"La privacidad era prácticamente inexistente, era difícil que la pareja estuviese completamente a solas; Hasta las miradas, visitas a deshoras, acciones sospechosas en los espacios interiores de las viviendas, contactos de los cuerpos y otros hechos insignificantes, podían causar acusaciones y condenar pasiones."
-Estefani GarcíaEL AIRE caluroso se sentía como si el sol azotara sin ningún tipo de filtro hacia la piel. El verano estaba tocando a la puerta mucho antes de lo anticipado, y la costa de Valencia sucumbía como nunca en el año. Estaban a la mitad del mes de abril, y ya los trabajos de fin de semestre comenzaban a acumularse.
Los cuatro jóvenes se encontraban en el café de la esquina, sacando a la luz todas sus anécdotas sexuales y dramáticas. Entre risas y lamentos vergonzosos, compartían entre ellos sus más íntimos secretos. El único que no gozaba del todo con esta situación era Lysander, pues su peculiar secreto no estaba listo para ser liberado.
- ¿Tuviste sexo con él solo porque te compró un traje? - Expresó Dalila como si estuviera orgullosa de su profesora.
- No fue solo uno, fueron tres piezas, de hecho. - Corrigió. - Pero no fue por eso. Él se metió a mi casa, casi a la fuerza, y no tuve la valentía de negarle la entrada. Siempre fue muy amable conmigo.
- ¿Y cuántos años tiene ese tal Ricardo? - Quiso saber Gabriel. - ¿Es mayor que tú?
Lysander, enseguida le cayó la boca a su compañero.
- ¿Eso qué importa? Aquí lo que todos queremos escuchar son detalles. - Se dirigió a Laura. - ¿Dónde lo hicieron? ¿En su cama o en la cocina?
- En el sofá. - Confesó Laura algo apenada.
- ¡Qué asco! ¿El mismo sofá en el que he estado viendo televisión todos estos días? - Preguntó la nueva huésped.
Laura asintió con la cabeza y una sonrisa muda de oreja a oreja.
- Pues nos salió bastante pícara la profesora. ¿Quién diría? - Expresó Gabriel. - La verdad es que me alegro. Después de todo lo que te había pasado, es lo menos que mereces.
- Aunque en la última cita que tuvimos, el tipo comenzó a comportarse algo extraño.
- ¿Extraño? - Cuestionó Lysander.
- Sí, algo obsesivo. Quizá soy yo la loca, pero su forma de hablarme es muy dulce, así que cuando cambia de estado, es muy evidente. En ocasiones parece como si no pudiera contener algunas emociones, y me alza la voz. En otros momentos, cuando algo le molesta, frunce el ceño sin darse cuenta. Es un poco raro.
- Deberías tener un poco de cuidado. Aunque la verdad, lo vi desde lejos el otro día, y parece un hombre muy bien portado. Además está guapo. - Añadió Dalila, emocionada.
- Sí, lo es. Pero no deja de darme miedo a veces. Lo último que hizo fue obligar a un señor a que nos pintara, para luego decirme que pusiera la pintura en la sala de mi casa, de manera que todo el que entrara a ella, la viera. - Laura miró al grupo buscando apoyo en sus palabras. - ¿Soy yo o está intentado marcar territorio?
- Marcar territorio, definitivamente. - Aseguró Lysander mientras daba un sorbo de su café. - Deberías tener cuidado, aunque así como son de psicópatas en la vida, también son unos locos en la cama. Eso dicen. - Miró a Gabriel con el rabo del ojo. - Le pueden preguntar a alguien que sale con locas.
- ¡Es cierto! - Interrumpió Dalila en un grito acertado. - Si hablas de la loca que formó una escena el otro día, entonces yo sé quien es.
- ¿Una escena? - Lysander buscaba más información, mientras que Gabriel trataba de desviar la mirada.
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Fuego Ardiente
RomanceCuando el amor, el estrés, y las responsabilidades se unen, no son muchas las opciones de escape saludables. Según el psicoanálisis, cada individuo reacciona a partir de los deseos y recuerdos reprimidos que existen en la conciencia. ¿Podría ser el...