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Como lo había dicho, me mudé dos días después, mis pacientes no tuvieron inconveniente en buscar a alguien más que los atendiera, dijeron que de todas formas yo estaba más loco que cualquiera de ellos y no los culpo, ese tiempo sin saber nada de Lisa me comporté cómo un maniático.

Yo planeaba conseguir un departamento para mudarme, pero Lisa me dijo que me quedara con ella, así que no podía negarme, por favor sólo quería tenerla conmigo en todo momento. Tenemos ya tres días viviendo juntos y han sido los mejores días de mi vida y según lo que he visto, ella también está feliz.

Como aún no encuentro un lugar donde tener mi consultorio estoy acompañando a Lisa a la oficina, está siendo divertido, bueno, para mí que no estoy estresado con todo eso de hacer publicidad, es algo complicado. Lisa se estresa mucho con su trabajo, suerte que yo estoy aquí y puedo hacerla sonreír. Porque sí, mi sentido del humor ha regresado y mi depresión se ha ido.

—¿No crees que deberíamos decirle a Lion? —le pregunté a Lisa y negó—. ¿Por qué no? —fruncí el ceño.

—Porque está de luna de miel y no atiende llamadas.

—Um, cierto —asentí. Lancé la pelota un par de veces al aire.

—Esa pelota no es para lanzarla, es para tu ansiedad.

Vi a Lisa y rió. Todo el tiempo está bromeando con el asunto de mi depresión y "ansiedad" no hay un día en que no haga un mal chiste acerca de cómo un psicólogo cae fácilmente en depresión, por favor también soy humano y débil.

—Hola, Lisa —el tal Joan entró a la oficina sin percatarse que yo estaba ahí o ignorándome.

—Hola Joan, ¿cómo has estado? —Lisa se puso de pie y besó su mejilla.

—Muy bien, aunque a ti te veo mejor.

—Lo estoy —me vio a mí y él se giró—. Él es Clint —me puse de pie y me acerqué a ellos.

—Ah, tu amigo —me dio la mano—. Que gusto conocerte, Lisa habla mucho de ti.

—Así es —asentí. Nos dimos la mano.

—Sólo que ya no es mi amigo —me paré al lado de ella.

—¿Ah no?

—No, Clint ahora es mi novio —pasó uno de sus brazos por mi cintura y yo sonreí.

—Wow, que sorpresa.

No me cae mal ni nada, pero al ver su cara de decepción al escuchar lo que dijo Lisa, quería morir de risa. Porque sí, ella se quedó conmigo. Me escogió a mí.

Aquí Estoy [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora