A falta de aire nos separamos y juntamos nuestras frentes, yo aún tenía los ojos cerrados y una sonrisa en mi cara. Besé a tantas mujeres siempre deseando que fuera ella y ahora pasó, acabo de besarla, ella me ama y quiere estar conmigo siempre. Los sueños si se hacen realidad y cuando lo hacen, superan todas nuestras expectativas. Abrí los ojos y la vi, ella me veía con una sonrisa.
—¿Por qué nunca respondiste mis llamadas? —le pregunté mientras acariciaba su cabello.
—Tuve un accidente con mi celular, mientras intentaba llamarte cayó en la bañera y se ahogó —reí—. ¿Y tú?
—El mío se había perdido, apenas hoy lo encontré en uno de mis zapatos.
—Comprobado, ambos somos un desastre.
—Somos un hermoso desastre —la abracé—. ¿Y ahora qué va a pasar? —se encogió de hombros—. Yo no quiero estar lejos de ti.
—Yo tampoco, pero no puedo volver.
—Lo sé y no tendrás que hacerlo, me mudaré.
—¿En serio?
—Así es —bostecé.
—¿Estás cansado?
—Gracias nuestros estúpidos teléfonos no he dormido bien en mucho tiempo, porque pensé que ya no me querías ver.
—Awww —me abrazó—. Yo tampoco he dormido mucho en éste tiempo —se recostó en mi costado.
—Esto parece un sueño —le dije.
—No lo es, es real, estamos juntos.
—Así es, aquí estoy, a tu lado.
—Y así estaremos. Tenlo por seguro.
—¿Segura? —me vio—. Si me llego a separar una vez más de ti no prometo conseguir mantenerme vivo. En serio, es un milagro que esté aquí.
—Estoy segura porque yo tampoco quiero estar lejos de ti, fue difícil no tenerte cerca, mi paisaje estaba incompleto sin ti, eres la pieza más importante del rompecabezas de mi vida —sonreí estúpidamente emocionado.
—Tú eres... —no me dejó terminar de hablar, sólo me dio un beso.
—Yo soy imperfectamente perfecta para ti, ¿o me equivoco?
—Para nada —la tomé de las mejillas y la besé—. Ya me acostumbré a tus besos —rió—. Es en serio, tus labios son adictivos.
—Entonces será un placer que los beses todos los días, tardes y noches, para pasear tu adicción —me morí el labio inferior.
—Conste que lo dijiste —me guiñe.
—Creo que voy a retractarme —negué.
—Ahora voy a besar esos labios día —le vi un pequeño beso— y noche.
—Sino hay otra opción, me parece perfecto —me dio un beso pequeño y luego mordió mi labio inferior—. Hace mucho tiempo había deseado hacer eso—fruncí el ceño—, pero cada vez que lo pensaba me sentía mal por serle "infiel" a Lion.
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Querías besarme desde hace tiempo? —asintió—. ¿Por qué?
—¿No tienes un puto espejo en tu casa?
—Sí lo tengo.
—Demonios, entonces tienes el autoestima subterráneo —lancé una carcajada por esa ocurrencia—. Eres muy sexy, en serio y tus labios son... —relamió sus labios—. Me limitaré a decir que alguna vez quise que fueras mi primer beso, pero luego veía a Lion y quería que fuera él, pero no fueron ninguno de los dos.
—Habría sido un placer haber sido el primero en probar esos labios —con mi pulgar recorrí sus labios—, pero ya que no fui el primero, seré el último.
—¿Y si nos separamos vas a asesinarlo después de besarme?
—¿Sabes qué? Estas loca, yo estoy borracho y ambos estamos cansados, vamos a dormir.
—¿En mi cama?
—Um, eso suena delicioso.