Capítulo 4.

706 18 3
                                    

A la mañana siguiente me despierta mi abuela abriendo las persianas.

-Puf, ¿qué hora es? -Susurro con la voz ronca.

-Las nueve.

-¿Las nueve? ¿Solo? Estoy de vacaciones, Abu. Sé que aqui comeis a las doce pero dejame...

-Está Niall abajo. -Me interrumpe.

-¿Qué Niall qué? -Me levanto de subdito.

-Que está abajo.

-¿Qué hace él aquí? -Frunzo el ceño.

-Dice que quiere llevarte de picnic.

-¿Picnic? -Pregunto confusa.

-Bueno, sí. Desayunar pero en picnic.

-Aaaah. -Canturreo. -Bueno, dile que me visto y bajo.

-Perfecto. -Mi abuela sonríe.

-¿Por qué sonríes? -Pregungo con el ceño fruncido.

-Por nada. -Sigue sonriendo. -Te veo abajo.

-Bien. -Susurro.

Me levanto de la cama y cojo ropa, dirigiendome al baño. Me aseo un poco y me visto. Antes de salir del baño, me peino y me rocío el cuello con una colonia. Finalmente, bajo por las escaleras. Me dirijo a la cocina y veo a Niall sentado con mis abuelos en la mesa.

-Buenos días. -Digo nada más entrar.

-Hola. -Saluda Niall con su clásica sonrisa.

Voy hacia mi abuelo y le doy dos besos.

-¿Nos vamos? -Le pregunto a Niall.

-Claro. -Él se levanta de la mesa y yo me dirijo a mi abuela, dandole un beso en la mejilla.

Salimos de la casa, bajando por la misma cuesta de siempre y llegamos a la carretera. A la derecha de la finca hay dos de sus caballos.

-¿Vamos en caballo? -Pregunto y cuando lo hago me pego mentalmente. Es evidente, pienso.

-Sí.

Monto en el caballo marrón y él esta vez monta en el grisáceo.

-¿Qué pasa con el blanco? -Pregunto, preocupada por si le ha pasado algo.

-Nada, es que es un poco rebelde.

-Oh. -Articulo.

-¿Ya? -Pregunta agarrando las riendas.

-Sí, ¿a paso o a trote?

-¿Qué tal a galope? -Sonríe.

-Mmmm, me gusta. -Murmuro, devolviendole la sonrisa.

Cojo las riendas de manera que quedaran cortas, pongo los pies en los estribos y pego una patada a la tripa del caballo para que comenzara a trotar. Le vuelvo a dar otra patada, y empieza a galopar. Niall me sigue detrás.

-Montas muy bien. ¿Dónde aprendistes?

-Me enseñó mi madre. -Sonrío con nostalgia. -Por cierto, ¿hacia dónde vamos?

-Al mismo prado que ayer. -Asiento y no hablamos más hasta llegar allí.

Cuando llegamos, veo debajo de un árbol, una manta hechada al suelo y una cesta al lado. Me dirijo hacia el árbol y bajo del caballo. Él hace lo mismo y se sienta conmigo en la manta. Empieza a sacar zumo de naranja y unos bollos de canela, junto a algunas servilletas y un par de vasos.

-¿Te gusta el zumo de naranja? -Pregunta entregandome un vaso.

-Sí, pero, ¿tienes azúcar?

-No, no he traído. ¿Te gusta con azúcar? -Asiento. -Que fallo, podria haberlo pensado.

-No, no importa. Está bien así.

Hecha el zumo en mi vaso y luego se sirve a él en el otro. Me ofrece un bollo pero me niego.

-¿No tienes algo más sano? -Le pregunto.

-Oh, vamos. Si estan buenisimos. Come uno. -Insiste.

-No me apetece.

-¿Qué te pasa? ¿Qué esta mal contigo? -Pregunta con un tono de enfado

-No me pasa nada. -Digo indiferente.

-Oh, claro que te pasa algo.

-¿Por qué insinuas que me pasa algo?

-Porque estas rara. No quieres que te bese, no quieres un puto bollo que te ofrezco. ¿Cuál es tu problema? Antes no eras así. -Frunzo el ceño.

-¿Y tú qué sabes si era así o no? No tienes ni idea. -Murmuro, cabreada por sus palabras. Como si él me conociera, pienso.

Me levanto de ahí y me voy empezando a caminar.

-¡Joder! -Le oigo gritar. -April, espera, por favor.

No me giro ni le respondo, simplemente sigo caminando hasta que se pone delante de mí, bloqueandome.

-Déjame pasar. -Murmuro, tranquila.

-No hasta que me digas qué te pasa. -Se cruza de brazos.

-No me pasa nada, ere tú que te emparanollas.

-Está bien, lo siento. -Frunzo el ceño. Que rápido cambia de humor.

-¿Lo sientes?

-Sí, lo siento. -Pone sus manos en mis mejillas y se acerca a mis labios. Me besa y me quedo en shock, dejandome llevar al segundo. -Siento haberte besado. -Dice cuando se separa de mí. -Y siento volver hacerlo. -Vuelve a chocar sus labios con los mios.

-No. -Susurro en sus labios.

-¿Por qué no? -Me mira a los ojos sin soltarme la cara.

-Porque no está bien. -Suspiro.

-Deja de decir que no esta bien. Sólo dime qué pasa.

-¿Podemos dejar el tema? -Me suelto de sus agarre.

-No. -Murmura, serio.

-¿Quieres que me quede? -Ahora soy yo la que se cruza de brazos.

-Sí.

-Pues deja de preguntar. -No contesta, dudando, pero aceptando después. Volvemos a la manta.

-¿Has montado a pelo alguna vez? -Pregunta, y me estremezo al ver su sonrisa.

-No, nunca. ¿Y tú?

-¿Quieres probar? -Pregunta sin contestarme.

-¿Estas loco? -Levanto las cejas, sorprendida.

-No, vamos. -Me coge de la mano y me lleva hacia el caballo marrón. Le quita la silla y me mira.

-Vamos, sube.

-¿Cómo pretendes que lo haga? -Pregunto con un tono de burla.

-Pone el pie derecho en mis manos y agarrate a las riendas y al pelo. Yo te impulso. -Me quedo mirandole con cara seria. -Vamos, será divertido.

Me acerco a él y pongo el pie derecho en sus manos, tal y como me ha dicho. Me agarro a las riendas y al pelo y me impulso, con ayuda de Niall, hacia arriba.

-No será tan divertido cuando me caiga. -Murmuro, colocando las riendas entre mis manos.

-Deslízate hacia delante. -Me instruye.

Hago lo que me dice y veo como se sube al árbol para luego colocarse detrás de mí en el caballo. Pone sus brazos alrededor de mi cintura y coge las riendas conmigo.

-Niall, nos vamos a caer. -Hace trotar al caballo cosa que me hace dar un grito.

-Vamos April, déjate llevar.

Déjate llevar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora