Luego de salir del consultorio de Frank volví a mi departamento que estaba hecho un asco, me lancé al sillón y vi todo a mí alrededor, no había tanto tiradero, pero para mí si y es muy estresante. Sin querer atrasar más esto, fui a la habitación me cambié de ropa y empecé a limpiar. Mientras recogía los cristales de un jarrón roto encontré una foto mía con Lisa.
Jamás pensé que limpiar me provocaría tanto... Verla sonriendo a mi lado y desear que me amara. Me senté en el piso y me quedé viendo la foto por unos minutos.
—Lisa, Lisa —bufé—. ¿Qué debo hacer? ¿Arriesgarme a perderte como amiga o arriesgarme y quizás ganarte como amor? —sonreí al ver la foto.
Me puse de pie, busqué mi celular, pero no lo encontré así que usé el teléfono de la casa y le marqué a Lion.
—¿Clint?
—Lion, ¿te has comunicado con Lisa?
—Sí, hoy hablamos acerca de la reunión que tuvo, las oficinas en New York están prácticamente listas y en unos días Lis empezará a trabajar. Al final y al cabo no fue tan mala idea que Lis...
—Sí, sí, mira, necesito hablar con Lisa, ¿Será que podrías darme algún número dónde pueda llamarla?
—¿Por qué no la llamas a su celular?
—Por que perdí el mío y no me sé su número.
—¿Es en serio?
—Perdón por no querer perder mi tiempo memorizando números que tengo en mi celular.
—Bien, bien. Te daré su número y también el de las oficinas, anotalo —tomé lápiz y papel y anoté los números que me dio—. Ahora déjame en paz, estoy de luna de miel.
—Ok, gracias. Hazme un sobrino —rió.
—Adiós.
Vi el papel con los números anotados y sonreí. No sé si de felicidad o de puros nervios.
—Bien, vamos a hacerlo —marqué el número de Lisa y le di a llamar. Timbro un par de veces y...
Hola, soy Lisa, ahora no puedo contestarte deja tu mensaje.
—¿Será una señal?