parte 13

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En la mañana siguiente el sol me pilla en el salón, con una taza de café, la quinta del dia, no pienso volver a dormirme, ni en broma, me he pasado la noche viendo películas de risa que no me hacían reír, leyendo libros que me encantan y de los que no he disfrutado, incluso ojeando los apuntes de mis compañeras, pero nada, todo el rato lo mismo, la cara de mis pesadillas cada vez que parpadeaba, como si se me hubiese quedado grabada ¡Para no hacerlo! Y es una pesadilla, y no es real, pero esta ahí, en mí, y aunque sé que no es real, me estremezco cada vez que mi subconsciente me devuelve la imagen deformada de ese rostro.

Cuando mis amigas se despiertan ya les he preparado el desayuno, y en un silencio incomodo empezamos a comer, se que están preocupadas por mí, yo, estoy preocupada por mí ¿Por qué me afectan tanto unas simples pesadillas? ¿Qué significan? ¿Qué pinta Jazmin en ellas? Sería buen momento para consultar uno de esos libros de significados de sueños, aunque claro, ponte a buscar lo que significa que sueñes con sótanos ocultos, compañeras poseídas y habitaciones blancas con rostro deforme en ellas. Si fuese Freud, sería más fácil, tendría que ver con el sexo… a ver si va a ser eso, calentón desaprovechado ¡Flor! ¡Esto es serio! Sí… y los calentones no fructíferos también, no te jode.

-¿Estás bien?- Rompe el silencio Nuria, mirándome con cariño.

-Sí… lo estaré… en cuanto paren las pesadillas… le pediré un día libre a Mariano, a ver si así…. Me relajo un poco ¿No?

-Esa es una gran idea, podríamos organizar alguna salida ¿Mhm?

-¿Y vuestro examen?

-Eso puede esperar un día, tú solo dinos cuando te lo dan y nos vamos a algún sitio.

-Chicas… sois las mejores ¿Lo sabíais?

-Por supuesto.- Contesta rápidamente Lena haciéndonos reír

A veces algo de humor espanta las nubes negras.

Al menos a mi me funciona lo suficiente como para recuperar las ganas de ir a trabajar, así que decidida, me veo plantada delante del edifico, dispuesta a pasar ocho horas de trabajo Pero claro, cuando te decides a algo, y estás preparada, siempre hay algo que te descoloca, en mi caso una cansina pelirroja que sale de él decididamente. ¿Pero esta mujer no se cansa nunca?

Y encima al pasar por mi lado, me mira atentamente, reconociéndome de la otra noche seguramente, me saluda con una medio sonrisa y desaparece por una esquina, no, si encima de cansina… educada. Lo que hay que ver, con algo menos de energía que hace cinco segundos me meto en el edificio saludando a Julia con un gruñido y subiéndome al ascensor, aprovechando para darle una patadita en una de sus paredes ¡Eso por las pesadillas!

Después de mi momento de descarga, bajo en mi planta y me cambio de ropa rápidamente, quiero ver a Jazmin trabajando desde hace…dos horas por lo menos, así sabré que la pelirroja no la ha visto… a no ser que quien llamó anoche fuese ella y haya pasado la noche con… ¡No! Medio corriendo entro ansiosa en el laboratorio y miro hacia el fondo, el departamento donde ella trabaja, nada, Rober y Javo trastean un ordenador, pero de ella, de ella ni rastro.

-Que ganas de empezar.- Comenta Luna después de mi rápida entrada.

-Sí, ya ves, una que se quiere ganar el sueldo. ¿Has visto a…

-No ha bajado aún.- Dice riendo. Te ha dado fuerte he? Es de esperar, Jazmin es perfecta

Perfecta… que lo piense yo que me tiene atontadita, vale, ¿Pero que lo piense también Luna? ¿Y si el resto de compañeros piensan lo mismo? Perfecta ¿Qué significa ser perfecta? Irreal, algo falla, no existe la perfección… esta…esta… ¿Fingiendo? ¿pero porque? ¿Inseguridad? Que va, se la ve muy segura de si misma, menos cuando los micros, ahí estaba histérica… realmente histérica… demasiado teniendo en cuenta que cuando le plantee mis locuras les quitó importancia… ¿Por qué estaba tan histérica? ¿También fingía? ¿Qué esconde esa mujer? Dios… me voy a volver loca en este sitio, ahora mismo voy a hablar con Mariano y le pido un día libre, lo necesito, lo necesito ya.

Una semana después las ojeras en mis ojos ya no se pueden disimular ni con maquillaje, ni siquiera con el día que pasé en el parque de atracciones con Lena, Nuria y otras amigas,  ni siquiera eso, volver a tener diez años, me ha servido de nada. Las pesadillas han estado ahí, el mismo rostro una y otra vez, atormentándome hasta despierta, poniéndome al borde de la locura, y la actitud de Jazmin, algo distante, lo justo para no ser sospechosa pero demasiado para que no me de cuenta, sobre todo cuando ahora necesito más que antes verla como siempre, normal, sin toda esa nube negra que mi cabeza ha formado en torno a ella. No puedo evitar las pesadillas… no puedo evitar las sospechas… y si algo no se puede evitar… te tienes que tirar de cabeza.

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Sus labios saborean los míos con una lentitud torturante ¿No ves que necesito más? ¿Que quiero más? ¿Qué llevo esperando esto demasiado tiempo para mí? Mis manos la empujan contra mí, necesito tanto tener su cuerpo pegado al mío, todo el tiempo que pueda, retenerla contra mi piel para que se quede grabada allí, que no se vaya nunca de mi vera.

Noto su lengua deslizándose por mis labios, acariciándolos, mientras mis piernas pierden  fuerza, como si ella, con ese contacto, me las quitara poco a poco, pero si es así, poco me importa, mhmhm, que labios más dulces tiene, noto como sus manos empiezan a acariciar mi vientre y el calor se adueña de mí, quiero sentirla tanto, y ya, ahora, escucho mi propio gemido en su oído, y ella lo sabe, sabe que la quiero, en ese momento y allí, y sonríe feliz mirándome, esta tan preciosa cuando me mira así, sabe que esta preciosa siempre, tan…. Tan ella. Froto mi nariz contra la suya y ambas reímos, es nuestro pequeño juego, ella suspira en mi mejilla riendo y me besa detrás de la oreja.

-Te quiero…

-Y yo…. Yo también cariño…tanto, tanto…- le respondo abrazándola con más fuerza mientras me besa el cuello.

Y sonrío al notar sus manos quemando mi piel, deshaciéndose de mi camiseta y mirando con tanta admiración mi ombligo que me hace sentir la única persona sobre la tierra, acaricio su pelo, en el que me gusta cobijarme en sueños, las pocas veces que hemos podido tener ese pequeño lujo, y ella baja y baja, acariciando con la punta de su nariz mi abdomen, provocándome una mezcla de cosquillas y de placer que me hacen sonreír como solo ella sabe.



-Quiero hacerte el amor…

Hay frases que con solo pronunciarlas te dan alas, pero encima si se pronuncian con esa voz y ese susurro apagado que le sale solo cuando esta excitada, entonces no solo te dan alas sino que hacen temblar hasta la tierra.

-¿Sí?

-Sí….

-Y… ¿Si te digo que no?

-No dirás que no…- Deja húmedos besos por mi cuello, haciéndome gemir de nuevo ¿Cómo lo hace? ¿Cómo me mantiene en esta dulce y esponjosa nube? Mhmhm… sabe que tengo las mismas ganas que ella, claro que lo sabe, nos pasamos los días deseando que lleguen esos momentos, aunque sean breves, aunque solo podamos mirarnos sin ser vistas, solo… ella y yo.

-Ven…- Le susurro dejando un beso en sus labios y tomando su mano con la mía, llevándola hasta mi habitación, y sonrientes nos volvemos a abrazar y a besar antes de dejarnos caer sobre el colchón, y me siento tan llena de vida que creo que en cualquier momento explotaré.

Sus manos se escapan hacia mi falda, levantándola hasta la cintura y descendiendo hasta mis piernas por un reguero de besos, empezando a acariciarlas con sus suaves manos, riendo cuando me estremezco y dándome algún pequeño mordisco que me vuelve loca y me hace reír alegremente.

Pero como siempre, no es suficiente, me gustaría tener un reloj de arena, mover el tiempo a mi antojo, lo dejaría parado, con ella, y con mi niño, mi niño también estaría con nosotras, si pudiera ser… si eso fuera posible.

-Están tocando a la puerta…- Susurra levemente ella, dejándose caer a mi lado, mirando el techo, cariño, por favor, no estés así, lo siento, lo siento, lo siento… y acaricio su cara y beso sus labios, intentando borrar esa tristeza que siente cada vez que nuestros momentos se agotan, y funciona, me mira sonriendo y se levanta para ir al salón, y la sigo vistiéndome, cuando llego hasta ella sostiene mi camiseta en su mano, al cogerla acaricio brevemente su mano, en un te quiero apagado, ella asiente y se sienta en la mesa, con el café que no hemos tomado delante de ella.

Subo las persianas, aparto las cortinas, dejando que la luz entre en la casa, despidiéndome de ella a la vez, entonces voy hacia la puerta y la abro.

-¡Mama!

-¡Mi niño!- Lo estrecho fuertemente con mis brazos, la otra persona a la que necesito conmigo, en mi vida, lo único que me hace falta para ser feliz, mi niño y ella.

-Hija…- Mi madre me da dos besos y entra en el salón, y ya sé como la mirará, como siempre, con ella solo hay desdén, y me gustaría gritarle que no la mirase así, que la amo, que me hace inmensamente feliz, que es parte de mí, que si la mira así a ella, también me lo está haciendo a mí, pero callo. Siempre callo. Tenemos que callar.

-¿Qué tal el cole cariño?

-¡Muy bien! ¡Hemos hecho un dibujo!- Me dice alegre mientras entramos en el salón y lo saca de la bolsa, extendiéndolo sobre la mesa, yo me siento en una silla y él salta encima de mí riendo, le hago cosquillas feliz.- Mira… esta  eres tú.- Señalando un palo con una bola y algo parecido a pelo largo, vestido de un triángulo rosa chillón.

-¡Que bien me has dibujado cariño!

-Y este soy yo.- Sonrió con dulzura, mi niño será un gran estudiante de mayor, es muy listo para sus cinco años, pero dibujar lo que se dice dibujar….

-¡Que guapo!

-¡Y papa!- Miro el palo con corbata que representa a su padre, noto la mirada de mi madre sobre mí, pero no la de ella, cariño por favor, no te pongas triste, sabes que eres tú, mi niña.

-Esta muy guapetón cariño. Te ha quedado muy bien.

-¿Qué hay de merendar?

-Enseguida te preparo algo cielo ¿Un batido?

-¡Sí!- Le doy un beso en la cabeza antes de levantarme y dejarle mi sitio.

-Flor... yo voy a irme ya, se me ha hecho muy tarde…- Me dice levantándose.- Pero me ha encantado el café, gracias.- Yo la miro con una sonrisa en mi rostro que no siento.

-Dale recuerdos a tu madre.- Comenta mi madre a modo de despedida.

-¡Hasta luego!- Se despide mi hijo sonriéndole, ella le guiña un ojo y le revuelve el pelo un segundo mirándole con cariño, sería tan buena madre, del mío, sería tan feliz si él fuera parte de ella.

-A ver cuando vuelves a bajar a visitarme ¿eh?

-Sí, a ver cuando puedo.- Sin acercarnos nos hacemos un gesto con la mano, yo soy incapaz de tocarla sin llegar a besarla y a ella le pasa lo mismo.

El niño tiene hambre, vamos a prepararle la merienda hija.- Mi madre me coge de la mano sin dejar que la acompañe siquiera a la puerta.

Una vez merendado, ambos nos sentamos en la mesa, mi madre contándome la vida de la gente del pueblo, la carnicera tiene problemas con su marido porque se pasa la vida en el bar, Marta la del cortijo de al lado tiene problemas con uno de sus hijos, que se quiere ir a la capital, porque esta harto del pueblo y cosas por el estilo, yo mientras tanto coso los pantalones de trabajo de mi marido y Marcos hace los deberes con gesto concentrado, está hecho todo un hombrecito.

-Pues hija, sí, ya ves, Antonio quiere separarse de Marcela, Marta me ha dicho que él se ha buscado a una más joven ¿Te lo puedes creer? Menos mal que tu no envejeces cariño, así Pablo no te dejará por otra.

-sí, mama.

-Oye, y que no se entere que esta mujer te sigue visitando, sabes que a Pablo no le gusta nada, deberías decirle que se quede allí en el barrio de las ratas…

-Mama, te lo he dicho mil veces, es mi amiga.

-Hija, pero es que con esa familia que tiene… no puede ser buena ¿Sabes lo que me ha dicho Marta de su padre?

-Mama, Marta siempre dice cosas, y más de la mitad son mentiras.

-Hija, no me hables así de Marta, sabes que es una gran mujer

-Eso no le da derecho a meterse con nadie.

-Pero hija, si ella no se mete en ningún sitio, ella lo escucha y me lo dice a mí, que esas cosas hay que saberlas Flor, que luego pasa lo que pasa, y ya sabes que a mi esa mujer nunca me ha gustado.

-Jazmin, mama, se llama Jazmin.

- yo solo te aviso… Pablo se va a cansar algún día de dejar que entre en esta casa, que luego la gente habla Flor, y él tiene que dar la cara por esa.

-Él no da la cara por nadie, y la gente debería hablar menos ¿Se creen perfectos? Si en este pueblo todos tenemos algo.

-Hija, no digas eso, toca madera, toca madera.- Desde luego, mi madre es capaz de enfurecerse, ¿Cómo puede ser así? Aunque no se de que me sorprendo, todos son así, cariño… ¿Habrás llegado a casa ya? Tengo ganas de hablar contigo, te has ido tan triste…- Bueno, me voy a acercar al mercado ¿Mañana vendréis al cortijo a pasar el día?

-Sí, mamá, yo quiero.- Responde mi niño por mí.

-Claro, mamá, Pablo tiene el día libre.

-Bien, entonces voy a comprar harina para hacer unas miguitas, venid temprano, así Pablo le echa una mano a tu padre, que le ha dado por arreglar el tejado de los cerdos.

-Vale, mamá, yo se lo digo.

-Venga hija.- Me da dos besos y se acerca a Marcos.- Ay mi nieto, la luz de mi vida, se bueno ¿eh? Que luego la abuela se entera y no te deja jugar con los gatos.- Se va mientras pienso que a mi hijo no le gusta jugar con los gatos…. Y por la forma que tiene de desaparecer cuando Marcos llega…a ellos tampoco.

Horas después Pablo llega de trabajar, deja el sombrero en el perchero de al lado de la puerta y viene al salón, la mesa ya está preparada para él y para mí, el niño siempre se acuesta antes, se sienta y mira el plato que tiene delante de él, siempre se queja de la comida, pero esta vez no…. Y prefiero que se queje, porque entonces significa que esta cansado y que se irá a dormir, pero si no se queja… si no se queja es mi marido, por ley y ante dios, con todos sus derechos.

-¿Donde esta Marcos?

-Ya ha cenado y se ha acostado.- Le respondo sentada delante de él y revolviendo la sopa de hinojos.

-Luego lo despierto para darle las buenas noches.

-Pablo, anda, déjale que duerma.

-¿su padre no le puede dar las buenas noches o que?- Me mira acusador.

-Sí, claro… claro que puedes.

-¿no me vas a pregunta que tal el trabajo?

-Sí, ¿Qué tal ha ido al día?

-Una calor insoportable, estamos con los olivos de Paco y no veas, que descuidado tiene el hombre aquello, por lo menos dos días más nos tiramos por allí.

-Uhm…

-¿Me has arreglado los pantalones?- Asiento metiéndome una cucharada de sopa en la boca ¿Cómo habrá pasado la tarde ella?

-¿Mañana iremos al río?

-Sí, mi madre a estado por aquí esta tarde, dice que vayamos temprano, que así le echas una mano a mi padre con el tejado.

-Pues nada, a cenar y a la camita ¿Eh?- Me mira y se lo que quiere, agacho la vista hasta el plato, mi vida… desde que ella entró, suspirando por sus besos mientras mi marido me da los suyos, aunque no los quiera, pero no puedo hacer otra cosa, yo, mi niño, mi familia, sería acusada por todo el pueblo, tendríamos que irnos para buscar algo de tranquilidad, cinco generaciones allí, no puedo hacerle eso a los míos, además… me casé con Pablo, sí, le amaba, y aunque ahora ya no lo hago, ante Dios, no hay vuelta atrás.

Terminamos de cenar y recojo los platos y los friego mientras el va a darle las buenas noches a Marcos, cuando acabo voy a la habitación, donde él ya me espera, estirado sobre la cama en calzoncillos y con la ventana abierta de par en par, hace una noche calurosa, yo me voy hacia el baño para cambiarme, hace meses que no lo hago delante de él, no quiero que me mire, que me vea como lo hace ella, ese derecho se lo he regalado a Jazmin, aunque lo debería tener él.

-Flor, ven a la cama anda.

-Ya voy, ya voy…- Respondo con las manos apoyadas en la pica del baño, mirándome en el viejo espejo, desde la ventana del baño, se ve el barrio de las ratas, el más pobre del pueblo, donde viven los gitanos, los ladrones y la calaña según todo el mundo, pero para mi es el barrio más bonito de todo el pueblo, busco el puntito de luz en su casa y sonrió al verlo encendido… buenas noches cariño.

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