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Visitas

El cuerpo y la cabeza le dolían horrores. Había un dolor punzante que iniciaba en su abdomen y se extendía alrededor de la zona. Otra incomodidad estaba en su brazo derecho y en su hombro. Sentía los párpados pesados y la boca pastosa como si hubiera pasado mucho tiempo con la boca abierta en un lugar muy caluroso. Aturdida era una palabra que describiría bien su estado en ese instante.

Trató de moverse, pero su cuerpo parecía anclado a la cama en la que estaba.

Thor se puso alerta cuando escuchó un leve quejido de parte de su hermana. Se puso de pie de un salto del silloncito que ocupaba y se acercó a la camilla. Se arrodilló en el suelo y tomó una de las manos de la rubia.

—¿Steph?—llamó con voz preocupada.

Escuchó la voz de su hermano, lo único que pudo hacer en respuesta fue apretar el agarre en su extremidad.

—Steph, estás bien, tranquila. Llamaré a un doctor.

Steph sintió un beso contra su mano y luego unos pasos alejándose de manera apresurada. ¿Qué diablos estaba pasando? No trató de recordar nada, pues por algún motivo sabía que antes había estado en una situación similar.

La puerta se abrió nuevamente. Esta ocasión fueron más pasos los que se escucharon, por lo que ella dedujo que se trataba, seguramente, del personal médico.

***

Stephanie volvió a estar conciente luego de un par de horas. Su cabeza ya no punzada demasiado, así que al abrir sus ojos de manera lenta, no fue tan doloroso. Acostumbrada a su trabajo, inmediatamente sus observaciones le dijeron que estaba en un hospital y que posiblemente tendría heridas de balas.

Se percató de que el suero estaba a punto de acabarse, posiblemente esa era la razón por la que estaba despierta luego de quién sabe cuánto tiempo. Luego, su mirada encontró a su hermano acomodado incómodamente en el pequeño sillón. Sonrió levemente, pues su hermano siempre había sido de complexion grande y todos parecían demasiado pequeños junto a él. Recordó con cariño aquellos momentos de su infancia dónde su hermano siempre fue como un escudo protector cuando ella aún con su escuálido cuerpo se metía en problemas.

Y finalmente recordó a su pequeño hijo. Soltó un pesado y largo suspiro que sonó como si hubiera sido aplastada por una tonelada de preocupaciones.

—Si tu plan es acabar con tu vida sacando todo el oxígeno de tu cuerpo, a ese paso es posible que lo logres.

—¿Tony?—Steph se hubiera incorporado del susto pero, sus heridas le impedían hacer movimientos fuertes.

El castaño estaba recargado contra el marco de la puerta. Se veía desaliñado, cansado y... Preocupado. Y aún así, el maldito se seguía viendo atractivo.

—Sí, así me llaman—dijo él entrando un par de pasos en la habitación.

Stephanie no podía hablar. No esperaba que Tony estuviera ahí. Él no debía estar con ella. No eran nada, así que no tenía porqué cargar con la angustia que generaba su trabajo, su deber. Por otro lado, se sentía culpable. Sabía perfectamente que Tony no la abandonaría, aunque no quería aceptarlo. Muy dentro de sí se sentía emocionada y... No, no podía aceptarlo.

—¿Que haces aquí?—preguntó ella con voz baja. No tenía fuerza ni para replicar.

Tony sonrió de manera irónica, y de algún modo, eso inquietó a Stephanie. El millonario miró al enorme rubio que descansaba del otro lado de la habitación, sin parecer consciente de lo que ocurría.

—¿Creías que no me iba a preocupar el hecho de que estuvieras en un hospital?

Stephanie puso una mirada culpable.

Tony suspiró y negó. Tenía tantas cosas que decirle pero, no era el momento ni el lugar indicado. Sus preocupaciones tendrían que esperar a otro momento. Al menos ahora podía estar tranquilo. Tan solo verla, su mundo volvía a estar estable y eso era aterrador.

—Como sea... No vine aquí a reclamarte—Tony no avanzó más. Se mantuvo unos segundos en su sitio antes de agregar algo más—. Traje unas visitas.

El castaño regresó a la salida, hizo una señal con su mano y luego un par de torbellinos corrieron hacia Steph.

—¡Mamá!/¡Señora Rogers!

Ambos niños estuvieron a punto de saltar sobre ella, de no ser por el genio que los detuvo a tiempo y les recordó con paciencia que la mujer estaba herida y que debían ser cuidadosos.

—Señora Rogers, ¿Detuvo a los malos?—preguntó Peter con ojitos brillantes.

Stephanie tragó saliva y sonrió al menor tiernamente. Miró a Tony brevemente, agradeciendo en silencio la presencia de ambos pequeños.

—Sí, Peter. Esos hombres malos están en la cárcel ahora.

—¡Wow!—exclamó el castañito.

—Mamá, ¿Puedo quedarme a vivir con Peter y con Tony?—preguntó el rubito con un semblante muy pensativo—. Ellos tienen un techo que habla y concede deseos.

Steph estaba confundida pero solo siguió escuchando todo lo que le contaba su hijo sobre la torre Stark y lo que hizo con Peter.

Minutos después los niños fueron alejados. Sam se presentó y Tony los dejó solos. Thor aún no daba señales de despertar.

Con Sam fue que Stephanie tuvo noticias de Bucky y se enteró de que esta perdió su brazo. No está de más decir que la culpa la invadió de inmediato. Todo había ido de mal en peor en ese momento. Retazos de sus últimas palabras antes de la detonación llegaron a su mente. Era confuso pero, taladraba su cabeza y acrecentaba su pesar.

—¿Bucky ya está bien?

—No hace mucho salió de su última cirugía pero, seguirá en observación.

—Gracias Sam.

Ambos se quedaron en silencio. No había mucho que hacer ahora, tan solo esperar a que Bucky quedara fuera de peligro. Su vida estaba cien por ciento al deber. Steph no quería pensar en como se tomaría el hecho de que no podría volver al servicio activo.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2022 ⏰

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