—¿Y qué pasó luego? —preguntaron todos mientras estábamos sentados a la mesa.
—Nada, a él no le quedó de otra que irse decepcionado —tomé la mano de Lisa.
—Después de eso ustedes volvieron de su luna de miel y nos invitaron a cenar —reí.
—Vaya jamás imaginé que ustedes dos terminarían juntos —levanté una ceja y vi a mi mamá indignado.
—¿Por qué no, soy lindo, verdad amor? —vi a Lisa.
—Está medio loco, pero sí es lindo y lo amo —me abrazó.
—Me alegra mucho verte feliz —le dijo Lion a Lisa—. Y creo que después de todo lo que nos contaron, ni siquiera debo decirte que la cuides —negué.
—Daría mi vida por ella, porque sino está conmigo, ¿para qué querría tenerla? —todos me vieron.
—Que poético cuñado —reí por el comentario de Gemma.
—Todo es gracias a ella —vi a Lisa.
—Ay amor —me abrazó.
Después de la cena, Lisa y yo no fuimos a mi departamento, en dónde con ayuda de Jenni le tenía preparada una sorpresa. Abrí la puerta del departamento, éste estaba a oscuras, sólo habían pequeñas luces en forma de velas alumbrado todo, habían algunos pétalos de rosas por el piso y un enorme ramo de rosas sobre la mesa de centro.
—Clint —Lisa se giró y me vio—, amor está lindo —me dio un beso corto en los labios.
—Lo mejor para ti —me senté en el sillón.
—Clint —se sentó a horcajadas sobre mí—. Amor, ya estoy lista —fruncí el ceño.
—¿Para qué? —echó su cabeza hacia atrás.
—Para hacer el amor contigo —abrí la boca.
Lisa hace unos días atrás, precisamente en nuestra primera noche durmiendo juntos, me confesó que nunca había tenido relaciones por la misma razón que nunca tuvo novio, no me asustó y tampoco me importó, yo me conformaba con dormir a su lado y así fue. Aunque antes de que nos durmieramos le pregunté que si realmente antes había besado y sólo estaba mintiendo acerca del primer beso, ella respondió que sí, pero como venganza por sus chistes sobre mi depresión, le dije que no se notaba pues no lo hacía muy bien. Eso provocó que me diera un fuerte golpe allá abajo dónde guardo a mis futuros hijos, pero luego me dio muchos besos para que comprobara que sí sabía besar.
—Esto no lo hice para que pasara, esto tiene otro objetivo.
—Lo sé, pero yo quiero hacerlo —negué.
—No, no quiero —porque no.
—¿Por qué no?
—Porque quiero que lo hagamos cuando seas mi esposa.
—¿Qué te pasa anciano, en que siglo estás? —rodó los ojos—. Eso me pasa por buscarme un viejito.
—Sólo te llevo cuatro años y aún así me veo muy sexy.
—Por eso mismo quiero...
—¿Casarte conmigo? —negó—. ¿No? —negó otra vez—. ¿Entonces qué hago con esto? —le mostré el anillo.
—¿Qué? —me vio asustada—. Es una broma ¿verdad?
—No, todo era para pedirte matrimonio.
—¿Tan pronto?
—Nos conocemos desde hace muchos años, ya sé cómo te gusta el café y en la cama duermo del lado opuesto que a ti te gusta, ¿qué más quieres? —rió.
—Es sólo que... Al diablo, si quiero casarme contigo —me besó.
—¿Te parece mañana mismo?
—Tampoco exageres, vamos a hacer esto bien, porque lo haremos sólo una vez.
—Cómo tú quieras —tomé su mano izquierda y le puse el anillo en el dedo anular—. ¿Ya ves? Seré un esposo sumiso que hará lo que tú quieras.
—Eso me encanta —nos volvimos a besar.
—Te amo, eres el noventa por ciento del rompecabezas de mi vida.
—Yo te amo a ti, mi hermoso universo —sonreí al escucharla decir eso—. Porque tú no eres el centro de mi mundo, eres mi universo entero —la abracé fuerte.
Ya no le puedo pedir más a la vida, porque ella es mi más en todo. Ahora sólo esperaré la boda y disfrutaré, como mínimo, de una vida a su lado y sí existen otra vidas, sé que ya.bien estaremos juntos. Porque estamos destinados a estarlo.