[3]

350 34 0
                                    

La carcajada de Frank me dio muchas de golpearlo, quizás tomarlo del pelo y golpear su cara contra el escritorio, tal vez lanzarlo al piso y patearlo ahí. Pensándolo bien yo tengo muchos traumas, que violencia la que emano de mí.

—Que bueno que te alegre —apreté mi mandíbula.

—Es que jamás había escuchado una historia como esta, ¿en serio después de tantos años la sigues amando? —bufé.

—¿Qué acabo de decirte? —me senté—. ¿Podrías comportarte como un profesional y no como estúpido amigo?

—Es que es difícil —seguía riendo.

—Por personas como tú personas como yo no expresamos nuestros sentimientos —bajé la mirada—. En serio necesitaba un consejo, pero gracias eh —me puse de pie.

—Clint, vamos amigo, no te vayas, siéntate. Hablemos como amigos, ¿va? —volví a sentarme.

—Bien.

—Creo que lo mejor que puedes hacer, si la amas como dices, es darle tiempo, tu hermano ya está casado, no tiene oportunidad con él y nunca lo hará, así que dale tiempo a que se dé cuenta.

—Pensé en que alejarme de ella sería lo mejor —me encogí de hombros.

—¿Y tú crees que eso te ayudará a olvidarla? —eché mi cabeza hacia atrás.

—No lo creo, he estado con muchas mujeres y ninguna me ha ayudado a olvidarla. Cuando las beso te juro que desearía que fuera ella y cuando... bueno, él asunto es que no puedo dejar de pensar en ella.

—Creo que lo mejor que puedes hacer es enfrentarla, decirle de frente lo que sientes y esperar a que te acepte o te rechace.

—¿Y si la pierdo? —lo vi.

—Será un riesgo que debes tomar. Recuerda: el que no arriesga no gana.

Voy a arriesgar mucho en esto, pero no puedo vivir con la incertidumbre de saber si ella puede llegar a sentir algo por mí o no.

Aquí Estoy [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora