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Pesadilla

Peter y Johnny estaban sobre la tarima, moviendo sus alitas mientras cantaban. El rubito parecía no muy contento con lo que hacía, mientras que las mejillitas de Peter parecían brillar por la enorme sonrisa en su rostro. Era curioso saber que Peter era dos años mayor que Johnny, pues el castañito actuaba como un niño normal, alegre y cariñoso, mientras que Johnny comenzaba a mostrar muchos signos de rebeldía dignos de un adolescente.

Stephanie estaba encantada, no podía dejar de mirar a su hijo y pensar en lo terriblemente encantado que hubiera estado él. Era en momentos así que extrañaba con gran fuerza a su esposo, en lo perfecto que sería el momento.

Los niños terminaron su número y Stephanie, al igual que todos se pusieron de pie para dar un merecido aplauso. Sin embargo, Stephanie alzó su ceja con curiosidad cuando la emoción de uno de los padres sobrepasó la multitud y la hizo buscarlo con la mirada. De nuevo, sintió sus piernas volverse líquido cuando encontró al mismo hombre del auto lujoso, aplaudiendo con fuerza y gritando lo orgulloso que estaba por su retoño.

(Imagen multimedia)
Stephanie sintió su corazón encogerse ante la imagen. El hombre era hermoso, tenía un perfil tan perfecto que se preguntaba si él sería consciente de lo atractivo que era; tal vez las madres que suspiraban a su alrededor responderían a su pregunta, sino fuera porque ella misma también parecía atrapada por el hombre.

—Hay que ir por Johnny.

Steph se sobresaltó al escuchar la voz de Nath tan cerca de sí. Asintió torpemente mientras miraba hacia otro lado, tratando de disimular. Para cuándo su mirada se volvió en busca del castaño, éste ya no estaba. Soltó un ligero suspiro antes de encaminarse en busca de su pequeño.

—Podríamos preparar algo especial para la cena—Dijo Stephanie, para quitarse un poco el mal sabor que le generaba la burla silenciosa de su amigo.

—¿Qué tal hamburguesas?

Stephanie viró sus ojos.

—Sabes perfectamente lo que pienso de la comida chatarra—respondió ella.

Nathaniel bufó.

—Solo por hoy, creo que Johnny se lo ha ganado. Lo cierto es que desde que le pusimos ese feo traje esperaba que se lo quitará en los siguientes cinco segundos.

Stephanie se detuvo, con una mirada molesta.

—Oye, no es un traje feo.

—Lo es, estaba mejor lo que habíamos hecho Johnny y yo.

—Johnny no iba a venir vestido de dinosaurio—Gruñó Steph—. Y cierra ya la boca y vamos por él.

***

—¡Papá! ¡¿Nos viste?!

Tony sonrió y recibió a su hijo con un apretado abrazo, al tiempo que lo alzaba en el aire y giraba con él.

—¡Por supuesto que los vi!—Dijo Tony entre dientes con una enorme sonrisa—Fue genial.

Peter tomó el rostro de su papá y le dió un besito en la punta de su nariz.

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