TODOS NOS MIRAN

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"La mirada no se sitúa simplemente a nivel de los ojos. Los ojos pueden no aparecer, estar enmascarados, la mirada no es forzosamente la cara de nuestro semejante, sino también la ventana tras la cual suponemos que nos están asechando. Es una x, el objeto ante el cual el sujeto deviene objeto."
-Jaques Lacan

MERCEDES lloraba sin parar. Laura intentaba darle consuelo, y pasaba su mano por la espalda de la mujer, que sollozaba como un niño castigado. Nunca, en los cinco años que llevaba Laura trabajando para la universidad, Mercedes se había apegado tanto a ella. Pero por razones obvias, dos personas que han pasado por las mismas situaciones, siempre se atraen cuando de expresar sentimientos se trata.

- Calma. Recuerda que no todo es para siempre. - Pasaba la mano por la espalda de su compañera.

Mercedes seguía llorando desconsolada. Un matrimonio de varios años, que ahora estaba en picada por una infidelidad, nunca es fácil de digerir.

- Él tiene a otra. - Se pasó un papel todo arrugado por la nariz para limpiar los escapes indeseados. - Y lo peor es que lo sigue negando. Si tan solo me dijera la verdad, solo la verdad. Es lo único que pido para estar tranquila.

- ¿Quieres decir que lo dejarías? - Quiso saber Laura para estudiar la situación.

- Sí. ¡No! Creo. No sé. - Pausó para seguir secando sus escapes nasales. - Lo que sé es que me engaña, y en mis propias narices. Pero no quiere decirme la verdad.

- ¿Cómo estás tan segura de que te engaña?

- Porque no soy estúpida. Llega tarde todas las noches con la excusa de que estaba tomando con sus amigos del trabajo, pero nunca huele a alcohol.

- Pero eso no es suficiente para hacerte toda una película en la cabeza. Necesitas más pruebas para hacerle una acusación así.

- ¡Las tengo! - Se secó los ojos. Ya no lloraba, ahora susurraba. - Hace tres días, llegó a casa con labial en el cuello de su camisa. ¿Qué más necesito para confirmarlo?

Laura no sabía qué contestar. Realmente había una posible infidelidad en esta relación. Pero si lo decía, sería mucho más difícil para su compañera de trabajo.

- Pues lo siento mucho. Pero insisto.

- ¿En qué?

- En que debes estar segura. Dale unos días, déjale sentir tu incomodidad, y espera su respuesta. Esa respuesta será la definitiva, será tu señal para tomar cualquier decisión.

- Hay más.

- ¿A qué te refieres con más?

- Hace varias semanas atrás, llegué a casa luego de un pequeño viaje para visitara mi mamá, y él estaba dormido en su lado de la cama... - Pausó para tragar. - Pero en mi lado, había una mancha de labial justo en mi almohada. Esa es la almohada que uso para dormir, y el muy asqueroso permitió que otra mujer durmiera ahí. ¿Entiendes? Ya esto está fuera de control, incluso en mi propia cama me ha sido infiel.

Laura la abrazó, pues Mercedes rompió en llanto nuevamente.

- ¿Qué hago, Laura? ¿Qué hago? - Suplicaba por ayuda mientras inundaba el hombro de Laura con sus lágrimas.

Fuego ArdienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora