, ya que siempre podían aparecer cosas peores. Lo único que deseaba era que Scorpius estuviera bien, sabía que su padre nunca le haría daño pero, la idea de que lo hubiera cambiado de escuela y llevado a otro país, lo deprimía demasiado.
Si tan solo pudiera escribirle...
Si tan solo tuviera un mensaje suyo, podría aliviar su corazón.
Pero...
¿Y si Scorpius no volvía?
¿Y si su padre conseguía alejarlo para siempre?
¡No! ¡No podía pensar así!
Scorpius le había prometido que regresaría por él, tenía que confiar en sus palabras, su padre no podría mantenerlo encerrado de por vida. Tarde o temprano Albus sabía que el rubio volvería a su lado, tenía que aferrarse a eso con todas sus fuerzas, pero la espera era horrible. No obstante, la mayor prueba de su amor lo había tenido cuando Scorpius enfrentó a su padre y rompió su compromiso con Rose, a pesar que eso significara decepcionar a Draco. Albus se sentó en las escaleras de la entrada de su casa, viendo tristemente las ramas de los árboles meciéndose con el viento de la tarde. Él tenía que ser fuerte, extrañaba demasiado a Scorpius, pero sabía que confesarle la verdad a su padre había sido demasiado para él, sería egoísta pedir más o aparecer en su casa para ocasionar más problemas. Albus mandó a callar a su corazón que gritaba desesperado para que hiciera algo, trató de consolarlo repitiéndole que Scorpius nunca los abandonaría, que estarían juntos como tantas veces lo habían hablado.
Solo le quedaba esperar.
Albus había llevado algunos libros, heredados de James para su último año de escuela, para adelantar algunas materias. Su hermano había acabado satisfactoriamente los estudios, pero sabía que a pesar de que ambos se estaban llevando mejor, James lo envidiaba en cierto modo porque él regresaría a Hogwarts con Lysander. Y justo cuando se disponía a leer el primer libro, James salió rápidamente dándole un empujón al pasar por su lado, al parecer habían cosas que jamás cambiarían.
- ¡Hey! – exclamó fastidiado Albus recogiendo el libro que había caído escalones abajo. - ¿No puedes tener cuidado?
- No exageres, ni que te hubiera botado de las escaleras – James dijo el hechizo invocador y llamó a su escoba que apareció al instante.
- No deberías usar la magia a cada rato, ya cumpliste los dieciocho pero siempre hay que tener cuidado. ¿Y ahora a dónde vas?
- No te debería responder porque no te importa, pero, lo haré solo para que prepares la habitación de invitados porque Ly va a pasar con nosotros dos semanas. Voy a buscarlo al otro lado del pueblo, el translador lo dejará cerca de las montañas.
- No sabía que Lysander vendría, veo que ustedes se están volviendo cercanos otra vez.
- A tenido muchos avances con respecto a sus recuerdos, no puedo quejarme.
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Dos claveles y una rosa
FanfictionScorpius y Albus han sido amigos desde el primer año en Hogwarts, y ahora se preparan para su sexto año. Sin embargo, Albus se siente confundido respecto a su relación con su amigo. Todos esos años, su amistad se a fortalecido, tanto que cualquiera...