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Sr. Stark

El mundo sin duda era muy pequeño.

Stephanie suspiró con desgano al ver el accidente frente a ella mientras bajaba del auto. Su compañera sonrió levemente, siguiéndola.

Ambas se acercaron hacia las dos personas involucradas. Uno de ellos estaba completamente exaltado, mientras el otro solo miraba indiferente la situación.

Bucky se encargó de despejar el lugar y evitar alboroto.

—...¡Rico de mierda, aprovechado!

—Mejor cierra tu sucia boca y piensa mejor lo que dirás.

Ambos hombres se giraron con sorpresa hacia la rubia. Tony estaba pasmado en su sitio sin saber cómo reaccionar.

—¿Me pueden explicar qué sucedió?—Stephanie se paró firmemente frente a ambos, colocando las manos en su cinturón.

El otro tipo inmediatamente comenzó a soltar una berborrea sobre el accidente, señalaba a Stark con fuerza como si quisiera puntualizar su odio hacia él.

Stephanie suspiró.

—Señor Stark, ¿Puedo hablar con usted?

Tony asintió, avanzó a pasos lentos hacia la rubia, y luego, se alejaron un poco más.

—¿Hay algún motivo por el que no haya arreglado aún ésta situación?

Tony se sintió expuesto ante los fijos ojos azules de la policía. Sabía que ella hacía esa pregunta porque, quizás, ya conocía la respuesta.

Se cruzó de brazos y se tocó el mentón como si estuviera pensando su respuesta.

—Seeeee, soy un buen ciudadano, no sé a qué se refiere—Respondió, poniendo ojos de inocente.

La rubia alzó una ceja en incredulidad. A su espalda pudo oír de nuevo al otro hombre despotricando contra Stark, el sonido de un vidrio rompiéndose, y luego Jemmina estaba tirando al hombre al suelo para esposarlo.

—Sus múltiples multas dicen algo diferente de usted, Señor Stark—Dijo la rubia con seriedad.

Tony sonrió ampliamente como si hubiera obtenido una respuesta.

—¿Me ha estado investigando, Señorita Rogers?—Dijo Tony con un tono insinuante.

El rostro de Steph tomó una tonalidad ligeramente rosa, pero no quitó su gesto de seriedad.

—Es mi deber saber cosas—respondió esquivamente. De reojo vio a su amiga subir a aquel sujeto al auto, entonces supo que era tiempo de irse—. Acompañenos Señor Stark, ya que ese tipo no va a dejar las cosas fáciles.

***

El trayecto a la estación fue incómodo. La otra chica policía iba sentada en medio de los otros dos para evitar que pelearan. Tony no tenía idea de cómo es que podía ir tan campante, como si dos hombre no supusieran un reto para ella. Tony se daba cuenta de las esporádicas miradas que les daba la rubia, como una maestra que vigila a un par de niños.

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