Romanoff
Tony llevó a Peter hasta la puerta de su escuela, algo extraño ya que en anteriores ocasiones solo lo vigilaba desde el auto.
En su última conversación, luego de que Peter "lo molestara" con la idea de una mamá y se le pasara la incomodidad del tema, su curiosidad lo llevó a preguntarse qué tenía aquella mujer para llamar así la atención de su pequeño.
Así que, allí estaba Tony, con ropa casual y unos lentes oscuros que trataban "disimuladamente" confundirlo con los demás padres, para ver si tenía la suerte de encontrarse con aquella mujer.
—¿Papi?
—Dime, peque—Dijo Tony de manera distraída, mirando discretamente entre los rostros a su alcance.
—Ahí está Johnny.
Los ojos del mayor inmediatamente siguieron el rumbo que señalaba su hijo, y sintió que su estómago se apretaba.
El pequeño rubito se soltó de la mano que lo sostenía y corrió hacia el otro chiquillo de pelito castaño.
—¡Peter!—Los pequeños chocaron puños— Hola, Señor St...
—Tony—Interrumpió el genio, inmediatamente—. Hola, Johnny.
—Señor Stark—Saludó el tercero.
Tony se hubiera quedado paralizado si no tuviera toda su vida practicando sus reacciones ante gente desconocida y situaciones incómodas. Es por eso que fue capaz de moverse y devolver el saludo de mano que le ofrecía el hombre pelirrojo; el papá de Johnny. Diablos, Tony no entendía como podía existir un hombre tan endemoniadamente atractivo; si él estaba así, no quería imaginar a su mujer. Claro que él mismo se consideraba la cúspide del atractivo masculino pero, diablos.
—Señor...
—Nathaniel Romanoff.
Tony sonrió de una manera forzada, concentrado en lo estúpido que se sentía por sentirse nervioso, que acababa de dejar pasar un minúsculo e importante detalle cuando el otro se presentó.
—Romanoff—Repitió—¿No es de por aquí?—Preguntó, afirmó.
—Rusia.
Tony ésta vez se sorprendió. Antes de responder, Peter interrumpió.
—Papá, ya debemos entrar.
Tony asintió y se viró hacia su hijo y se hincó para estar a su altura. Lo sostuvo de sus mejillitas y luego acarició sus cabellos. Tony hubiera besado todo el rostro de su hijo, sino fuera porque el otro sujeto lo estaba viendo demasiado fijo.
—De acuerdo, potro salvaje. Recuerda las reglas.
—Sipi—Peter abrazó del cuello a su papá y luego le dejó un piquito en su boca—Adios, papá. Adiós Señor Romanoff.
Tony sonrió con adoración, sin embargo, le extrañó un poco ver al rubio ignorar completamente a su padre y seguir a Peter al interior del edificio.
Tony se puso de pie y carraspeó. Ahora solo estaban él y el pelirrojo con finta de rudo, ojos penetrantes y esa sonrisita que podía fácilmente derretir a cualquier mujer.
—Entonces...
—Gracias por haber cuidado de Johnny—Soltó el ruso.
Tony parpadeó confundido.
—Yo no...
—El día que se... "Perdió", usted fue y lo llevó hasta casa.
Tony negó y suspiró. Sabía que aquella vez había actuado como un loco y simplemente huyó del lugar como si realmente hubiera cometido un crimen. No había habido ninguna explicación de lo sucedido.
—Fue mi culpa—Dijo Tony—. Lamento de verdad el susto que debieron pasar. No sé que hubiera hecho yo, sí hubiera sido mi hijo el "desaparecido", pero... Le aseguro que no volverá a pasar.
Nathaniel entrecerró sus ojos y luego sonrió.
—Estoy seguro que no ocurrirá de nuevo—Dijo lentamente. Hizo una pequeña pausa para observar al genio—. No es como lo describen los medios, Señor Stark—Dijo con un tono de curiosidad.
Tony asintió.
—Sí, así son los chismes de televisión.
Nathaniel dejó escapar una risita ligera.
—Sí, tiene razón.
—Bien, yo... Ah, debo irme—Balbuceó el genio.
Nathaniel solo hizo una inclinación de su cabeza para despedir al castaño. Lo vio caminar casi de la misma manera apurada que cuando llevó a Johnny al departamento de Stephanie, y posteriormente, subió a un auto elegante, aunque no como los que solía usar para sus apariciones ante el mundo. Nathaniel sonrió divertido, pues no era muy discreto como seguramente pensaba que era.
***
Tony había recurrido a lo mismo durante varios días, y hasta entonces, todavía no podía conocer a la madre de Johnny. Peter de vez en cuando seguía hablando de la mujer, como si fuera lo mejor en el mundo y Tony, no estaba dispuesto a aceptar en voz alta que había tenido celos por una persona que ni siquiera había visto, aún.
Siguió encontrándose con Nathaniel Romanoff, intercambiaban saludos y nada más. Tony no podía evitar la frustración que sentía cada vez que lo miraba a él, en vez de la madre de Johnny.
Pero nada había que pudiera hacer. Tony debía dejar por la paz el asunto.
***
En alguna estación de policías, Stephanie se sobaba la nuca con algo de cansancio. Su trabajo estaba consumiendo su tiempo y no podía evitar sentirse terriblemente mal por no poder pasar tiempo con Johnny. Llevaba casi una semana viéndolo solo dormido, pues la hora a la que llegaba era lo suficientemente tarde para no encontrarlo despierto. Steph estaba pensando en que pronto debería dejar su trabajo como policía y buscar algo que la dejara respirar más.
Suspiró como por novena vez en el día y se puso de pie para buscar un café. Sí, ahora más que nunca se estaba convenciendo de que renunciar sería lo mejor para ella y su pequeño hijo. No podía seguir aprovechándose de Nat para que cuidara de él.
—¡Rogers!
Carajo, el café tendría que esperar. Vio a su amiga hacerle una señal y sin más fue tras ella.
El deber llamaba.
**************
Esta última parte de Steph solo la puse para llenar el espacio jajaja y explicar un poco porque Tony solo se ha topado con Nat.La imagen es la de Nathaniel 🤔 curiosamente encontré casi nada de la versión masculina de Nat.
En fin... Debía actualizar ayer, pero pasé demasiado tiempo sin dormir y... En fin jajaja
Saludos
Becca.
ESTÁS LEYENDO
Pasemos Página
FanfictionTony Stark, un hombre empresario y rico hasta más no poder, al cual le cambia la vida cuando un pequeño niño llega a su vida. Stephanie Rogers, viuda y madre de un pequeño revoltoso con el cual no sabe que hacer. ¿Qué sucederá cuando la vida de ést...